Pedro empuja la piedra
El delantero mueve la defensa madridista a base de presionar, ofrecerse y percutir
Es probable que Pep Guardiola, en Nueva York, siga sin ser consciente de la trascendencia de la llamada que hizo un d¨ªa, al poco de asumir las riendas del filial del Barcelona, con el equipo en Tercera, cuando buscaba jugadores y descubri¨® que hab¨ªa un extremo en el f¨²tbol base, de nombre Pedrito, al que se le daba pasaporte. Pidi¨® verlo, le vio jugar y se lo qued¨® para su equipo, que gan¨® la Liga y subi¨® de categor¨ªa. Cuando Joan Laporta nombr¨® a Guardiola sustituto de Frank Rijkaard, el de Santpedor se llev¨® con ¨¦l a Pedro. Y ah¨ª sigue, feliz, esperando su primer hijo, siendo titular otra vez contra el Madrid y amargando la vida a Marcelo. El de ayer fue el partido n¨²mero 14 contra los blancos en todas las competiciones. Otra vez dio la talla y, al final, dispuso de la ¨²ltima y excelente ocasi¨®n del partido. Su tiro cruzado sali¨® muy cerca del palo derecho de Casillas.
A Pedro le pidieron que empujara la piedra y eso hace: empuja. Que se mueva la roca o no se mueva ya no depende de ¨¦l: depende de Dios, de la Virgen a la que reza su madre en Abades o de Messi, que suele ser lo habitual. El caso es que Pedro, ese al que llamaban Pedrito y el Bar?a recuper¨® del ba¨²l donde lo ten¨ªa olvidado, volvi¨® a compartir banda con Alves y se not¨®. Pedro vio la primera tarjeta del partido porque nunca se achant¨®. Tropez¨® con Xavi y con Ramos porque est¨¢ en todas al presionar. A Pedro le busca Messi y le encuentra Xavi con reiteraci¨®n porque se ofrece a quien corresponda, da igual por la derecha que por la izquierda. Quien necesite un apoyo sabe que lo tiene, aunque ¨²ltimamente Alves parece haberlo olvidado.
Jug¨® su partido 14 contra el Real Madrid y dispuso de la ¨²ltima y excelente ocasi¨®n del partido
El brasile?o lleva un a?o emponzo?ando el carril, eligiendo mal, cerrando peor. Alves cuenta sus partidos contra el Madrid por desgracias: en la Supercopa ya le sustituy¨® Montoya en el Bernab¨¦u. Esta vez sufri¨® una lesi¨®n muscular. Dicen que se cuida poco y se da por hecho que, de ser cierta la oferta que dijo tener del PSG, ya no estar¨ªa en el Bar?a. Insiste en reivindicarse como solista y se olvida de que es un subalterno, justamente lo que Pedro tiene muy claro. Le sustituy¨® Montoya, que jug¨® un partidazo y hasta remat¨® al larguero.
Cada vez que Pedro toc¨® el bal¨®n mejor¨® el ataque, en corto o en largo, buscando en profundidad al espacio o caracoleando. Sostiene que su ¨²nica ambici¨®n es ayudar y le gusta tanto jugar que disfruta hasta presionando, como en el inicio de la segunda parte, cuando le rob¨® una contra a Cristiano. Sabe desde el primer d¨ªa, cuando Pep y Tito, Tito y Pep, se lo dejaron muy claro, que se le perdona que falle, pero no que no lo intente. Y eso hizo: empujar para mover la roca, la gran¨ªtica defensa madridista. Y la roca cedi¨® porque apareci¨® otra vez Messi a reba?ar una confusa jugada en el ¨¢rea, en la que se pidi¨® falta a Pepe y termin¨® rematando a gol el bal¨®n que meti¨® en el ¨¢rea el canario. Al final, Pedro estuvo a punto de decidir. Cruz¨® en exceso su remate, pero no dej¨® de empujar la roca. Hasta el ¨²ltimo suspiro.
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