El viento frena a Ferrer
La amenaza de un tornado obliga a suspender su semifinal ante Djokovic cuando dominaba 5-2 y serv¨ªa para ganar el primer set ¡ñ Por quinto a?o consecutivo el torneo se resolver¨¢ el lunes
![Juan Jos¨¦ Mateo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F1228d29c-d423-4ecf-9105-891d7df471c3.jpg?auth=14375061413b532409017eb7f95b809eefda00aea8a00c97eb448c5d0cf243ab&width=100&height=100&smart=true)
![Ferrer y Djokovic en el momento en el que les comunican la suspensi¨®n del partido](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DR4E5WXCLJHMZN6PYV6EFXFEWI.jpg?auth=dcfc0525e1f2186956327cb361f34083a0da0f8c86d81b30be89138442b7d326&width=414)
Apenas se hab¨ªan disputado 32 minutos de partido cuando la amenaza de un tornado sobre las pistas de Flushing Meadows oblig¨® a suspender el partido de semifinales del Abierto de Estados Unidos entre David Ferrer y Novak Djokovic. Para entonces, el espa?ol que hab¨ªa comenzado arrollador, ten¨ªa una ventaja de 5-2 en el marcador y sacaba para apuntarse el primer set, despu¨¦s de haber roto el servicio a Djokovic en el primero y quinto juego. Ferrer mand¨® desde el comienzo (0-2 y 0-30) mientras el serbio, descentrado, se quejaba del viento racheado que cruzaba la pista y que acab¨® por detener el impulso del tenista espa?ol. El encuentro se reanudar¨¢ esta tarde (17.00, C+ Deportes) y Ferrer buscar¨¢ su primera final grande, en la que ya espera Murray tras vencer a Berdych 5-7, 6-2, 6-1 y 7-6 (7).
Mientras se desalojaban las gradas, el director del torneo, David Brewer, confirm¨® resignado que por quinto a?o seguido el Abierto de Estados Unidos terminar¨¢ el lunes. Durante la jornada de las semifinales masculinas, a las que deb¨ªa seguir la final femenina (Serena Williams-Victoria Azarenka), la lluvia volvi¨® a caer sobre el Corona Park, donde se disputa el torneo, y rugi¨® con vehemencia el viento. Hubo que retrasar el inicio de la jornada. Se avis¨® a los espectadores de que buscaran refugio por la violencia de la tormenta. Se desaloj¨® a los periodistas que ocupaban las cabinas de televisi¨®n de lo m¨¢s alto del estadio. Primero, hubo que posponer la final femenina. Despu¨¦s, Murray y Berdych se midieron en la pista central entre sillas que ca¨ªan y gorras que volaban. Por ¨²ltimo, Ferrer y Djokovic tuvieron que aplazar su pulso por la amenaza de fuertes lluvias acompa?adas de vientos y posibilidades de tornados para todo el ¨¢rea metropolitana de Nueva York.
![Momento de la evacuaci¨®n de la pista central ante la amenaza de tormenta](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YOZBT2EGDMXC52B7EJFBSGNPOY.jpg?auth=c8e806172c74f29a8f06e788f1b67124d01f3f162f549bbff27c044f3cd70d1a&width=414)
El resultado es que el Abierto queda enfangado y al borde del colapso, con los tenistas agotados por el estr¨¦s de preparar un partido que nunca llega y el p¨²blico espantado por una cita que sufre del mismo mal desde hace un lustro. El agua aneg¨® el Supers¨¢bado, la cita estrella del torneo, porque sigue sin haber una pista con techo.
Sorprendentemente, la central del Abierto de Estados Unidos se construy¨® en 1997, ya a las puertas del siglo XXI. Cost¨® unos 200 millones de euros y fue el resultado de sesudos estudios que deb¨ªan servir para elegir el mejor emplazamiento dentro del complejo y asegurar la mayor visibilidad posible a los espectadores. Nadie pens¨® que fuera interesante ponerle un techo que asegurara la disputa del partido ni tuvo en cuenta que la estructura, formada por anch¨ªsimos pasillos interiores que derivan en decenas de vomitorios, acabar¨ªa generando remolinos de viento en la pista, el otro sello de la infraestructura. En consecuencia, tenistas, espectadores y programadores televisivos, las tres patas sobre la que descansa la competici¨®n y la generaci¨®n de ingresos para mantener el torneo, viven al albur del cielo.
La central del Abierto de Estados Unidos se construy¨® en 1997 y cost¨® unos 200 millones de euros, pero nadie pens¨® que fuera interesante ponerle un techo
De los cuatro grandes, el de Nueva York es el que est¨¢ peor preparado para afrontar las tormentas, y el ¨²nico que no tiene pensado hacer nada al respecto: en el Abierto de Australia hay dos pistas con cubierta retr¨¢ctil; en Wimbledon, la central puede cubrirse; y Roland Garros planea incluir esa infraestructura cuando acabe su remodelaci¨®n. Hasta el torneo de Madrid, que es de inferior categor¨ªa (Masters 1000) cuenta con tres pistas que pueden ser cubiertas, lo que asegura que la programaci¨®n se cumpla y los tenistas mantengan su ritmo de competici¨®n y descanso.
No en Nueva York. No en el Corona Park. No en el Abierto de Estados Unidos, cuya organizaci¨®n siempre ha preferido invertir los beneficios en la cantera a reconstruir la pista m¨¢s grande del planeta, con un aforo de 24.000 personas y un problema estructural cuando se trata de dise?ar una cubierta: sus potentes focos, la marca que distingue a la Arthur Ashe, se levantan sobre unos pilares exteriores que rodean a las paredes de la pista. Eso imposibilita colocar un techo, seg¨²n la organizaci¨®n. Eso, tambi¨¦n, tiene otro efecto: el riesgo de acabar el lunes est¨¢ siempre presente y durante una quincena es obligatorio vivir mirando al cielo.
En el siglo XXI, la cita ha quedado anegada por la lluvia. Es un constante baile de paraguas que desespera a los tenistas: las tormentas, dicen en el vestuario, son incontrolables, pero¡ ?por qu¨¦ nunca se tapan las pistas con lonas? ?Por qu¨¦ se deja que se empape el cemento? ?por qu¨¦ se recurre a esos gigantescos secadores a modo de segadora ¨²nicamente en la central, mientras en el resto de pistas se afanan los operarios con sus toallas?
Son ya cuatro las finales disputadas en lunes. Es seguro que en la quinta volver¨¢n a escucharse las quejas de los tenistas.
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