La campeona, de luto
La estadounidense Jordyn Wieber, oro en los Mundiales, fuera de la final individual al ser superada por dos compatriotas
Las cinco adolescentes que representan a la gimnasia estadounidense en los Juegos desbordan confianza en s¨ª mismas. En sus ejercicios, en su forma de desfilar, altiva, casi se podr¨ªa decir que agresiva, hasta en su maquillaje y el modo de recogerse el pelo. Y, por supuesto, en sus palabras. ¡°Hemos venido a hacer nuestro trabajo¡± o ¡°no podemos perder la concentraci¨®n¡±. Esas frases son la base de su discurso, que, al margen de este peque?o mantra, es casi infantil. Saben para qu¨¦ est¨¢n aqu¨ª. Para ganar. Pero en ese camino hacia la gloria que empez¨® en la espectacular portada del Sports Illustrated ol¨ªmpico y que, visto lo visto, solo podr¨ªa frenar Rusia, y tal vez una Ruman¨ªa mejorada, se dejaron atr¨¢s a su musa, a la actual campeona del mundo, a la que desbancaron de la final sus propias compatriotas.
Es Jordyn Wieber, de 17 a?os, un prodigio de fuerza, acr¨®bata imposible, famosa por su frialdad al competir. Esa frialdad se rompi¨® en mil pedazos cuando supo que Gabby Douglas, que tiene 16 y es el nuevo prodigio, y sobre todo Aly Raisman, la veterana, con 18, le hab¨ªan robado el puesto. Wieber se descompuso. Debi¨® de pensar en esos 20 familiares y amigos venidos desde Michigan para apoyarla, en el sacrificio de tantos a?os dedicados a la gimnasia que se quedaban en nada. Comenz¨® a llorar y, como no se le pasaba, su entrenador personal, John Geddert, se la llev¨® casi en volandas, sin detenerse ante los periodistas, tan disgustada estaba.
¡°Me pondr¨¦ bien¡±, asegur¨® un reportero que dijo Jordyn, pero nadie lo oy¨®. La organizaci¨®n pas¨® luego una nota diciendo que estaba ¡°decepcionada¡±, pero ¡°orgullosa de sus compa?eras¡±. Ya daba igual. ¡°Es muy dif¨ªcil encajar este tipo de cosas¡±, subray¨® Martha Karolyi, la seleccionadora norteamericana, la misma que gui¨® en Montreal 1976 los pasos de la rumana Nadia Comaneci (ahora estadounidense) hasta el 10 con su marido, Bela, que tambi¨¦n est¨¢ en Londres, pero como comentarista; ¡°especialmente para alguien como Jordyn, que siempre se ha mostrado tan fuerte¡±.
El triste final de Wieber se explica m¨¢s por lo que es hoy Estados Unidos que por sus propios fallos
El triste final de Wieber se explica m¨¢s por lo que es hoy Estados Unidos que por sus propios fallos. La campeona no se cay¨® de ning¨²n aparato. Con su nota total, 60,032, se habr¨ªa ganado a s¨ª misma el Mundial por casi un punto. Bord¨® el amanar, ese salto de potro, dos piruetas y media en el aire, que se ha convertido en un requisito para vencer. Hizo lo que sabe en las paralelas, un ejercicio que no est¨¢ entre los mejores. Pero tuvo un par de deslices en la barra y se sali¨® del tapiz en el suelo como dos de sus compa?eras, Douglas entre ellas. Nada grave en cualquier otro equipo, pero en Estados Unidos, un vivero de buen¨ªsimas gimnastas desde hace m¨¢s de un decenio, donde los trials, las pruebas clasificatorias, son a veces m¨¢s complicados que ganar un Mundial (la campeona ol¨ªmpica de 2008, la elegante Nastia Liukin, ni pas¨® el corte), esos peque?os tropiezos se pagan caros porque siempre hay alguien con las garras afiladas esperando a ocupar el puesto.
¡°No fue su mejor d¨ªa¡±, reconoci¨® Chow Liang, el entrenador de Douglas y de Shawn Johnson, plata en Pek¨ªn 2008, ante el silencio de Wieber; ¡°pero es normal. Son seres humanos y as¨ª es la competici¨®n". Si Estados Unidos fuera otro pa¨ªs, probablemente alegar¨ªa una lesi¨®n de Raisman para dejar expedito a Wieber el camino a la final, como hac¨ªan en su tiempo los sovi¨¦ticos. Gutsu rein¨® de esta forma en Barcelona 1992. Pero es el de los m¨¦ritos, el de la competencia infinita, y estas pr¨¢cticas no casan bien con esos principios.
Hay que recuperarla para la competici¨®n por equipos¡±, dice la seleccionadora
El trabajo es ahora de los entrenadores, que deben recuperar an¨ªmicamente a la campeona para la final por equipos del martes. ¡°Claro que estoy preocupada, pero no hay nada que le pueda decir ahora¡±, dijo Karolyi; ¡°vamos a apoyarla, pero es ella quien tiene que pasar el luto¡±.
Mientras lo consigue, las rusas presentan su candidatura, como lo hicieron la brit¨¢nica Tewddle con la mejor nota en paralelas y la veteran¨ªsima Chusovitina (37 a?os) en salto. Aunque acabaron su concurso a 1,5 puntos, lo hicieron sin fallos y, al contrario que las estadounidenses, con una alegr¨ªa: la peque?a Komova fue la mejor.
La espa?ola Ana Mar¨ªa Izurieta tuvo un d¨ªa penoso con dos ca¨ªdas en barra y otra en la salida de paralelas para despedirse de los Juegos. Acab¨® 33?.
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