El jinete del Atl¨¦tico
El extremo uruguayo ¡®Cebolla¡¯ Rodr¨ªguez compite durante los veranos en doma y posta criolla
Un microondas destartalado, pero que todav¨ªa funciona, decora la cocina de Los Cebolla, apelativo que les viene del cabeza de familia; nunca mejor dicho, porque el mote se origin¨® por el abultado tama?o de su testa. El aparato es un recuerdo orgulloso, un s¨ªmbolo del sudor y el esfuerzo para llegar a la comodidad de hoy en d¨ªa. Fue el regalo de Cristian Cebolla Rodr¨ªguez (Juan Lacaze, Uruguay; 1985) a su madre al cobrar su primer sueldo con el Pe?arol. Ahora, internacional charr¨²a, el extremo persigue la titularidad en el Atl¨¦tico, que hoy (20.45, TVE-1) se medir¨¢ en M¨®naco, en el estadio Louis II, al Chelsea, por la Supercopa europea.
Para Cristian, el f¨²tbol lo era todo. ¡°Dorm¨ªa con la pelota y siempre iba con los championes [zapatillas] viejos y rotos¡±, recuerda. Por eso se acostumbr¨® pronto a jugar descalzo en el campo de tierra de Juan Lacaze, donde se reun¨ªan por barriadas y se apostaban dos pesos (10 c¨¦ntimos) por la victoria. Hincha de Pe?arol, siempre imitaba a Bengoechea. Pero el bal¨®n le quitaba tiempo y la familia no estaba para eso. As¨ª, aprendi¨® a cazar y pescar cuando su padre se qued¨® sin trabajo ¡ª¡°vend¨ªamos el pescado y con eso com¨ªamos¡±, recuerda¡ª, ayudaba a su madre a repartir los billetes de las rifas de sus deliciosas tortas y colaboraba en la tienda de golosinas que pusieron en el colegio, por lo que se qued¨® sin muchos recreos. Hasta que, a los 12 a?os, le fich¨® el Pe?arol. Cuatro a?os m¨¢s tarde debut¨® en Primera.
El Pe?arol era su vida, por lo que no se lo pens¨® dos veces el d¨ªa que fue a la grada con los barras bravas. ¡°Tengo amigos entre ellos y, cuando no era del primer equipo, iba habitualmente. El problema es que me hice famoso, me pillaron las c¨¢maras y no hizo gracia en el club¡±, confiesa. Menos gracia hizo el d¨ªa que le gan¨® el juicio para ser traspasado al Par¨ªs Saint-Germain a los 19 a?os. ¡°Hice un bien al f¨²tbol uruguayo. Antes te dec¨ªan: ¡®O firm¨¢s un contrato o no jug¨¢s¡¯. Y ellos quer¨ªan venderme por un precio desorbitado¡±, explica al tiempo que se echa una mano al gemelo en el que tiene un tatuaje. ¡°De Pe?arol¡±, explica. Se lo hizo a?os m¨¢s tarde porque su amor al club no cambia.
En Francia dej¨® buena huella en un momento en el que el PSG transitaba por el anonimato. Cedido al Benfica al tercer curso, acab¨® por explotar en Portugal, hasta el punto de que le fich¨® al a?o siguiente el Oporto, en el que logr¨® 10 t¨ªtulos en cuatro cursos. Pero no se despidi¨® como quer¨ªa: ¡°El presidente, Pinto da Costa, siempre se comport¨® bien conmigo. El problema es que yo no jugaba y me ofrecieron la renovaci¨®n dos meses antes de acabar el contrato. Como tengo pasaporte comunitario [una abuela suya era de G¨¦nova], esper¨¦ y me fui libre¡±. Demasiado tiempo inactivo, lo que le pas¨® factura en el Atl¨¦tico. ¡°No lleg¨® a la pretemporada en el peso-forma ideal¡±, dice el preparador f¨ªsico, ?scar Ortega, ¡°pero pronto se puso a tono¡±. Lo aclara Cebolla: ¡°Es que mi objetivo es quedar en la historia del club y ganar t¨ªtulos¡±. Ahora tiene la Supercopa, una oportunidad que espera que no se le escape como la final de la Liga Europa de 2011 y la participaci¨®n en el Mundial de Sud¨¢frica por un pu?etazo al argentino Heinze: ¡°Quiso agredirme y yo solo intent¨¦ defenderme. Fue un error y lo pagu¨¦¡±.
Nos va a dar mucho. Tiene cambio de ritmo, presi¨®n, gol, agresividad...
Simeone, el t¨¦cnico, no duda: ¡°Cristian nos va a dar mucho. Tiene cambio de ritmo, presi¨®n, gol, agresividad¡¡±. Y ampl¨ªa Caminero, el director deportivo: ¡°Posee esp¨ªritu ganador¡±. Quiz¨¢ porque, tras cada varapalo, recupera fuerzas y se refugia en Juan Lacaze, donde tiene un terreno y varios caballos, su gran pasi¨®n. ¡°De vez en cuando, compito¡±, aclara; ¡°hago doma criolla, pruebas de rienda, posta¡ Me encanta¡±. Eso y estar con sus amigos, ese grupo que tiene tatuado en el antebrazo el pez raya como s¨ªmbolo de amistad verdadera. ¡°No hay nada como estar en casa¡±, suelta satisfecho. Ante el microondas s¨ªmbolo del sudor y el esfuerzo para llegar a la comodidad de hoy en d¨ªa.
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