La pantera se come al cisne
La gimnasia circense hace campeona del mundo a la americana Wieber sobre Komova, m¨¢s virtuosa, por solo 33 mil¨¦simas
Hay d¨ªas en que los ¨¢rbitros determinan el resultado de un partido de f¨²tbol. Pero ser¨ªa muy complicado que un pu?ado de decisiones incorrectas acabaran con el juego del Bar?a de Guardiola o de la selecci¨®n espa?ola. En gimnasia no es un juez fall¨®n, sino el nuevo c¨®digo de puntuaci¨®n, que prima sobremanera la dificultad sobre la perfecci¨®n, el que permite que una buena atleta como Jordyn Wieber supere con sus complicad¨ªsimas piruetas dos fallos importantes para convertirse en la nueva campeona del mundo, por encima de la gran esperanza de la gimnasia, la rusa Viktoria Komova. Aunque solo sea por 33 mil¨¦simas.
Es lo que ocurri¨® ayer en Tokio y el margen fue tan estrecho y la sorpresa tan grande que sus protagonistas acabaron llorando. Komova de forma incontrolable; Wieber, de emoci¨®n.
Las dos tienen 16 a?os, la edad m¨ªnima para participar, empezaron a entrenarse siendo muy ni?as y vieron frenadas sus incipientes carreras por una lesi¨®n en el tobillo, Wieber el a?o pasado y Komova pasando por un quir¨®fano alem¨¢n en mayo.
Hasta ah¨ª las similitudes. Porque Wieber es casi una desconocida fuera de EE UU y Komova, que es hija de una buena gimnasta de los 80, Vera Kolesnikova, lleva a?os dando que hablar. Wieber es una gimnasta agresiva y potente, como una pantera, y Komova hace lo m¨¢s dif¨ªcil con la elegancia y la suavidad de un cisne.
El duelo no es solo entre dos atletas, sino entre dos formas de entender la gimnasia. La de Estados Unidos se basa en la fuerza y en acrobacias endemoniadas, casi circenses, sus movimientos son rob¨®ticos y a veces poco est¨¦ticos. La de Rusia hunde sus ra¨ªces en una larga tradici¨®n, en el ballet cl¨¢sico, la t¨¦cnica exquisita, los ejercicios que combinan a la perfecci¨®n ejecuci¨®n y dificultad y que pretenden ser tambi¨¦n peque?as obras de arte.
Pero con el c¨®digo que elimin¨® el 10,00 en 2006 y que suma a la dificultad del ejercicio la ejecuci¨®n -antes se restaba d¨¦cimas por cada defecto-, la batalla est¨¢ perdida para el renovado equipo ruso si no toma m¨¢s riesgos. Basta con un par de ejemplos: el salto de Wieber, con medio giro m¨¢s que el de Komova, le da una ventaja de 0,7 puntos antes de salir a competir. As¨ª que puede caerse y tener la misma nota. Por eso su fallo en las paralelas -en un cambio de bandas sencillo- y su salida del tapiz no impidieron que se alzara con el t¨ªtulo. Como no le impidi¨® a la china Yao llevarse el bronce tras caer de la barra.
Le preguntaron luego a Komova, desconsolada en el desenlace, si cre¨ªa que merec¨ªa ganar. "No", contest¨® a los reporteros mirando al suelo. "?Por qu¨¦?", repreguntaron. "Porque he sido segunda", solt¨®. Y se fue, triste y disgustada consigo misma, tampoco tuvo el mejor d¨ªa, y con la vista puesta en las finales del fin de semana -coincide con Wieber en paralelas, barra y suelo- y, sobre todo, en Londres 2012.
Final individual femenina: 1. J. Wieber (EE UU), 59,382. 2. V. Komova (Rusia), 59,349. 3. Yao J. (China), 58,598. 22. A. M. Izurieta, 53,731.
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