El muro de los silbidos
Sergio Ramos, que ordena la posici¨®n de sus compa?eros con una sinfon¨ªa de pitidos, supera la presi¨®n de su tensa relaci¨®n con Mourinho con una actuaci¨®n imponente
El techo abovedado del ?msterdam Arena, que se cierra cuando llueve o hace fr¨ªo, incrementa la sonoridad hasta descubrir a los asistentes al partido, incluso a los que se sientan en las gradas m¨¢s altas, inesperados matices resonantes. Ayer llov¨ªa y el techo se cerr¨® para revelar a todos los aficionados el modo musical como Sergio Ramos gestiona su liderazgo. Salvo para conducir la pelota, el central silba para todo porque le gusta comunicarse continuamente con sus compa?eros sin perder la voz. Contra el Ajax, sus chiflidos atravesaron la atm¨®sfera destac¨¢ndose por encima de los c¨¢nticos entusiastas del p¨²blico holand¨¦s, particularmente festivo y juguet¨®n en las noches de la Champions. En tiempos de incertidumbre, de crisis en su relaci¨®n con Jos¨¦ Mourinho, el m¨¢nager con m¨¢s poder del f¨²tbol mundial, Ramos juega tal como vive.
Todos los aficionados oyeron el modo musical como el central gestiona su liderazgo
Mourinho se ha pasado dos semanas discutiendo la competencia de Ramos para jugar en el eje de la defensa. Hay jugadores que, ante una presi¨®n continuada de su entrenador, acaban poni¨¦ndose nerviosos y cometen alg¨²n error. No fue el caso de Ramos. Entre silbido y silbido, como quien pone ladrillos, el segundo capit¨¢n madridista levant¨® un muro frente a la porter¨ªa de Casillas. La actuaci¨®n del central, bien escoltado por Pepe, fue imponente de tan llevadera. Hasta el gol del Ajax, en el minuto 56, la defensa del Madrid no concedi¨® ni un remate contra la porter¨ªa de Casillas.
El gol lleg¨® a la salida de un saque de esquina, tras un cabezazo de Moisander, que supo librarse del marcaje de Essien en el segundo palo. Pero, en jugada corrida, el Ajax no hizo m¨¢s que chocar contra la omnipresencia de Ramos. El sevillano no permiti¨® que Babel ganara ni un solo bal¨®n por alto, conquist¨® la posici¨®n a De Jong en el primer ataque local y rob¨® la pelota a Eriksen, el futbolista m¨¢s h¨¢bil del Ajax, tres veces antes del descanso. Como para quitarles toda la moral.
El concierto de Ramos destac¨® por encima de un partido con pocos acontecimientos durante la primera hora de juego. Hasta que la multitud se calent¨® y empez¨® a animar, los ruidos que m¨¢s resonaron fueron los silbidos del central. Ramos silba dos veces para adelantar la l¨ªnea, emite una nota corta y penetrante para ordenar el fuera de juego y, si alguno se queda enganchado, como Arbeloa en cierta ocasi¨®n, lo corrige con un segundo pitido admonitorio. A Ramos este instrumento le sirve para indicar a Pepe y Xabi Alonso su posici¨®n en todo momento. Cuando Marcelo tarda en bajar, lo llama con un silbatazo. Cuando Arbeloa no encuentra apoyos y le presionan contra la banda, le recuerda con un silbido prolongado que, si cambia de orientaci¨®n, le encontrar¨¢ al otro lado del campo libre de marcaje. Si alguna vez se sum¨® al ataque, record¨® a Kak¨¢, Cristiano y Marcelo, sus compa?eros de banda, que le ten¨ªan detr¨¢s, listo para apoyar.
Hasta el gol del Ajax, la defensa madridista no concedi¨® ning¨²n remate contra Casillas
Es tradici¨®n en la hinchada del Ajax hacer los coros a capela de Bloed, Zweet, Tranen (Sangre, Sudor, L¨¢grimas) antes de los partidos. La canci¨®n del legendario artista local Andr¨¦ Hazes es un verdadero himno oficioso en el ?msterdam Arena. La letra, recordatorio de la tortuosa vida del autor, remiti¨® a la sufrida trayectoria reciente del equipo holand¨¦s contra el Madrid. Desde 2010 se han enfrentado cinco veces con un balance de 16 goles a favor del equipo espa?ol y uno en contra. Reflejo de la diferencia de las plantillas, de la calidad de los goleadores del Madrid y de la tremenda jerarqu¨ªa de sus jugadores a la hora de defenderse. Comenzando por Ramos
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