El infierno musical del City
Liam Gallagher, que interpreta Blue Moon, himno de la afici¨®n, es uno de los tantos m¨²sicos ligados al club y al sonido de Manchester
Probablemente esta noche los jugadores del Real Madrid vean desplegar una pancarta en la que lean: ¡°Bienvenidos a Manchester¡±. Un aviso m¨¢s que un recibimiento cort¨¦s de una hinchada que se jacta, m¨¢s que sus tradicionalmente poderosos vecinos del United, a los que ir¨®nicamente tildan de ¡°cazadores de gloria¡±, de representar la esencia fabril y proletaria de la ciudad. Probablemente, m¨¢s de uno de los futbolistas de Jos¨¦ Mourinho se sobrecoja en los instantes previos al partido con el atronador Blue Moon, la canci¨®n adoptada como himno oficial por una afici¨®n que tambi¨¦n presume de ser m¨¢s merecedora que la de su rival de otro de los lemas promocionales de la urbe: This is Manchester. Proclaman altaneros a los cuatro vientos que el Manchester City es el club que abandera la aut¨¦ntica denominaci¨®n de origen de la ciudad.
Puede que incluso los futbolistas blancos escuchen dos versiones de Blue Moon. La m¨¢s aguerrida y movida de Supra y otra, m¨¢s mel¨®dica, interpretada por Beady Eye, el grupo de Liam Gallagher. S¨ª, el mismo que sac¨® de quicio a los servicios de seguridad del Santiago Bernab¨¦u en el partido de ida con su actitud gamberra de extrarradio. El mismo que en el videoclip besa el escudo del City, coronado con ese motivador Superbia in Praelia (Orgullo en la batalla), antes de interpretar esa canci¨®n que fue tan melosa en boca de Billie Holliday y Elvis Presley.
El mismo que fue capaz de presentarse en la sala de prensa del Etihad Stadium y suplantar a Mancini en el derbi de la temporada pasada para decir que durante el partido Ferguson estuvo m¨¢s pendiente del whisky. El mismo vacil¨®n altanero que, seg¨²n estrechaba la mano de Maradona, espetaba con flema barrial: ¡°Maradona estrecha la mano de Dios¡±.
Su hermano, Noel, tambi¨¦n padece de fiebre azul, un sentimiento incorrupto en la victoria o en la derrota para sus seguidores, acostumbrados a digerir batacazos hist¨®ricos mientras el United se ba?aba en su gloria. La llegada del dinero del jeque Al-Fahim la interpretan como un regalo para el disfrute de futbolistas como Silva, Tour¨¦, Dzeko, Maicon, T¨¦vez, Balotelli o Ag¨¹ero. A este ¨²ltimo, los seguidores le dedican una canci¨®n tomada de Inspiral Carpets, This is how it feels, uno de los himnos de uno de los grupos que irrumpieron en la eclosi¨®n del Manchester Sound.
Tiene el City una estrecha relaci¨®n con el sonido Manchester, Madchester para los feligreses de esa tendencia que desvirg¨® el rock con la electr¨®nica para transformarlo en bailable en la m¨ªtica sala de La Hacienda. Ian Curtis, el epil¨¦ptico, angustiado y profundo cantante de Joy Division, fue un ac¨¦rrimo seguidor blue hasta su fatal final. Todo un mito en Eastland, el ¨¢rea este de la ciudad donde se ubica el estadio, donde a¨²n las chimeneas son secuoyas de ladrillo que evocan a la revoluci¨®n industrial. Tambi¨¦n es seguidor del City Reni, el bater¨ªa de Stone Roses, la banda que carg¨® con la exportaci¨®n de aquel movimiento ochentero que muri¨® extasiado a mediados de los a?os 90. Johny Marr, el guitarrista de The Smiths, es otra de las leyendas musicales que se aglutinan bajo el sentimiento azul celeste. Todos pertenecientes a esa mezcla de f¨²tbol, m¨²sica y diversi¨®n que despertaron a Manchester y lo relanzaron al mundo.
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