¡°Me hubiera gustado jugar con Iniesta¡±
Campe¨®n del mundo en 1982, resume as¨ª el duelo de hoy: "Para ver f¨²tbol, el espa?ol; para competir, el italiano"
Dino Zoff lo defini¨® con pocas palabras: ¡°Con una sola mirada pon¨ªa orden¡±. A Giancarlo Antognoni le llamaban Il Bello por algo m¨¢s que su aspecto, triunfante en la ¨¦poca. Sobre todo primaba su juego. La gente no sab¨ªa c¨®mo era en su vida personal, pero lo ten¨ªa pillado en su vida futbol¨ªstica: un estilista, tranquilo, adicto al orden del juego, al pase genial, al f¨²tbol como espect¨¢culo, al culto por el bal¨®n. Il Bello ten¨ªa poco que ver con el estereotipo italiano: jugadores aguerridos, aburridos, atrevidos, especulativos... toda la imaginer¨ªa que acompa?a a una selecci¨®n cuatro veces campeona de mundo. Hasta Antognoni, fiel a s¨ª mismo y a su estilo, admiti¨® su sorpresa "por haber jugado en el Calcio, a pesar de mis caracter¨ªsticas¡±.
Sin embargo, la pasi¨®n entre Antognoni y Espa?a es mutua, en el Mundial de 1982: ¡°Nunca olvidar¨¦ aquel parador de Lugo que me dej¨® el mejor recuerdo de Espa?a. Aquellos 22 grados constantes fueron nuestro mejor tratamiento, sobre todo al compararlos con los 40 de Barcelona. Adem¨¢s, cuando Espa?a fue eliminada, los espa?oles se hicieron de Italia y la verdad es que not¨¢bamos su apoyo¡±. Lo cierto es que Italia fue muy criticada por su escaso rendimiento en la fase previa en Galicia, pero luego tuvo una reacci¨®n triunfante eliminando en la segunda ronda a Brasil, dejando mudo a Sarri¨¤, y a la Argentina de Maradona.
A Antognoni, Prendelli, el actual seleccionador italiano, le recuerda mucho a Bearzot, el del t¨ªtulo de 1982, ¡°porque da pocas ¨®rdenes t¨¦cnicas y deja mucho margen de libertad al futbolista para que improvise¡±. Cuando jugamos la final de Espa?a, Bearzot siempre daba tres consignas en la charla previa. Antes del partido de la final contra Alemania Nos dio la primera: ¡®Hay que ganar¡¯, dijo. ¡®La segunda: No podemos perder¡¯. Y se call¨®. Entonces, le preguntamos: ¡®?Y la tercera?¡¯, ¡®Est¨¢ en las dos primeras¡¯, sentenci¨®.
Fiel a su estilo, admiti¨® su sorpresa por triunfar en el 'calcio' con sus caracter¨ªsticas
No hay rencor ni deudas pendientes. Solo an¨¢lisis. Antognoni asegura que ¡°me hubiera gustado jugar junto a Iniesta, por su fantas¨ªa, por su forma de ver el f¨²tbol¡±. Sin duda hubiera disfrutado, porque su f¨²tbol ten¨ªa m¨¢s que ver con el juego del albacete?o que con el de otros compa?eros italianos. Pero a rengl¨®n seguido asegura que ¡°Italia es superior an¨ªmicamente a la Espa?a actual, no en vano la Azzurra he eliminado a Inglaterra y Alemania. Eso siempre fortalece la autoestima¡±. A Antognoni no le gust¨® la Espa?a que elimin¨® en la tanda de penaltis a Portugal en semifinales. A ¨¦l, que cultiva el f¨²tbol de toque, el que quer¨ªa jugar en su ¨¦poca, y que asegura que Xavi, el faro espa?ol, tiene su oponente en el espejo. ¡°Pirlo es nuestro Xavi. En eso estamos igual¡±.
La duda italiana es Balotelli, el tipo singular, el extra?o, el inesperado. ¡°En cierto modo me recuerda a Paolo Rossi en el Mundial del 82. Son distintos, pero coinciden en la misma cosa: solo el gol puede desbloquear a un goleador.. Por m¨¢s vueltas que se le d¨¦, el gol es la ¨²nica medicina. Y hay que ver como acab¨® Paolo...¡±
Los tiempos van cambiando, aunque la historia permanece. Antognoni, el fino estilista, el armador del juego, tiene una frase que sentencia la eterna diferencia entre Espa?a e Italia. ?l la aplica a la situaci¨®n actual. ¡°Para ver el f¨²tbol, el espa?ol; para competir, el italiano¡±
Balotelli me recuerda al caso de Paolo Rossi: solo el gol redime a los delanteros"
En el fondo resume la genetica que impera en una final europea in¨¦dita a la que ambos asoman con distinta mirada. Probablemente Espa?a admira tanto a Antognoni como Il Bello a Espa?a. 30 a?os despu¨¦s, los clich¨¦s se difuminan. Ni es la Espa?a racial el toro, ni es la Italia pacata del catenaccio.
El respeto es mutuo. M¨¢s a¨²n por un futbolista adicto al toque, al ¨²ltimo pase, a la pared, al remate que conf¨ªan en la psicolog¨ªa italiana, pero teme la t¨¦cnica espa?ola. ¡°A nosotros no cost¨® mucho superar la primera fase en Galicia y sin embargo fuimos creciendo despu¨¦s. Ahora Italia ha llegado con un cambio generacional y de estilo y tambi¨¦n ha crecido a medida que avanzaba la competici¨®n¡±. Por eso Il bello espera una bella final.
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