Iannone r¨ªe el ¨²ltimo
El italiano le birla la victoria a Espargar¨® en la vuelta final ¡ñ M¨¢rquez, conservador en un d¨ªa aciago, es quinto
Levantaba los hombros, se consolaba, no pudo hacer m¨¢s Pol Espargar¨®, que tuvo la mala fortuna el s¨¢bado por la ma?ana de ser atropellado por Zarco y la buena suerte de no tener m¨¢s que una distensi¨®n en los ligamentos del tobillo derecho, adem¨¢s de m¨²ltiples contusiones. No pudo hacer m¨¢s porque nadie imaginaba siquiera que ser¨ªa capaz de apuntarse la pole despu¨¦s de una ca¨ªda fea y una hora en la cl¨ªnica del circuito. Y pocos pensaban que, con el dolor y la incomodidad de trabajarse el freno trasero con ese pie hinchado, podr¨ªa aguantar el tipo. Solo ¨¦l, optimista, que confiaba en que a la ma?ana siguiente doliera un poco menos. Aguant¨® el tipo, subi¨® al podio, y a punto estuvo de llevarse la victoria con un excelente final de carrera. Pero tuvo que conformarse con ser segundo, pues los ¨²ltimos giros de Andrea Iannone, que corr¨ªa en casa, fueron brillantes.
Inalcanzable el italiano, fue enjugando la ventaja que le hab¨ªa sacado el piloto espa?ol unos cuantos giros antes, a siete vueltas para el final, cuando se desat¨® tras un inicio renqueante. Se hab¨ªa metido en un l¨ªo el de Granollers, que perdi¨® algunas posiciones en los primeros minutos de la prueba y se vio enmara?ado, embutido, entre pilotos con peor ritmo que el suyo, como Rabat, Aegerter o Smith. Y les cost¨® ir remontando, con tanto tr¨¢fico como hab¨ªa en cada curva, donde nadie regala nada.
No lo hizo Nakagami, un invitado inesperado a la fiesta de Moto2, que se coloc¨® primero en el sexto giro y pele¨® por el podio hasta que cedi¨® a la presi¨®n de los reyes de la categor¨ªa. Terminar¨ªa s¨¦ptimo. Espargar¨® lo adelantar¨ªa justo a mitad de la prueba, porque ve¨ªa que Luthi, que rodaba en cabeza, se le escapaba. No quiso permitirlo. Y no lo hizo. Ni siquiera cuando el suizo busc¨® el interior a la desesperada en una curva a la derecha y casi tira al espa?ol. Salv¨® la ca¨ªda, se coloc¨® en cabeza y decidi¨® que su cuerpo no estaba para guerras. En solo una vuelta le sac¨® a Luthi siete d¨¦cimas, y el doble a el siguiente giro. Parec¨ªa que la victoria ser¨ªa suya. Pero se olvid¨® de que nunca se puede descartar a Iannone.
Mientras el espa?ol se quedaba sin gomas, consecuencia del esfuerzo por remontar posiciones y cazar un triunfo, el italiano aguardaba paciente, siempre entre la segunda y la cuarta plaza. Cuando observ¨® que se abr¨ªa una brecha puso una marcha m¨¢s. No fue Espargar¨® quien baj¨® el ritmo, pese a que le costaba mantener su moto en pie en cada frenada, fue Iannone quien empez¨® a rodar medio segundo m¨¢s veloz, se apunt¨® la vuelta r¨¢pida, le dio caza y le adelant¨® despu¨¦s del pen¨²ltimo paso por meta, a final de recta. Fue el italiano el que ri¨® el ¨²ltimo. Y ri¨® mejor.
Ya no pod¨ªa hacer nada el espa?ol, que lo intent¨®, in¨²tilmente, hasta el final. Solo 90 mil¨¦simas de segundo les separaron. Subi¨® con ellos al podio Luthi. Y M¨¢rquez, el l¨ªder del Mundial, metido en aquel grupo durante toda la prueba, en un discreto segundo plano, apost¨® por un plan m¨¢s conservador en un d¨ªa aciago, en el que su moto no respond¨ªa tan bien como acostumbra. Termin¨® quinto. Y fue recibido en su taller con palmaditas en la espalda. ¡°Muy bien¡±, le dec¨ªa su equipo. Cuando uno no est¨¢ para ganar debe saber que el Mundial es otra cosa. Y ese es su reto: el t¨ªtulo.
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