Bendita final
Qu¨¦ alegr¨ªa da que se encaren por el t¨ªtulo dos pa¨ªses mediterr¨¢neos, sin contenciosos especiales que les enfrenten
Bendita sea esta final porque se ahorrar¨¢ titulares como Ciao ciao Culona: se public¨® en la primera p¨¢gina de un peri¨®dico italiano de derechas tras el 2-1 contra Alemania. Si lo cito, avergonz¨¢ndome en nombre de la profesi¨®n, es para dar una idea de ad¨®nde puede llevarnos el f¨²tbol, de cu¨¢nta escoria machista se puede nutrir. Tras la victoria. Durante estos d¨ªas, entre la televisi¨®n y los peri¨®dicos, con un ¨¦nfasis y un lenguaje de los a?os veinte, se celebra la fuerza de la Italia multi¨¦tnica. M¨¢s lo eran Alemania, y tambi¨¦n Inglaterra, pero dej¨¦moslo estar. Estos son los milagros del f¨²tbol, que resucitaba el ciclismo en tiempos m¨¢s pobres (Bartali, Coppi, a principios de la posguerra) y despu¨¦s a ning¨²n otro equipo (waterpolo, voleibol) y a ning¨²n otro atleta. Parece que solo el f¨²tbol una de manera tan r¨¢pida y fomente el orgullo de pertenencia. Preferir¨ªa que se activase cuando se trata de pagar impuestos, no por una cuchara de Pirlo, pero paciencia.
Italia es un pa¨ªs orgulloso de ser multi¨¦tnico. Tiene leyes de corte racista (la ley Bossi-Fini) y hasta hace unos meses hubo ministros que predicaban no solo el rechazo a las pateras que llegaban desde ?frica a nuestro pa¨ªs, sino que se hundieran a ca?onazos. No pocos de aquellos que gritaban en nuestros estadios ¡°?no hay negros italianos!¡± har¨ªan cola por cantar un gol de Balotelli. Balotelli es Supermario, obviamente, mientras que el primer ministro Monti, es solo Mario. Bendita sea esta final, pues. Dos pa¨ªses mediterr¨¢neos, sin contenciosos especiales que les enfrenten. Por lo tanto, se han ahorrado las comparaciones m¨¢s obvias (no fue as¨ª con Alemania): ?Mejor Goya o Caravaggio? ?Cervantes o Manzoni? ?Mar¨ªas o Baricco? ?De Gregori o Serrat? ?El cochinillo asado a la castellana o a la sarda? ?El tinto del Piamonte o de La Rioja? Es solo un partido de f¨²tbol, probablemente ser¨¢ bello y tal vez no basten 90 minutos para decidir la victoria.
No pocos de los que gritaban en nuestros estadios ¡°?no hay negros italianos!¡± har¨ªan cola por cantar un gol de Balotelli
Hasta esta noche, Espa?a es campeona del mundo y de Europa. Italia lo ha sido. Que en solo dos a?os haya pasado del desastre en Sud¨¢frica a la final europea refleja el ¨®ptimo trabajo de Prandelli. Pero que en solo cuatro a?os pasara del triunfo en Berl¨ªn al desastre en Sud¨¢frica refleja la rapidez con la que cambia la cotizaci¨®n en la Bolsa del calcio. Vista desde aqu¨ª, Espa?a tiene dos grandes religiones, el guardiolismo y el mourinhismo. Como guardiolista, me complace que Del Bosque sea un estimable compa?ero de bando. Cuenta con la ventaja de poder pescar en dos grandes lagos (Madrid y Bar?a) mientras que Prandelli debe apa?arse con un bloque del Juventus porque otros grandes equipos, el Milan en particular, son m¨¢s dados a fichar extranjeros. La verdadera ventaja del f¨²tbol espa?ol, en mi opini¨®n, es que predica y ejecuta una pol¨ªtica de cantera, mientras que en Italia se predica, pero no se ejecuta.
La actitud del italiano medio ha cambiado mucho en pocas semanas, algo que poco a poco ha llegado a la squadra azzurra. Era un mont¨®n de vagos, de asnos, y por la propiedad transitiva de apostadores que compraban y vend¨ªan los partidos, y Prandelli una gran persona, s¨ª, pero hablaba como un cura y estaba empecinado con la recuperaci¨®n del hijo pr¨®digo (Balotelli), de los bad boys (Balotelli y Cassano), y tambi¨¦n quer¨ªa un juego coral que no era acorde con el morder y huir, catenaccio y contraataque. Hoy, a la espera del resultado, Prandelli es un genio y todos los jugadores h¨¦roes que nos hacen olvidar el spending review (la revisi¨®n de los salarios) y todo aquello que va mejor decir en ingl¨¦s, porque as¨ª se entiende menos. Si hablamos de f¨²tbol, Italia parece m¨¢s fresca que Espa?a. Italia jug¨® su mejor partido contra Alemania (y contra Espa?a); Espa?a, contra Irlanda (y contra Italia). Prandelli ha hispanizado a Italia, mejorando el dominio del bal¨®n y las opciones de los centrocampistas, todos con buenos pies. Prandelli cuenta con un delantero fuerte e imprevisible. Del Bosque ha extremado el guardiolismo renunciando a un nueve puro (pero con F¨¤bregas en lugar de Messi no es lo mismo).
Yo no desatender¨ªa a Llorente; es una opini¨®n, no un consejo. La posesi¨®n del bal¨®n es una cosa digna y justa, pero parece que en Espa?a se desaconseje el tiro a puerta desde m¨¢s de ocho metros (a excepci¨®n de las jugadas a bal¨®n parado) y est¨¦ prohibido jugar el bal¨®n por alto. Cualquier peque?a variaci¨®n de este juego no le har¨ªa da?o.
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