A media luz
Sin deslumbrar, el Madrid recuper¨® en Vallecas lo que m¨¢s echaba en falta: la intensidad colectiva
El pasado mi¨¦rcoles, contra el Manchester City, Mourinho intent¨®, siguiendo una vieja l¨®gica futbolera (y gravitacional), frenar primeramente la ca¨ªda y buscar luego remontar el vuelo. Opt¨® por apuntalar la zona media del Madrid con Essien y Khedira y reducir al m¨¢ximo los posibles riesgos.?
Si algo bueno dej¨® aquel partido fue la voluntad de los futbolistas de sobreponerse no solo a la situaci¨®n en s¨ª, para lo cual precisaban redondear una actuaci¨®n seria y comprometida, sino tambi¨¦n al propio encuentro, que perd¨ªan a cinco minutos del final. Otro dato positivo que, sin necesidad de reafirmarse, volvi¨® a surgir con claridad fue la cantidad de variantes con las que cuenta el Madrid, que termin¨® juntando a Xabi Alonso con ?zil y Modric en el centro apuntalando a Benzema. Lograr con tres cambios de nombre y sin modificar el esquema un contraste tal en la b¨²squeda de un mismo partido con respecto a su inicio (manteniendo el oficio y la calidad para cada caso) es algo que solo un equipo con tal diversidad de jugadores puede permitirse.
Sin deslumbrar, el Madrid recuper¨® en Vallecas una luz que le esquivaba en Liga: la intensidad colectiva. Con las l¨ªneas media y alta conectadas por la presencia de Modric junto a Alonso, el equipo logr¨® ser m¨¢s articulado que en gran parte del partido bisagra contra el City, aun sin renegar de su b¨²squeda vertical.
Con Cristiano alejado de la melancol¨ªa y Modric m¨®vil, el Madrid no perdi¨® la posesi¨®n del bal¨®n
Si bien el Rayo no es el City, Vallecas nunca fue una cancha f¨¢cil y menos todav¨ªa cuando no hay margen para el error. Con Ramos de regreso al once junto a Pepe, la l¨ªnea de fondo apoy¨® con solidez las salidas r¨¢pidas y mantuvo al equipo alto durante gran parte del primer tiempo. El Madrid avis¨® con una primera ocasi¨®n de Pepe a los tres minutos de partido y marc¨® el primer gol a los 12 gracias a un despeje orientado, de cabeza, del propio Pepe. Marcelo, con un exquisito toque de espuela para Cristiano, convirti¨® la salida en un contragolpe. Di Mar¨ªa ofreci¨® a Cristiano la profundidad y, tras la ¨²nica pausa de la jugada, Benzema logr¨® el tanto.
Con Cristiano alejado de la melancol¨ªa y Modric m¨®vil (con menos calado que Khedira o Essien, se desplaza con soltura entre las siempre congestionadas aguas del centro), el Madrid no perdi¨® la posesi¨®n del bal¨®n y mantuvo la posici¨®n alta despu¨¦s del gol. Algo que no hab¨ªa podido lograr con la misma soltura en los partidos previos.
Luego, Di Mar¨ªa, Cristiano y Modric pudieron marcar el segundo tanto que resolviera definitivamente el partido entre los minutos 20 y 30, tramo en el que el Madrid no dej¨® salir al Rayo de su propio campo.
El ¨²nico susto de los blancos vino tras un error en la marca de Benzema (que los delanteros no sepan defender no es una novedad, pero s¨ª lo es que no ofrezcan ni siquiera resistencia) y una doble parada en la l¨ªnea, primero de Casillas y luego de Alonso.
La segunda parte comenz¨® con un pase atr¨¢s de Arbeloa que asust¨® tanto a Mourinho como a Leo Baptist?o y sigui¨® con los esfuerzos del Rayo por nivelar el partido desde lo emocional. Veinte minutos en los que el Madrid perdi¨® la concentraci¨®n y otorg¨® varias ventajas que permitieron al Rayo so?ar con el empate. Una ventaja que no le otorgaron a Benzema, a quien le anularon injustamente el gol de la tranquilidad para se?alar una falta previa a Di Mar¨ªa. El equilibrio lo restituy¨® el propio juez al se?alar luego una mano de Amat dentro del ¨¢rea del Rayo en una acci¨®n en la que no se percibe intenci¨®n alguna.
Tras el gol de penalti de Cristiano a 20 minutos del final del partido, se acabaron las ilusiones del Rayo, que luch¨® bien y que solo se rompi¨® al final, dando v¨ªa libre a una seguidilla de contragolpes en los que ?zil, Cristiano e Higua¨ªn perdonaron la goleada. El Madrid todav¨ªa no brilla, pero, al menos, ya juega con las luces encendidas.
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