El M¨¢laga, en la gloria
El equipo andaluz se clasifica por primera vez para la fase de grupos de la ¡®Champions¡¯ tras mostrarse muy superior a un Panathinaikos sin juego ni ideas
El M¨¢laga vivi¨® su noche m¨¢s m¨¢gica y logr¨® la clasificaci¨®n para la fase de grupos de la Liga de Campeones con solvencia, autoridad y buen juego, cualidades que afloraron para que el conjunto espa?ol adornase su trayectoria con una hist¨®rica gesta que le coloca a la altura de los mejores equipos de Europa. Fue tan superior al Panathinaikos que ni sufri¨® en un duelo en Atenas marcado por la incapacidad del equipo griego, maniatado por la jerarqu¨ªa de Toulalan, los desbordes de Joaqu¨ªn e Izco y la suficiencia defensiva de un grupo que, despu¨¦s de haber padecido tanto durante el verano, toca con las manos la gloria de la m¨¢xima competici¨®n. M¨¦rito de Pellegrini y unos jugadores que mostraron lo mejor en medio de los sinsabores de un club en plena transformaci¨®n por los problemas econ¨®micos. Las penas, con los panes de la Champions, ser¨¢n menos penas a partir de ahora.
PANATHINAIKOS, 0 - M?LAGA, 0
Panathinaikos: Karmezis; Vyntra, Pinto, Vel¨¢zquez, Spyropoulos; Vitolo, Katsouranis (Marinos, m. 70); Zeca (Mavrias, m. 46), Christodoulopoulos, Sissoko; y Fornaroli (Toch¨¦, m. 72). No utilizados: Kapino; Seitaridis, Triantafyllopoulos y Petropoulos.
M¨¢laga: Caballero; G¨¢mez, Demichelis, Weligton, Monreal; Toulalan, Camacho; Isco, Joaqu¨ªn (Portillo, m. 91), Eliseu (Duda, m. 88); y Fabrice (Juanmi, m. 63). No utilizados: Kameni; Sergio S¨¢nchez, Buonanotte y Seba.
?rbitro: H. Hagen (Noruega). Amonest¨® a Katsouranis, Weligton, Vitolo y Marinos.
Vuelta de la ronda final clasificatoria para la Champions: vencedor el M¨¢laga por el resultado global de 2-0. El sorteo de la fase de grupos se efectuar¨¢ ma?ana. Unos 30.000 espectadores en estadio OAKA Spiros Louis.
Hace ya alg¨²n tiempo que los t¨®picos en el f¨²tbol se desmoronan como un castillo de naipes. Por eso los estadios griegos, catalogados hasta la saciedad como verdaderos infiernos, muestran un ambiente mucho menos fiero. Unos 30.000 espectadores se presentaron en el Spiros Louis, menos de la mitad de su aforo, para recibir al M¨¢laga. Un buen escenario para que el cuadro andaluz, que se present¨® con la ¨²nica novedad de Camacho en vez de Maresca, emigrado al f¨²tbol italiano, mostrara de nuevo la superioridad de la ida. Pellegrini, que no se casa con nadie, volvi¨® a apostar por el joven Fabrice. En verdad, el chileno no tiene mucho m¨¢s para elegir.
El Panathinaikos, reserv¨®n hasta la extenuaci¨®n en la ida, apenas tir¨® de un par de acciones agresivas para intentar acogotar al M¨¢laga. Un inicio de equipo desesperado, que usa acciones duras cuando las ideas claras y la imaginaci¨®n no afloran en su f¨²tbol. Ante tan escaso ¨ªmpetu, los de Pellegrini comenzaron a dominar el partido.
Joaqu¨ªn e Isco, bien apoyados por el trabajo incansable de Camacho y Toulalan, se hicieron con el bal¨®n. Las conducciones de lujo de ambos desarmaron al lento centro del campo rival, obligando a Vitolo y Katsouranis a un suplicio en la defensa. En un minuto, el M¨¢laga avis¨®. Un disparo de Isco y otro de Fabrice metieron mucho miedo al Panathinaikos, al que tan solo pod¨ªa meter en la eliminatoria un bal¨®n parado o un detalle, pues el control que ejerc¨ªa su adversario era casi absoluto. Siempre con el bal¨®n, ocupando de forma racional los espacios, el M¨¢laga ni sufri¨®. Como en la ida, los jugadores del conjunto griego asist¨ªan at¨®nitos a su rondo.
Las penas econ¨®micas, con los panes de la competici¨®n europea, ser¨¢n menos penas
Los pocos recursos del Panathinaikos se limitaron a los antideportivos intentos del central Vel¨¢zquez por intimidar al joven Fabrice ante la pasividad del colegiado, el noruego Hagen, bastante casero todo el partido. Perdido en su confusi¨®n, el equipo de Ferreira era incapaz de meter el bal¨®n en el ¨¢rea del M¨¢laga. Ni siquiera con un pelotazo o un vole¨®n. Todo era desorden frente a la elegancia del M¨¢laga.
Abrumado por el paso del tiempo, el Panathinaikos se lanz¨® al final a un ataque ca¨®tico sobre el ¨¢rea, tan desordenado como improductivo, que abri¨® caminos al contragolpe blanquiazul. As¨ª que acab¨® entregado. Y el M¨¢laga se aup¨® hasta la ¨¦lite europea.
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