Cristiano, dioses y egos

Despedido Ibrahimovic, hoy puede ser el turno de Van Persie y Robben, y de Cristiano Ronaldo. Ninguno ha trasladado su ego al c¨¦sped y en este Hollywood en el que viven casi todos olvidan que se trata de un juego colectivo donde los solistas, m¨¢xime en este tipo de torneos de corta distancia, deben aportar lo suyo. De los citados, incluido Ibrahimovic, que ya va camino de casa, nadie ha dado un paso adelante, salvo para descararse ante alg¨²n altavoz muy suyo. Lo hizo Cristiano, que, aun despechado tras fallar dos goles cantados ante Dinamarca, rebobin¨® contra Messi, fuera del charco, que no tiene palabras ni contra ¨¦l ni para consigo mismo. Son los tiempos de los camerinos, que no vestuarios, y las galaxias individuales. Una forma burda de buscar una vez m¨¢s el consentimiento general a costa de un titular exculpatorio, que por atractivo para la audiencia sirva para desviar la atenci¨®n sobre uno mismo.

Cristiano Ronaldo, Ibrahimovic, Robben, Van Persie... ninguno ha dado un paso al frente

Ninguno de los citados supone un caso ins¨®lito. No son pocos los jugadores a los que su selecci¨®n les ha sacudido la p¨²rpura. Pero hoy su pasarela les lleva a hombros de tal manera que una descarga, un fracaso, en los campeonatos de alto nivel no supone m¨¢s que un ligero rasgu?o del que sale mal parado el colectivo. Algunos est¨¢n para el Bal¨®n de Oro, no para el podio compartido. ¡°Yo, sin los dem¨¢s, no soy nada¡±, suele recordar Xavi, nombrado mejor jugador de la Eurocopa que ahora defiende Espa?a, un equipo con m¨¢s gregarios que dioses, un grupo ejemplar, gane o pierda, al servicio de una idea.

A la espera del partido de hoy ante Holanda, todas las pistas de Cristiano en el torneo han sido negativas. Poca participaci¨®n, goles fallados y un sinf¨ªn de aspavientos contra sus compa?eros, el empedrado y otros embrujos, hasta derivar en un azote a Messi, que ni pasaba por all¨ª, aunque bien sabe el argentino lo que es despe?arse en casa. Al borde del abismo, para Cristiano no hubo mejor excusa que su reivindicaci¨®n personal, no la de su selecci¨®n portuguesa, como si fueran dos mundos ajenos. Lo mismo, de alguna manera, hizo Robben, que se fue descarado y malhumorado del partido ante Alemania una vez relevado. As¨ª deben sentirse uno y otro, como si fueran dos sat¨¦lites distintos. Hoy es su d¨ªa, el turno de dar un paso adelante y poner su endiosamiento al servicio de Portugal y Holanda, que son quienes les ponen la alfombra, no al rev¨¦s. Y todos, aunque tengan poca memoria, tienen cuentas pendientes. La de CR se perpet¨²a desde 2004, cuando sucumbi¨® en Lisboa ante Grecia en la Eurocopa de aquella edici¨®n. Robben tuvo el Mundial de Sud¨¢frica en sus pies.

¡°Yo, sin los dem¨¢s, no soy nada¡±, recuerda Xavi, s¨ªmbolo de una Espa?a gremial

Espantado de puntillas Ibrahimovic, lo mismo puede suceder con Van Persie, m¨¢ximo goleador de la Premier, y con Robben, de los que apenas hay noticias por Polonia y Ucrania, y que como ocurre con CR ¡ªno tanto con el sueco¡ª tienen un grupo alrededor con el talento suficiente como para no excusarles. Holanda y Portugal tienen cesto como para que sus estrellas brillen y, en caso contrario, si vienen mal dadas, al menos para que acudan al socorro. La vida en los clubes tiene otra resonancia, mayor frecuencia medi¨¢tica, pero a los futbolistas se les mide por todo, selecci¨®n incluida.

En un campeonato aceptable hasta la fecha (al menos, ni un cero a cero), algunas de las grandes estrellas alistadas a¨²n no han dado se?ales de vida. Ha llegado su momento, como el de Rooney, ya liberado para el tercer partido, vital para Inglaterra ante Ucrania. El f¨²tbol, como otros deportes gremiales, tiene momentos en los que es preciso que los genios abran la l¨¢mpara. Y sin excusas. Los grandes, si caen, debe ser con un paso al frente.