Espa?a va para largo

No se discute el modelo, sino que se aplica. Espa?a se define y distingue por la persistencia en el pase y en la posesi¨®n, incluso por los laureles. Y todas las categor¨ªas inferiores de La Roja pretenden calcar el estilo, siempre con el bal¨®n por bandera, lejos de un f¨ªsico colosal porque eso ya llegar¨¢; si llega. No es una excepci¨®n la sub-19 de Julen Lopetegui, por m¨¢s que tire de las individualidades. Y su c¨®ctel particular, el de la asociaci¨®n en la construcci¨®n hasta la ruptura en los metros concluyentes, fue definitivo para descuajaringar a Grecia y conquistar por sexta vez ¡ªen 11 intentonas¡ª el Europeo. Deulofeu agujere¨® la zaga y Jes¨¦ se ratific¨® como el pichichi del torneo (5 goles), consecuencia l¨®gica de gobernar duelo, rival y bal¨®n, todo en uno. Espa?a va para largo.

Ausente Sa¨²l por una lesi¨®n ante Francia en semifinales, recuper¨® Lopetegui la figura del delantero centro ¡ªtan a pecho se toman eso de ser como la absoluta que en varios duelos han jugado con un 9 mentiroso¡ª, a un Paco Alc¨¢cer que no dribla ni descuenta rivales con el bal¨®n, pero, todo olfato y punter¨ªa, s¨ª que se cobra las posiciones con su cuerpo para fijar a los centrales, jugar de primeras con la l¨ªnea anterior, soltar latigazos. Lo aclar¨® al levantarse la persiana al duelo, con dos disparos mal atinados, buenos avisos.

Poco agradeci¨® Grecia que no le presionaran en exceso en la salida del bal¨®n ¡ªdaba pelotazos para alejarse de los problemas¡ª, pero tampoco les incomod¨® sobremanera el hecho de perseguir casi siempre la pelota, de ensamblarse en su campo para salir al contragolpe, f¨²tbol gen¨¦tico tambi¨¦n. Le bast¨® con eso ante Inglaterra en las semifinales, aderezado con pulmones y coraz¨®n, porque aguant¨® 75 minutos con uno menos. Pero Espa?a es otra cosa. Un equipo que solo concedi¨® una ocasi¨®n clara ¡ªremate demasiado cruzado de Katidis tras una gran jugada de Giannotas¡ª y que se multiplic¨® en ataque hasta conseguir su gol.

Sustentado por Campa?a y Suso en el eje, tan diligentes en el pase como estupendos al corte, Espa?a aguard¨® a la inspiraci¨®n de Oliver Torres, mediapunta que descifra el juego como pocos, que pone el pase en el momento y lugar adecuado. O, lo que es lo mismo, a las carreras de los extremos. Al principio apareci¨® Jes¨¦, pertinaz en las carreras por el flanco derecho, todo un torbellino por m¨¢s que en ocasiones equivocara la elecci¨®n. Prob¨® fortuna en el chut, bien replicado por el guardameta griego, y lo intent¨® con el centro sin encontrar receptor. Despu¨¦s fue Deulofeu el que reclam¨® los focos, demoledor en el quiebro, chup¨®n porque se lo exige el equipo, maquiav¨¦lico porque siempre insin¨²a una cosa con la cintura y hace lo contrario con los pies. Uno, dos, tres, cuantos rivales se le pusieran al paso. Pero, de nuevo, los guantes del meta Dioudis e incluso los postes ¡ªuno de Campa?a y otro de Suso en una falta¡ª esquivaron el gol.

Pero lleg¨® la mezcla de los extremos, el desequilibrio de Espa?a. Deulofeu traz¨® una diagonal hasta el balc¨®n del ¨¢rea y provoc¨® la embestida rival; hueco para el pase, para que Jes¨¦, frente al portero, definiera a gol. Nuevo t¨ªtulo de una Espa?a que no se acaba.