Esta copa es nuestra copa
A¨²n en la nube de la victoria en la Ryder, Olaz¨¢bal se prepara para la rutina del circuito
Le tratan de h¨¦roe y a¨²n se sorprende; le respetan y le veneran y se pregunta por qu¨¦, si ¨¦l no ha hecho nada que no haya estado haciendo toda su vida; Pep Guardiola le felicita y le dice que lo suyo s¨ª es grande de verdad, y se pregunta si se est¨¢ quedando con ¨¦l. Ha pasado casi una semana y Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, a¨²n no ha descendido de la nube. Lo cuenta en Madrid, donde se ha presentado con la brillante dorada copa para que todo el mundillo del golf pueda tocarla, hacerse una foto con ella, sentirla suya, como diciendo, esta copa, esta Ryder Cup cuya conquista naci¨® en una batalla legendaria en Medinah, es nuestra copa, es vuestra por tanto.
Cuenta Olaz¨¢bal que el domingo por la noche, cuando se fue a la cama, le dijo a su amigo y vicecapit¨¢n Miguel ?ngel Jim¨¦nez, que segu¨ªa celebrando la victoria entre habanos y copas, que necesitaba un rato consigo mismo para poner orden en su cabeza. ¡°Estoy viviendo demasiadas emociones¡±, le dijo. Ha pasado casi una semana y Olaz¨¢bal, ya afeitado al menos, confiesa que a¨²n no ha tenido tiempo para ello. ¡°No he tenido a¨²n ni un minuto para estar conmigo mismo, sentarme tranquilo y pensar en todo lo que ha pasado¡±, dice. No tuvo tiempo para ¨¦l a¨²n, pero s¨ª para llamar por tel¨¦fono al capit¨¢n del equipo rival, derrotado, Davis Love III, para preocuparse por ¨¦l, por c¨®mo le hab¨ªa tratado la prensa local, preocupado por que le pudieran haber dado muchos palos por la forma en que se consum¨® su derrota. Como si Guardiola, por ejemplo, hubiera llamado a Mourinho al d¨ªa siguiente de una victoria del Bar?a en el Bernab¨¦u. O viceversa. ¡°S¨¦ que es muy duro lo que sufri¨®. En 1999 nos pas¨® a nosotros, ¨ªbamos 10-6 y pens¨¢bamos que lo ten¨ªamos hecho. Nos ganaron y acabamos en estado de shock¡±, dice Olaz¨¢bal. ¡°Fue un soponcio¡±.
No he tenido a¨²n ni un minuto para estar conmigo mismo. Son muchas emociones."
A¨²n dominado por todas las emociones, Olaz¨¢bal recuerda.
Recuerda, y aclara, que la avioneta que tan rom¨¢nticamente escribi¨® con nubes en el cielo de Chicago aquello de ¡°Hacedlo por Seve¡±, no formaba parte del arsenal del equipo europeo sino que estaba pagada por una casa de apuestas inglesa para hacer publicidad. ¡°Al principio me pareci¨® estupendo, pero luego acabaron haciendo propaganda de mal gusto que no me gust¨® nada¡±, dice.
Al revivir aquellos d¨ªas de batalla, y los siguientes, habla Olaz¨¢bal de orgullo y sorpresa, de que deportistas como Nadal o Gasol, ¡°a los que tengo en un pedestal¡±, le llamaron para felicitarle, o de que el Rey le dijo que se le pusieron ¡°los pelos como escarpias¡± viendo a Europa ganar, o de que Guardiola le dijera que viendo a Kaymer enfilar el putt victorioso en el 18 se hab¨ªa dado cuenta de lo que era ¡°de verdad sufrir presi¨®n¡±. ¡°?Y alguien lo puede creer?¡±, se pregunta el golfista. ¡°Y yo le dije, pero, Pep, c¨®mo puede decir eso uno que ha ganado la Champions...¡±. Habla de Seve, claro. Habla de qu¨ªmica.
Me quieren y me respetan porque, como Seve, nunca escondo nada"
¡°Con ¨¦l hice tan buena pareja en la Ryder porque, de entrada, a ninguno de los dos nos importaba que fallara el otro y, salvo en los golpes de salida, ¨¦ramos muy buenos alrededor del green, muy s¨®lidos. Y, aparte, ten¨ªamos car¨¢cter, esp¨ªritu de lucha, lo d¨¢bamos todo. Los dos ¨¦ramos as¨ª y por eso ganamos partidos que estaban perdidos¡±, dice Olaz¨¢bal. ¡°Y creo que a m¨ª me quieren y me respetan todos porque, como Seve, nunca escondo nada. Es ese esp¨ªritu espa?ol, de los golfistas espa?oles, que ¨ªbamos fuera y est¨¢bamos juntos en el hotel, y jug¨¢bamos a las cartas, y cuando nos iba mal le ped¨ªamos consejo al que tuvi¨¦ramos m¨¢s cerca. No hab¨ªa coaches ni entrenadores, estaba el compa?ero, Ca?izares, Rivero, Garrido, Pi?ero, Jim¨¦nez, siempre dispuesto a ayudar al otro. Siempre hemos llevado ese esp¨ªritu con nosotros, y yo lo he mantenido en el circuito, y eso me ha hecho m¨¢s querido¡±.
Tambi¨¦n est¨¢ seguro de que le har¨¢ m¨¢s querido por sus 12 magn¨ªficos el jam¨®n de Jabugo que ha prometido a cada uno, aunque cuenta con que no tendr¨¢ el cari?o del sueco Hanson, mosqueado con su capitan¨ªa. Y con ellos, como ellos, un jugador del circuito m¨¢s, volver¨¢ a estar la pr¨®xima semana, compitiendo contra ellos en el Abierto de Portugal. Su regreso al suelo, si le dejan a¨²n bajarse de la nube. ¡°Voy a hacer en Portugal lo que toda mi vida: intentar hacerlo lo mejor posible¡±, dice Olaz¨¢bal, que tiene 46 a?os y ocupa el puesto 92 en la lista de ganancias del circuito europeo. ¡°Ha sido hasta ahora, como jugador, un a?o ni fu ni fa, m¨¢s bien flojo... Pero luchar¨¦ para darme una satisfacci¨®n alg¨²n d¨ªa¡±. Y mientras dice el p¨¢rrafo se oye a su lado la voz ronca de Emma Villacieros, la expresidenta de la federaci¨®n espa?ola, que le dice: ¡°El Open...¡± Y luego, para todos, sigue Villacieros: ¡°Si Tom Watson estuvo a punto de ganar el Open brit¨¢nico con 65 a?os, ?por qu¨¦ no vas a poder t¨²?¡±
Y a Olaz¨¢bal, vasco serio de Hondarribia que siempre ha querido ganar el Open por encima de todas las cosas, le vuelven a tocar la fibra. Y otra vez las emociones...
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