Supercl¨¢sico
Con posibilidades para decidir si dominar el partido o rematarlo, River, superior en general, no eligi¨® lo primero ni supo hacer lo segundo y Boca empat¨® (2-2) en el descuento
Era esperable que la realidad no llegara a atarle los cordones a la expectativa. Era una ilusi¨®n imaginar que el juego pod¨ªa estar a la altura del ambiente, de los cantos y de las banderas. De todo un pa¨ªs movilizado. De 17 meses de ausencia. River Boca llegaron al Supercl¨¢sico en quinta y novena posici¨®n. Uno buscando volver, dentro de poco, a ponerse a la altura de la divisi¨®n y de su propia camiseta. El otro con un bache existencial de dos puntos en los ¨²ltimos cuatro partidos, con roces internos y con el brillo de la ausencia de Riquelme en su juego creativo.
El arranque, sin embargo, promet¨ªa. En el primer avance de River, Mora, escorado a la izquierda, gan¨® un tiro libre lejano. Con pierna cambiada Ponzio saco un centro con seguro, de esos que si nadie toca en el camino van derecho al arco. La pelota baj¨® r¨¢pido, bot¨® a tres metros del arquero y, como en esos saques con kick de los tenistas, se levant¨® de golpe, confundiendo a Ori¨®n.
Nada mejor que un gol de vestuario para romper el hielo de un cl¨¢sico con urgencias. Al zapatazo de Ponzio se sumaron las lesiones de Ramiro Funes Mori y Aguirre; antes de los 15 minutos Almeyda se vio forzado a usar dos de sus tres cambios. Pero el partido ya se hab¨ªa abierto y River, siempre escorado a la derecha por carecer de un lateral y un volante por izquierda natural, se dedic¨® a esperar. Los t¨ªmidos intentos de Boca solo se esbozaban a trav¨¦s de S¨¢nchez Mi?o que, sin socios en la zona creativa, rebotaban, agrandando la cancha para Mora y Trezeguet.
Con un equipo buscando ponerse a la altura de su camiseta y el otro en un bache existencial, una vez m¨¢s, las emociones superaron al juego
Con Boca aturdido y sin referencias ni claridad en ataque River se precipit¨® en cada jugada durante la siguiente media hora. No afianz¨® el control que Boca le ced¨ªa ni tuvo precisi¨®n para hilvanar contragolpes claros. Antes de la media hora, Falcioni, que con el rival enrocado no ve¨ªa beneficios, rompi¨® el juego del espejo. Mand¨® a Ch¨¢vez de enganche y a Erviti a la derecha y paso a un 4-3-1-2.
Con posibilidades para decidir si dominar el partido o rematarlo, River, superior en general, no eligi¨® lo primero ni supo hacer lo segundo. La cantidad de c¨®rners que tuvo a favor en el primer tiempo explican ambas cosas: los espacios con que cont¨® a espaldas de Alvin y Rodr¨ªguez y sus dificultades para desbordar o para achicar los espacios entre las propias l¨ªneas y dar apoyo a los delanteros.
Hay varias ventajas de mirar el partido en la cancha. Por ejemplo, entender por qu¨¦ se pierde tanto de vista en el televisor la ¨²ltima l¨ªnea de River: le cuesta demasiado achicar con velocidad. Otra es poder medir la distancia entre defensores y delanteros, que a veces ni el gran angular del HD llega a tomarla. Otra, menos t¨¦cnica, es no depender del control remoto para escapar al monopolio del entretiempo.
Del descanso volvi¨® mejor posicionado Boca. Falcioni cambi¨® un lateral por un punta y cambi¨® otra vez el dibujo. Viatri se retraso levemente para dar juego al 4-3-3. El resultado se vio r¨¢pido: Ch¨¢vez desbord¨® a Gonz¨¢lez Pirez y Viatri cabece¨® cerca entrando desde atr¨¢s. Un minuto despu¨¦s pate¨® Somoza. Boca ya era m¨¢s que todo el primer tiempo y se plant¨® en campo rival a buscar el empate. El envi¨®n le duro cinco minutos. Luego, el partido entr¨® en una estepa de imprecisiones pareja. Ninguno de los dos se equivocaba menos que el otro hasta que a los 25 minutos apareci¨® Trezeguet para convertir, con un giro y un pase simple, una pelota intrascendente en una jugada de gol. La gambeta larga y la definici¨®n de Mora parec¨ªan una sentencia para Boca, sin ning¨²n argumento para permitirse so?ar dos goles en 20 minutos.
La puerta la reabri¨® Gonz¨¢lez Pirez que, ausente Botinelli (esperaba su reingreso tras un golpe), cruz¨® el ¨¢rea y sacudi¨® a Acosta desde atr¨¢s. Un pelotazo frontal convertido en penal innecesario y luego en gol de Silva. Como en una repetici¨®n del primer tiempo, en los ¨²ltimos 15 minutos River no aprovech¨® la subida desordenada de Boca ni para rematar ni para controlar. La ¨²ltima jugada del partido fue, quiz¨¢, demasiado castigo para River: un control alt¨ªsimo de Silva, una defensa est¨¢tica, un portero a mitad de camino y el postrero gol de Erviti.
Un cl¨¢sico donde, una vez mas, las emociones superaron al juego.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.