Wiggins y sus ¡®enemigos¡¯
En la etapa jur¨¢sica, Francia descubre al escalador con el que so?aba, Pinot, y el l¨ªder ingl¨¦s muestra su mal car¨¢cter
Hace 50 a?os, Tom Simpson s¨ª visti¨® de amarillo. Un d¨ªa. Fue el primer ingl¨¦s que lo hizo. Un emigrante en un equipo franc¨¦s, el de las achicorias Leroux de Darrigade, en un Tour que termin¨® sexto. El l¨ªder ingl¨¦s del Tour de 2012 corre en un equipo de capital ingl¨¦s, de nombre ingl¨¦s alto como el cielo, al que todos los ciclistas miraron aprensivos al levantarse de una noche de rayos y truenos, con un m¨¢nager ingl¨¦s y directores ingleses (solo el mago Kerrison, el rey de la preparaci¨®n f¨ªsica y los ordenadores, es australiano). Un proyecto ingl¨¦s con car¨¢cter ingl¨¦s, como el de Bradley Wiggins, que habl¨® como un futbolista ingl¨¦s y dijo que eran unos fucking wankers (feas palabras que la po¨¦tica traductora del Tour se neg¨® a verter al franc¨¦s, y que vienen a significar putos amantes del onanismo mental) aquellos que osan comparar su impoluto Sky con el US Postal que hace 10 a?os causaba furor.
Clasificaci¨®n general
1. Bradley Wiggins (GBR/Team Sky) 38h:17m:56s
2. Cadel Evans (AUS/BMC Racing) a 10 segundos.
3. Vincenzo Nibali (ITA/Liquigas) 16.
4. Denis Menchov(EST/Cofidis) 54.
5. HAIMAR ZUBELDIA (ESP/RadioShack) 59.
6. Christopher Froome (GBR/SKY) 1:32.
7. Maxime Monfort (BEL/RadioShack) 2:08.
8. Jurgen Van den Broeck (BEL/Lotto) 2:11.
9. Nicolas Roche (IRL/AG2R) 2:21.
10. Rein Taaramae (EST/COFIDIS) 2:27.
Armstrong seguramente habr¨ªa aplaudido la respuesta de su potencial heredero, pues no menos feroces (y sin palabras prohibidas) ni soberbias eran sus respuestas a los pobres periodistas que en sus tiempos se atrev¨ªan a preguntarle por su gusto por los corticoides, por ejemplo. Por uno de esos vericuetos inevitables en el ciclismo, el deporte en el que la duda forma parte de sus mandamientos, la new wave conduce a los old times, y la iron¨ªa hist¨®rica no le gusta al amante de los Style Council, que abandon¨® el cami¨®n de prensa dejando el micr¨®fono de golpe sobre la mesa y profiriendo un sonoro asshole, un insulto en ingl¨¦s que Pascale tambi¨¦n prefiri¨® no traducir. ¡°Y si me hacen preguntas como estas no vuelvo¡±, amenaz¨® Wiggins, tan grande de amarillo, al jefe de prensa del Tour. Despu¨¦s se fue al cami¨®n del antidopaje, donde, cuentan los que all¨ª pasan el d¨ªa, le gusta mostrar sus maneras jur¨¢sicas tir¨¢ndole los papeles firmados a los inspectores. Es, quiz¨¢s, el privilegio de los campeones.
Todo ello ocurri¨® no muy lejos de un dinosaurio de piedra gigantesco que vigilaba la rotonda a un kil¨®metro de la meta de Porrentruy, la ciudad suiza del Jura en que termin¨® una etapa magn¨ªfica, y entre el olor a purines que aromaba la meta, un viejo aer¨®dromo de hierba empapada, y donde gan¨® un chaval del 90 y vestido de blanco, el m¨¢s joven del Tour, llamado Thibaut Pinot (como el estribillo comercial del r¨ªmel y los ojazos negros, pron¨²nciese tib¨®-pin¨®), el escalador, quiz¨¢s el ciclista, con el que Francia so?aba desde antes incluso de que naciera (el ¨²ltimo Tour franc¨¦s, el quinto de Hinault, un recuerdo obligado en una cr¨®nica al menos cada a?o, data de 1985).
Poni¨¦ndose el foco tan descaradamente en s¨ª mismo, Wiggins cometi¨®, como aquellos del spaghetti western, dos errores. Uno de injusticia hacia s¨ª mismo y sus compa?eros, porque hizo repasar a todos la ¨²ltima historia del Tour y recordar que el mayor s¨ªntoma sospechoso no es una actuaci¨®n individual extraordinaria sino una acci¨®n colectiva. Y la memoria enseguida extrajo al Telekom en el 96, al Festina en el 97, al US Postal los a?os Armstrong¡
El maillot amarillo insulta a los que comparan su Sky con el US Postal
El otro, de injusticia hacia el talento de Pinot, uno de la generaci¨®n de Peter Sagan, el otro boom del Tour, que ya a los 19 a?os, el a?o de su debut, fue rey de la monta?a en el Tour de Romand¨ªa. Bien sabe Wiggins lo muy bueno que hab¨ªa que ser simplemente para coger la fuga, pues fue el ingl¨¦s quien a rueda de sus skies (y ayudado por los Liquigas de Nibali, a quienes tambi¨¦n les gusta la tarea de control como se vio en el Giro) manej¨® el ritmo de marcha todo el d¨ªa en la etapa jur¨¢sica, tan temida por sus seis puertos, por su brevedad, por lo que pudiera pasar. Hubo decenas de intentos y poqu¨ªsimo margen. Los que avanzaban lo hac¨ªan como penados, como condenados, de uno en uno. Poco dijeron los espa?oles (salvo gritos de dolor, Valverde y Samuel, que abandon¨®). La palabra correspondi¨® a otros. Al viejo Voigt, al sueco Kessiakoff, al franc¨¦s Roy. Finalmente a Pinot, quien se exhibi¨® en el temido, cort¨ªsimo y empinad¨ªsimo puerto de la Croix. Fue la palabra m¨¢s alta, pues resisti¨® hasta meta, m¨¢s de 10 kil¨®metros con el viento de cara (y las voces de Madiot, su director oreja) la avalancha final de los nueve mejores del Tour, seleccionados por un ataque de Vandenbroucke y en el que, aparte de observar c¨®mo Evans parece querer volver a ganar el Tour con ataques en el ¨²ltimo kil¨®metro llano, se pudo apreciar al magn¨ªfico Haimar Zubeldia, el ¨²nico espa?ol que dijo algo, manej¨¢ndose con maestr¨ªa.
Hoy, en la contrarreloj, Wiggins, y tambi¨¦n Froome y Evans, seguro que obliga a todos a volver a hablar de ¨¦l. Hasta a los onanistas mentales.
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