La fe de ¡®La zona Cesarini¡¯
El Atl¨¦tico de Simeone, admirador del ¡°pulgada a pulgada, jugada a jugada hasta el final¡±, lleva tres victorias consecutivas en el descuento
El 13 de diciembre de 1931, Renato Cesarini marcaba el 3-2 en el minuto 90 de un partido de la Copa Internacional que disputaban Italia e Hungr¨ªa. Ese gol y otra retah¨ªla de ellos que logr¨® con el Juventus cuando los partidos expiraban llevaron al periodista Eugenio Danese a bautizar esos minutos finales como La zona Cesarini. La misma que el Atl¨¦tico ha hecho suya en los tres ¨²ltimos partidos que ha ganado frente al Viktoria Plzen (1-0), el M¨¢laga (2-1) y la Real Sociedad (0-1). La misma franja en la que el Atl¨¦tico ha escrito algunas de las piezas m¨¢s dram¨¢ticas y rocambolescas de su historia la ha hecho ahora suya con Diego Pablo Simeone.
Lo dice Miranda: ¡°Nos ha cambiado la vida a todos¡±. Donde antes pod¨ªa haber un equipo que hubiera dado por buenos los empates ante el M¨¢laga o la Real ahora hay futbolistas convencidos desde el gen ganador que les ha inoculado su entrenador. En esos tres partidos resueltos en los descuentos no estuvo el Atl¨¦tico punzante con la pelota. Al Viktoria lo arrincon¨® por el empe?o de su t¨¦cnico tras una primera parte para olvidar. Al M¨¢laga lo encajon¨® tambi¨¦n con m¨¢s actitud que bal¨®n y con la misma ambici¨®n con la que trat¨® de ir a por los tres puntos frente a la Real tras otro primer tiempo plano con el cuero.
Hay mucha convicci¨®n pizarrera en esos tres tantos procedentes de jugadas de estrategia a bal¨®n parado
A Cesarini dicen que le sobraban calle y noche, que extrapolaba la picard¨ªa con la que se desenvolv¨ªa en la vida a la cancha, que esos goles que le inmortalizaron de forma tan emocional como heroica los dedujo de subir la guardia cuando las agujas del reloj invitaban a los contrarios a bajarla en espera del pitido final. Estos tres goles del Atl¨¦tico en La zona Cesarini quiz¨¢ no compartan tanto ese instinto rateril, pero s¨ª la fe. La que tuvo Emre en Cebolla Rodr¨ªguez ante el cuadro checo ¡°para, en vez de centrar al ¨¢rea, darla atr¨¢s y que Cristian la pegara¡±, como explic¨® Simeone; la que tuvo Falcao en aquel bal¨®n suelto tras un saque de falta que forz¨® el gol en propia meta de Weligton, o la misma creencia ciega que tuvo el propio Cebolla para ganar un par de metros y arrastrar como buey a yugo al defensa de la Real que trataba de frenarle agarr¨¢ndole en la falta que origin¨® el estreno de Falcao como lanzador de faltas. ¡°De juvenil, marcaba muchos, pero este es el primer gol que marco as¨ª como profesional¡±, confes¨® el colombiano. ¡°Cuando se dio la falta en el borde del ¨¢rea de la Real, le vi ir hacia all¨¢. Tom¨® la pelota desesperadamente para lanzar la falta con determinaci¨®n. Su hambre por el gol le llev¨® a patear el tiro libre. Se entrena para mejorar en esa faceta y obtuvo las consecuencias de ese entrenamiento¡±, relat¨® su entrenador. Tambi¨¦n hay mucha convicci¨®n pizarrera en esos tres tantos procedentes de jugadas de estrategia a bal¨®n parado, una suerte muy com¨²n en este Atl¨¦tico, quiz¨¢ el eslab¨®n que m¨¢s lo reengancha con el equipo del doblete (Liga y Copa, en el curso 1995-1996).
La curva de Falcao tambi¨¦n destap¨® ese ¡°o sanamos como equipo o nos derrumbamos, o morimos como individuos o como equipo¡± de la pel¨ªcula Un domingo cualquiera, que tanto inspira a Simeone y que ha utilizado en m¨¢s de una ocasi¨®n para motivar a sus jugadores y alejarles de los vicios nocivos del ego. En Anoeta, Gabi, el especialista en los libres directos del equipo, se retir¨® y le cedi¨® el turno a Falcao. ¡°He practicado, se dio la oportunidad y no la desaprovech¨¦. Siempre que podemos nos quedamos ensayando despu¨¦s del entrenamiento. Gabi me dio confianza para hacerlo. Ten¨ªa fe y confianza¡±, dijo Falcao. De ese di¨¢logo tan emotivo y cristalino de Al Pacino tambi¨¦n es ese ¡°pulgada a pulgada, jugada a jugada, hasta el final¡±. Una frase que identifica a este Atl¨¦tico que comanda la Liga con su dominio de unos minutos que algunas veces le convirtieron en perdedor al borde de la gloria.
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