Un ¡®jug¨®n¡¯ en Ferrari
De la Rosa aportar¨¢ su experiencia para evolucionar el simulador de Maranello, un armatoste de 4,5 millones de euros
Desafiar a Pedro De la Rosa a una partida en un videojuego de carreras de coches supone perder de antemano. B¨¢sicamente, porque el piloto espa?ol es un jug¨®n en toda regla, un virtuoso de los coches de radiocontrol ¡ªlleg¨® a ser campe¨®n de Europa¡ª, y porque lleva ocho de los ¨²ltimos 10 a?os metido en la PlasyStation m¨¢s cara y evolucionada del mundo: el simulador que el equipo McLaren posee en su sede de Woking, a las afueras de Londres, el m¨¢s avanzado de toda la f¨®rmula 1. ¡°Hay d¨ªas que cojo un avi¨®n a primera hora de la ma?ana, llego a la f¨¢brica, me meto en el simulador durante siete u ocho horas con una pausa para comer, luego salgo hacia al aeropuerto y a las diez de la noche estoy de nuevo en casa¡±, reconoc¨ªa De la Rosa hace unos a?os, en su etapa de piloto de pruebas del equipo plateado. En ese sentido, su reciente incorporaci¨®n a Ferrari no es m¨¢s que el deseo de la marca de Maranello de tratar de exprimir al m¨¢ximo toda esa experiencia adquirida por este barcelon¨¦s de 41 a?os y, a partir de sus consejos, ir mejorando las prestaciones del que posee actualmente.
Cualquiera que haya estado en un equipo como McLaren es importante¡± Fernando Alonso
El simulador es, junto al t¨²nel del viento, una de las herramientas m¨¢s importantes de la F-1 actual, esa que limita al m¨¢ximo las jornadas de entrenamientos, tanto en pretemporada como a lo largo del curso. La gracia del aparato en cuesti¨®n radica en que ofrezca una lectura lo m¨¢s fiable posible de una puesta a punto concreta del coche en unas condiciones previamente establecidas (circuito, climatolog¨ªa y dem¨¢s), y que permita a los ingenieros hacerse una ligera idea de la incidencia en el monoplaza del rendimiento de las nuevas piezas que se le puedan incorporar.
Hay simuladores que son m¨¢s fiables que otros, algo que, normalmente, va en funci¨®n de la inversi¨®n que ha hecho la escuder¨ªa en cuesti¨®n. A diferencia de lo que ocurre en Ferrari, McLaren fabrica y desarrolla directamente el suyo, actualmente de tercera generaci¨®n (lo emplea desde 2011), aunque al mismo tiempo ofrece la posibilidad de alquilar o incluso comprar los modelos precedentes a la competencia. En el caso de Ferrari, la compa?¨ªa Factor suministra el n¨²cleo, aquello que en inform¨¢tica dom¨¦stica podr¨ªa equivaler al sistema operativo, y otras empresas se encargan del soporte t¨¦cnico. El producto final es una plataforma de dos toneladas de peso suspendida por varios brazos hidr¨¢ulicos anclados al suelo, que zarandean el puesto de mandos en funci¨®n de las variables introducidas en los 10 superordenadores que lo controlan. El precio aproximado de este juguete en su versi¨®n m¨¢s completa es de 4,5 millones de euros. Cualquier aficionado a la F-1 o a los videojuegos que quiera experimentar qu¨¦ se siente al volante de un b¨®lido de carreras en el circuito del calendario que m¨¢s le guste, puede adquirir una versi¨®n algo m¨¢s sencilla, como la que Fernando Alonso posee en su casa de Oviedo y que emplea para practicar, cuyo coste ronda los 300.000 euros.
El catal¨¢n lleg¨® a ser campe¨®n de Europa de coches de radiocontrol
¡°La llegada de Pedro es muy positiva. Cualquier fichaje, cualquier hombre que provenga de otro equipo y especialmente de uno con la experiencia que ha acumulado ¨¦l en McLaren, es muy importante¡±, consider¨® Alonso. ¡°Le hemos fichado a para optimizar el simulador, que era una de las ¨¢reas que m¨¢s deb¨ªamos mejorar y gracias a que se dieron unas circunstancias que nos permitieron incorporarlo (qued¨® libre despu¨¦s del cierre de HRT). De todas formas, hay fichajes m¨¢s importantes para el rendimiento del coche que el de Pedro, que nos puede ayudar m¨¢s a largo plazo¡±, desliz¨® el chico de Oviedo, plenamente consciente de que la mejora de un utensilio tan sofisticado como este no puede abordarse de un d¨ªa para otro. Alonso volvi¨® a poner el foco sobre Hamilton, al que considera, por encima de Vettel, su gran rival a la vista.
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