El sacrificio de Rooney

Dicen en Inglaterra que Alex Ferguson se europeiz¨® para jugar en el continente despu¨¦s de aquel partido en Old Trafford en el que el Madrid se impuso (2-3) guiado por la jerarqu¨ªa de Redondo y el instinto de Ra¨²l. Desde entonces, sus alienaciones ante los grandes rivales fuera de las islas han sido acertijos cargados de decisiones destinadas a salvaguardar su porter¨ªa. En el Bernab¨¦u pobl¨® la alineaci¨®n con tres delanteros, Welbeck, Rooney y Van Persie, pero como tal solo ejerci¨® el holand¨¦s. Nada como la posici¨®n de Rooney explica su planteamiento. Jug¨® ca¨ªdo a la banda derecha, como un interior de ida y vuelta. Se le vio m¨¢s bajando a ayudar al superado Rafael que por las inmediaciones del ¨¢rea madridista. No es la primera vez que en una cita de esta altura Rooney se ve relegado a esa tarea que le ningunea en beneficio del trabajo colectivo defensivo. En el Camp Nou, en unas semifinales de la Liga de Campeones ante el Bar?a, tambi¨¦n tuvo que convertirse en un obrero de la ida y vuelta.

All¨ª, en la banda, con el 10 a la espalda, desempe?¨® con obediencia cartesiana esa tarea fabril. Lo mismo se prestaba para tapar un disparo fuera del ¨¢rea que se arrastraba para barrer una pelota. A veces contemplaba, melanc¨®lico, c¨®mo progresaba el Madrid por la banda contraria. Con los brazos en jarra, esperando la pr¨®xima ocasi¨®n en la que tocara correr hacia atr¨¢s. La aceptaci¨®n de ese rol habla de un futbolista que acepta sin rechistar la autoridad de su entrenador, para el que es un comod¨ªn que representa como ning¨²n otro componente de su plantilla la pasi¨®n por el juego y el sentido de equipo.

En ataque, durante el primer tiempo, Rooney trat¨® de poner algo sentido al juego de su equipo, aunque fuera pegado a la cal. Con pocas posibilidades de asociarse, lanz¨® varios balones largos a Welbeck y a Van Persie que generaron una cascada de saques de esquina. Para eso tambi¨¦n qued¨® Rooney, que lanzaba los del flanco izquierdo del ataque del United. As¨ª fue c¨®mo el jugador m¨¢s ingl¨¦s gener¨® el tanto de Welbeck en una de las suertes m¨¢s cl¨¢sicas del f¨²tbol de las islas. Enguant¨® una rosca al coraz¨®n del ¨¢rea peque?a y Welbeck se elev¨® por encima de Ramos para marcar con un giro de cuello perfecto. Lo celebr¨® Rooney como si lo hubiera marcado ¨¦l mismo y sigui¨® a lo suyo. A correr la banda con categor¨ªa de estrella y empe?o de pe¨®n. Las veces que pudo, desde ese arrinconamiento, sigui¨® tratando de mostrar que estaba para algo m¨¢s que para perseguir a Cristiano, a Di Mar¨ªa o ayudar a Jones y a Carrick a tapar a Xabi Alonso.

El ¡®10¡¯, con categor¨ªa de estrella, se faj¨® como un pe¨®n a las ¨®rdenes de Ferguson

No cambi¨® su papel de interior esforzado en el segundo tiempo, aunque en ataque, a veces, trat¨® de meterse m¨¢s al medio para tratar de engarzar alguna jugada. Condujo un contragolpe, que acab¨® remate de Van Persie con un remate al larguero. Fue la primera vez que pudo mostrar esa arrancada que le ha dado tantas jornadas de gloria. Al poco, se le volvi¨® a ver defendiendo en el ¨¢rea a Di Mar¨ªa.

A falta de cinco minutos, Ferguson le sustituy¨® desfondado. Sin ning¨²n remate entre los tres palos. Pero las estad¨ªsticas reflejaban que hab¨ªa recorrido 10.395 metros. As¨ª que hasta Ferguson sali¨® del banquillo para darle un par de palmadas en esas espaldas de estibador. De estrella obrera.