M¨¢s duro que una piedra
Ferrer derrota a Anderson en su debut tras superar en las ruinas mayas de Tulum la decepci¨®n de no ganar medalla en los Juegos
Las heridas se suturan en M¨¦xico. David Ferrer se pasea entre las ruinas mayas de Tulum, explorando el templo del dios del viento, el castillo y las murallas de la antiqu¨ªsima ciudad. El tenista alicantino se atreve a colocarse un arn¨¦s para descender haciendo r¨¢pel hacia las oscuras profundidades de un cenote. Aprovechando que el lujoso complejo hotelero en el que se aloja tiene pista, no deja de entrenarse ni en esas breves vacaciones, en las que le acompa?a Javier Piles, su t¨¦cnico. En consecuencia, durante esos d¨ªas no le abandona un doloroso recuerdo. Antes de debutar en el Abierto de Estados Unidos (triunfo por 6-4, 6-2 y 7-6 sobre el sudafricano Kevin Anderson), sigue pensando en su paso por los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres.
¡°Los primeros d¨ªas fueron duros porque estaba triste al no haber conseguido una medalla¡±, explica Albert Molina, su agente y una de las personas que mejor le conocen, antes de ver las dudas de su representado en la primera ronda: necesit¨® cinco bolas de set en la primera manga y tuvo que defender tres en contra en la tercera ante el n¨²mero 34 del mundo. ¡°Luego fue mejorando y ya est¨¢ otra vez con mucha ilusi¨®n¡±, recuerda sobre los d¨ªas grises que siguieron a la decepci¨®n londinense. ¡°As¨ª afronta este nuevo reto¡±, concluye.
Mentalmente estoy bien, que es lo importante. La edad te da tranquilidad David Ferrer
El reto es doble. Ferrer, el n¨²mero cinco, se enfrenta al ¨²ltimo torneo grande del a?o como el espa?ol mejor clasificado. Rafael Nadal, lesionado, le ha dejado lo que deber¨ªa ser un camino relativamente pl¨¢cido hasta las semifinales. Al mismo tiempo, competir supone ahora un acto de cabezoner¨ªa para el de X¨¤bia. Aunque va en contra de su car¨¢cter, tiene razones de sobra para la desidia y la decepci¨®n. A los 30 a?os, lleva un lustro escuchando la misma cantinela: ¡°El tenis le debe una¡±, como dice frecuentemente su amigo Nadal, admirado porque su esfuerzo constante a¨²n no haya tenido el premio de, al menos, ser finalista en una competici¨®n del Grand Slam o lograr un t¨ªtulo en un masters 1.000. Esa recompensa a tantos d¨ªas de sudores, debi¨® de pensar Ferrer, estaba en los Juegos: junto a Feliciano L¨®pez, tuvo cuatro puntos de partido en las semifinales que les aseguraban una medalla en dobles. Los perdieron sin siquiera poner la pelota en juego. El impacto fue brutal: desde entonces y hasta su llegada a Nueva York, ¨¦l, un competidor reputad¨ªsimo, solo ha ganado un partido. La Gran Manzana pone a prueba su fama de tipo duro.
¡°Mentalmente estoy bien, que es lo importante¡±, dijo Ferrer en Estados Unidos. ¡°Con la edad, juego con m¨¢s tranquilidad y disfrutando m¨¢s que cuando era joven. Competir es un placer¡±.
De la recuperaci¨®n an¨ªmica se encarg¨® Piles, su entrenador de siempre. ?l fue quien le record¨® que solo el suizo Roger Federer, que afrontar¨¢ en la segunda ronda al alem¨¢n Bj?rn Phau, ha ganado m¨¢s t¨ªtulos que ¨¦l en 2012 (seis por cinco). ?l fue quien le dijo que solo el n¨²mero uno puede presumir de haber levantado trofeos en tres superficies en lo que va de a?o (tierra, cemento y hierba, triplete casi imposible). ?l fue quien le hizo repasar su historial hasta que se dio cuenta de que nunca hab¨ªa logrado tantos ¨¦xitos en un curso. A eso, adem¨¢s de a los valores de siempre (fe inquebrantable, movilidad, intensidad) se aferra Ferrer en el Abierto de Estados Unidos. Tras su mayor decepci¨®n, un tenista m¨¢s duro que una piedra.
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