Al ritmo de Saviola

Un movimiento de piernas acelerado, una idea y una ejecuci¨®n. As¨ª se mueve Saviola. Con ese ritmo contagi¨® al M¨¢laga, compuesto esencialmente de Isco, Portillo y Joaqu¨ªn, con quienes el argentino forma una sociedad prometedora. De su relaci¨®n con el primero naci¨® un gol, y una asistencia para el ¨²ltimo volte¨® el marcador.

El M¨¢laga construy¨® la victoria ante el Levante a partir del juego en corto. Un sentimiento que comparte el conjunto granota aunque de vez en cuando le sobresalgan las carencias. Por ejemplo, la incapacidad para rearmar su juego a partir de un despeje. Ni Gekas ni El Zhar consiguieron imponerse a la envergadura de Demichelis ni al marcaje de Weligton. Algo necesario cuando se dispone de poco tiempo para reorientar la balanza.

Se perdi¨® adem¨¢s el conjunto de JIM en querer adelantarse a la jugada. Retrasado Barkero, el ataque granota fue lento y previsible, sobre todo porque los balones frontales no suponen un gran problema cuando se observan con los pies anclados al suelo. M¨¢s complicado resulta descifrar a jugadores como Isco, incapaz de repetir el mismo movimiento dos veces, porque solo as¨ª es capaz de darse la vuelta a s¨ª mismo. Todo el juego del M¨¢laga parte de las botas del medio internacional, que conjunta con las escapadas de Joaqu¨ªn y ahora con la movilidad de Saviola. Revoltoso el argentino, se pele¨® con dos torres como Ballesteros y Navarro por bajo. Un escenario en el que cuenta con ventaja a pesar de estar a la sombra de la muralla.

Le bast¨® con un movimiento r¨¢pido para colarse entre ambos y recoger un pase medido de Isco que le dej¨® solo ante M¨²nua. Defini¨® con el cuello erguido con la misma velocidad con la que le fluyen las ideas. Un gol que cambi¨® el paso al Levante, atormentado porque ni la velocidad de sus jugadores parec¨ªa bastar para ocupar los espacios que generaba en defensa. Comprendida la necesidad de preservar su terrero el conjunto visitante arranc¨® la segunda mitad con la lecci¨®n aprendida. M¨ªchel se adentr¨® en un pasillo interminable que culmin¨® con un remate colocado desde fuera del ¨¢rea que se empotr¨® en la red de Caballero.

Le tembl¨® por unos instantes el pulso a un M¨¢laga sosegado hasta entonces y se vino arriba el Levante consciente de que el mareo no durar¨ªa demasiado. Solo hasta que Saviola encontr¨® a Joaqu¨ªn dentro del ¨¢rea con un pase delicado para que este batiera a Mun¨²a. Imperaba de nuevo el ritmo del argentino, inspirado, relajado, y a gusto con lo que escuchaba. Una frecuencia que no cambi¨® a pesar de la expulsi¨®n de Sergio S¨¢nchez a falta de cinco minutos y a la que se enganch¨® antes del final Portillo con un remate picado en el ¨²ltimo comp¨¢s de la tarde que remataba el concierto. Todo naci¨® a partir del ritmo de Saviola.