El Incre¨ªble Hulk ¡®azzurro¡¯
Balotelli afila ya sus m¨²sculos para v¨¦rselas con Espa?a el pr¨®ximo domingo, en la cita suprema de la competici¨®n.
Renqueante pero feliz, se march¨® a la ducha sustituido por Di Natale (minuto 68). Fue felicitado por todos y cada uno de sus compa?eros en el banquillo. Mario Balotelli (Parma, 1990) hab¨ªa estado, por fin, a la altura de su desmesurada fama, labrada en una cascada de extravagancias cometidas fuera de los estadios. Pero esta vez la exhibici¨®n fue dentro de uno, en el Nacional de Varsovia, en una semifinal de la Eurocopa, ante la desmitificada Alemania, que estuvo deste?ida por la alineaci¨®n miedosa de su seleccionador, Joachim L?w.
Cada gol tiene una celebraci¨®n para Balotelli, que acababa de acribillar por segunda vez a Neuer. Era el momento de tirar de la imaginaci¨®n: camiseta fuera y contracci¨®n de los m¨²sculos del tren superior en un gesto imitando al Incre¨ªble Hulk, el superh¨¦roe del c¨®mic creado por Stan Lee y Jach Kirby en la compa?¨ªa Marvel en 1962. Una tarjeta amarilla absurda, pero trat¨¢ndose de ¨¦l, correr¨ªa el riesgo: entraba en la historia de la Eurocopa.
Esta vez hubo mucho m¨¢s que mercadotecnia: un desmarque al pase largo de Montolivo a la espalda de Lahm, un control orientado con el pecho, una prolongaci¨®n con la espuela de la bota izquierda y, mientras botaba la pelota, un disparo a quemarropa abri¨¦ndose hacia la escuadra izquierda de Neuer. Impecable t¨¦cnicamente. Como lo hab¨ªa sido un cuarto de hora antes el cabezazo, marcando los tiempos, a un centro precioso desde el extremo izquierdo de Cassano. Los dos delanteros azzurri dejaron en evidencia a los centrales germanos. Cassano, al girarse sobre s¨ª mismo mientras Hummels pasaba de largo; Balotelli, saltando ante las mism¨ªsimas barbas de Badstuber.
Para celebrar su segundo gol se quit¨® la camiseta y contrajo los m¨²sculos del pecho
Antes del encuentro, Balotelli ense?aba su nuevo peinado (una cresta vertical te?ida de blanco sobre un cr¨¢neo pelado) a su amigo y rival Boateng (despedido despu¨¦s con silbidos por sus propios aficionados). Lejos de parecer tenso ante el partido m¨¢s importante de su vida, el semblante del nueve italiano era absolutamente relajado. El estado de ¨¢nimo perfecto para convertirse en todo un h¨¦roe.
Ya durante la ma?ana, la hinchada italiana se hab¨ªa paseado por las calles de Varsovia con la intuici¨®n de que, si por fin aparec¨ªa Balotelli, La Azzurra se disparar¨ªa hasta la final. Para sentirse definitivamente bella, solo le faltaba el remate y prolongar as¨ª el mito de su invencibilidad frente a Alemania: le ha ganado cuatro veces y empatado otras cuatro. Nunca part¨ªa de favorita, pero siempre sali¨® adelante.
Balotelli afila ya sus m¨²sculos para v¨¦rselas con Espa?a el pr¨®ximo domingo, en la cita suprema de la competici¨®n. Un duelo precedido en la primera fase por un empate a un gol. Pero entonces se trataba del debut y ahora es la culminaci¨®n.
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