El contador se pone en marcha
Valverde gana en Arrate, por un despiste de Purito, y se convierte en nuevo l¨ªder
Puede que Purito Rodr¨ªguez apele al mantra del masoquismo y piense que la mala suerte no tiene esquinas. Puede que Alberto Contador piense que el que nada intenta, nada consigue. Puede que Chris Froome sostenga que quien resiste acaba venciendo. Y puede que Alejandro Valverde estime que hasta el rabo todo es toro y que la ¨®pera siempre tiene un aria final. Y puede que todos tengan raz¨®n, aunque de momento se la tengan que dar a Valverde, por su tenacidad, por su aliento final, por su fe en la ¨²ltima pedalada que le dio el triunfo de etapa y el maillot rojo de l¨ªder, porque supo empujar la bici en el ¨²ltimo metro, como si de un sprint se tratara, como si de un alem¨¢n se tratase, corpulento e infatigable. Y puede que se la tengan que quitar a Purito Rodr¨ªguez, que se ahorr¨® una pedalada, dej¨® la pierna derecha abajo, como llev¨¢ndose por la inercia, feliz con la teor¨ªa hist¨®rica de que quien sale de la ¨²ltima curva en primer lugar tiene la gloria ganada.
Clasificaciones
Tercera etapa
1. Alejandro Valverde (ESP-Movistar) 3h 49m 37s.
2. Joaquin Rodriguez (ESP-Katusha), m.t.
3. Christopher Froome (GBR-Sky), m.t.
4. Alberto Contador (ESP-Saxo Bank), m.t.
5. Daniel Moreno (ESP-Katusha), a 06s
6. Bauke Mollema (NED-Rabobank), m.t.
7. Eros Capecchi (ITA-Liquigas), m.t.
8. Be?at Intxausti (ESP-Movistar), m.t.
9. Andrew Talansky (USA-Garmin), m.t.
10. Robert Gesink (NED-Rabobank), m.t.
General
1. Alejandro Valverde (ESP-Movistar) 8h 46m 56s.
2. Be?at Intxausti (ESP-Movistar), a 18s.
3. Joaquin Rodriguez (ESP-Katusha) a 19s.
4. Christopher Froome (GBR-Sky) a 20s.
5. Alberto Contador (ESP-Saxo Bank) a 24s.
6. Bauke Mollema (NED-Rabobank) a 28s.
7. Robert Gesink (NED-Rabobank), m.t.
8. Rigoberto Uran (COL-Sky) a 30s.
9. Daniel Moreno (ESP-Katusha) a 33s.
10. Igor Anton (ESP-Euskaltel) a 46s.
Pero la historia en el ciclismo es fr¨¢gil y un despiste se paga con el paso al anonimato, o peor, al oprobio.
Y puede que Contador y Froome hicieran una mueca de asentimiento, un reojillo de complicidad, pensando que ambos hicieron lo que deb¨ªan hacer, atacar el primero, defender el segundo, sin victorias ni derrotas de por medio, y dejando los an¨¢lisis sobre las menudencias t¨¢cticas para momentos posteriores.
Arrate no es un puerto definitivo, pero s¨ª result¨® aclaratorio. Dej¨® escrito en el asfalto que los cuatro candidatos de la Vuelta son los cuatro que llegaron primero. Que Valverde, ahora l¨ªder, no discute con Cobo ¡ªel vigente campe¨®n¡ª porque el c¨¢ntabro se qued¨® ayer clavado en la primera cita exigente de la Vuelta. Que Purito siempre est¨¢ ah¨ª, mientras los puertos no le pidan esfuerzos sobrehumanos ¡ªsu carcasa no es para labores devastadoras, sino intensas¡ª. Que Froome va a estar a la expectativa, agazapado en el firmamento, esperando flaquezas ajenas buscando su descabello puntual. Y que Alberto Contador ha apostado por la combatividad, por no esconderse, por medir a sus adversarios, por quitarles el aliento, por examinarles, tipo test de 300 metros en cada curva.
Hasta en cinco ocasiones atac¨® Contador en la subida a Arrate, despu¨¦s de que Valverde rompiera la monoton¨ªa a poco de iniciarse la ascensi¨®n. Era un Contador enrabietado y mentalista a la vez. Eran ataques cortos, secos, como de rayo y luna llena como dec¨ªa Sabina que era Chavela Vargas. Ataques de prueba, de palpar el coraz¨®n de sus rivales, de evaluar sus sensaciones. No es previsible que en una subida corta, de menos de ocho kil¨®metros, Contador lance cinco ataques, cinco rayos, rectos, directos al ¨¢nimo de sus contrincantes y especialmente al de Froome. Sab¨ªa Contador que Purito y Valverde responder¨ªan porque eran los aspirantes al triunfo, pero quer¨ªa medir m¨¢s que las fuerzas, el ¨¢nimo, el esp¨ªritu de Froome. M¨¢s que cansarle, quer¨ªa aburrirle, probar su voluntad, y de paso ir cortando a posibles rivales inc¨®modos para el futuro (Igor Ant¨®n, Gesink y compa?¨ªa).
Algo de ajedrez hab¨ªa en el asunto con la diferencia de que aqu¨ª no se mov¨ªan peones sino reyes y reinas, ataques frontales, con la voluptuosidad de las grandes citas donde no se admiten actores secundarios. A pie de puerto salieron del camerino los galanes de car¨¢cter, con un poco de maquillaje, pero sin ojeras, despiertos, sabiendo que en cada etapa van a jugar una partida (hoy de ajedrez, ma?ana de mus) en espera de adivinar un farol, de aprovechar un error, de que a alguno de ellos (cuatro) se le caiga una carta al suelo boca arriba y la vea toda la compa?¨ªa.
El de Pinto atac¨® cinco veces para probar la voluntad de Froome
Fue el Valverde implacable, el Purito despistado, el Froome calculador y, sobre todo, el Contador juvenil, ansioso y cauto a la vez, impagable en el esfuerzo, que no se acomoda a su jerarqu¨ªa. Pero tambi¨¦n fue Gilbert, el belga que se escap¨® en el kil¨®metro 1. Ah¨ª es nada, un candidato actuando como un laborioso meritorio en busca de televisiones y protagonismo, pero empe?ado en alcanzar el pie de Arrate con la ventaja suficiente para disputar la victoria. Le siguieron otros siete y todos fueron cazados por la polic¨ªa del pelot¨®n en las calles de Eibar. Encomiable el belga, que quiso arriesgar su prestigio a cambio de atrevimiento, cosa poco habitual en tiempos tan pol¨ªticamente correctos. Disput¨® los sprints intermedios y obtuvo ocho segundos de bonificaci¨®n que le dejaban a dos del liderato.
Al final perdi¨® 6m 43s. Es el precio de la aventura, de la osad¨ªa, de los valores que ya no cotizan en la bolsa de la vida. Ya no existe para la carrera. Existi¨® ayer, y ahora, ya condenado, puede ser un fuguista permitido o un exiliado en breve. Un desaparecido. Hasta ah¨ª dio de s¨ª. Arrate fue una etapa indiciaria, emotiva, m¨¢s m¨ªtica que ¨¦pica, selectiva como un examen de aptitud, descriptiva como la narrativa de Camus. Con un l¨ªder (Valverde), con un desolado (Purito), con un miembro de la resistencia (Froome), y con un jefe (Contador). Y un rebelde (Gilbert) castigado en su osad¨ªa. No est¨¢ mal para 7,5 kil¨®metros de subida.
1? etapa: Castroviejo, oreja y rabo
2? etapa: El chupinazo alem¨¢n
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