Mario G¨®mez, 2; Cristiano, 0
El delantero alem¨¢n ha ganado este curso dos veces la partida al portugu¨¦s
Repantigado en el asiento delantero del avi¨®n, en la madrugada del domingo, de Lviv a la base de Gdansk, Mario G¨®mez (Riedlingen, Alemania; 1985) no pod¨ªa parar de sonre¨ªr. Era un hombre feliz. Tras pasar el control antidopaje, perdi¨® el vuelo de sus compa?eros y vol¨® en un ch¨¢rter de periodistas germanos. All¨ª estaba tambi¨¦n su novia, Silvia, que aguz¨® el o¨ªdo cuando escuch¨® hablar a los reporteros sobre su prometido. Lo primero fueron las bromas del entrenador, Joachim L?w, reconociendo su enfado con el cuarto ¨¢rbitro por no permitirle cambiar antes a G¨®mez por Klose. Despu¨¦s, la continuidad de las chanzas por parte de Klose, que se preguntaba por qu¨¦ no ech¨® antes alguien la pelota fuera para facilitar su entrada en el campo. El caso es que, mientras el cartel del cuarto ¨¢rbitro se?alaba el n¨²mero de G¨®mez para enfilar el camino del vestuario, el delantero de ascendencia granadina dio la victoria a Alemania ante Portugal de un cabezazo cruzado (1-0).
El problema end¨¦mico de la selecci¨®n lusa ha sido la falta de un goleador
¡°Era mi ¨²ltima oportunidad¡±, reconoci¨® el propio G¨®mez. La ¨²ltima bala antes de ser despedido, qui¨¦n sabe si para el resto del torneo. Su actuaci¨®n hasta ese minuto 73 hab¨ªa sido decepcionante. Como lo fue en los anteriores grandes campeonatos, en la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010. Con la diferencia de que esta vez llega con el prestigio de un goleador consolidado en su ¨²ltima temporada en el Bayern M¨²nich: 41 goles en 52 partidos. La esquizofrenia de G¨®mez es que, siendo de ascendencia espa?ola, vive en un cuerpo de alem¨¢n (mide 1,89 metros), pero tiene la mentalidad de un latino. Quiere divertirse y participar en el juego, pero no siempre lo consigue. En el choque contra Portugal estuvo ausente, sin que los extremos, M¨¹ller y Podolski, llegaran a la l¨ªnea de fondo para centrar y buscar su remate. Con todo, el diario sensacionalista Bild se dej¨® llevar por la euforia del gol y titul¨®: ¡°G¨®mez, eres grande¡±.
Otros, sin embargo, fueron mucho m¨¢s cr¨ªticos. Mehmed Scholl, excentrocampista creativo del Bayern y de la selecci¨®n alemana, tir¨® con bala: ¡°No existen ya delanteros centros que no ayuden a sus compa?eros y que se dediquen solo a esperar los pases. Es demasiado poco lo que aporta G¨®mez¡±. ¡°Es un cl¨¢sico delantero centro. No le podemos pedir tanto¡±, terci¨® Lothar Matth?us, el excapit¨¢n de Alemania.
Al final, en dos remates, los dos de cabeza, G¨®mez consigui¨® un gol v¨¢lido y otro mal anulado.
Esta vez, G¨®mez llega con el prestigio de un goleador consolidado en su ¨²ltima temporada en el Bayern M¨²nich: 41 goles en 52 partidos
En la otra esquina, Cristiano Ronaldo, que remat¨® cuatro veces, se qued¨® sin recompensa alguna. El s¨¦quito de su representante, Jorge Mendes, vio el partido en directo en el estadio Arena, de Lviv. Lleg¨® acompa?ado de Jos¨¦ Mourinho, el t¨¦cnico del Madrid, al que muchos consideran el entrenador en la sombra de la selecci¨®n portuguesa. Su gesto, con los dedos ¨ªndices imitando un disparo, dirigido a los jugadores tras haber escuchado el himno luso, trataba de motivar a los chicos de Paulo Bento. Este se dio por satisfecho con el juego ante Alemania. ¡°Tuvimos el control hasta el gol y despu¨¦s una reacci¨®n por la que merecimos, como m¨ªnimo, empatar¡±, analiz¨®.
El Madrid estuvo muy presente en el choque germano-luso. Khedira y ?zil por parte alemana. Pepe y Cristiano, por parte portuguesa. El ¨¦xito de G¨®mez, adem¨¢s, supuso que el delantero del Bayern se impusiera a Cristiano por segunda vez en esta campa?a: la primera fue en las semifinales de la Champions, aunque Portugal, esta vez, mereci¨® m¨¢s.
Es cierto que Cristiano estuvo algo perezoso en la primera parte, pero en la segunda s¨ª fue el atacante total del Bernab¨¦u. Percuti¨® por la izquierda media docena de veces, superando con mucha facilidad en el uno contra uno a un flojo Boateng, pero sus centros hacia atr¨¢s no encontraron finalizador. Ese ha sido un problema end¨¦mico en la selecci¨®n portuguesa. Su falta de un goleador. No lo es Cristiano, que promedia un tercio de tantos menos en su equipo nacional que en el Madrid. Y tampoco lo fue un irrelevante Helder Postiga. A la espera de si el joven Nelson Pereira se consolida en el puesto, Portugal echa mucho de menos a Pauleta, trajeado en el viaje de vuelta junto a los miembros de la federaci¨®n.
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