Un cero may¨²sculo del Bar?a en San Siro
El conjunto azulgrana, muy previsible y hu¨¦rfano de Messi, cae ante el Milan, que marc¨® tras una mano y un contraataque
Jam¨¢s se gan¨® un partido sin tirar a porter¨ªa y cuando no se marca un gol en campo contrario se puede haber firmado la eliminaci¨®n en la Copa de Europa. Inanimado, el equipo azulgrana acept¨® sin rechistar una inesperada y merecida derrota en San Siro, desactivado por el Milan. A los azulgrana les pudo un exceso de previsibilidad y un empacho de centrocampismo ante la pared levantada por Allegri. Ni Messi pudo con Abbiati, y ya se sabe que el Bar?a suele perder cuando faltan los goles del 10, acostumbrado a tomar por lo menos un tanto por partido.
Anoche fueron dos, ambos cuando se supon¨ªa que el Barcelona hab¨ªa jugado para madurar el partido y desgastar al Milan, los dos un fiel compendio de lo que fue el encuentro. Una falta tonta de Alves, un error del ¨¢rbitro al no apreciar las manos de Zapata y el tiro de gracia de Boateng. La jugada epis¨®dica marca de la casa en Italia: 1-0. El 2-0 lo firm¨® Muntari despu¨¦s de una asistencia de El Shaarawy a pase de Niang. La contra de siempre en Italia. Hay camisetas que convierten a jugadores discretos en grandes futbolistas, y una es la rossonera.
MILAN, 2; BARCELONA, 0
Milan: Abbiati; Abate, Zapata, Mex¨¨s, Constant; Montolivo, Ambrosini, Muntari; Boateng, Pazzini (Niang, m. 75) y El Shaarawy (Traor¨¦, m. 87). No utilizados: Amelia; De Sciglio, Yepes, Cristante y Bojan.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Puyol (Mascherano, m. 88), Jordi Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Pedro, Messi y Cesc (Alexis, m. 62). No utilizados: Pinto; Montoya, Thiago, Song y Tello.
Goles: 1-0. M. 57. Boateng, desde la frontal del ¨¢rea, aprovecha una mano de Zapata. 2-0. M. 81. Muntari recibe de El Shaarawy y bate a Vald¨¦s con un disparo cruzado.
?rbitro: Craig Thomson (Esc). Amonest¨® a Mex¨¨s, Busquets, Piqu¨¦ y Traor¨¦.
Estadio de San Siro. Unos 80.000 espectadores.
El partido siempre se jug¨® c¨®mo quiso el Milan y no le conven¨ªa al Barcelona. La previsibilidad tambi¨¦n puede ser admirable, y en San Siro el Milan fue admirablemente previsible, justamente lo contrario del Barcelona , incapaz de corregirse, de sobreponerse, de variar el guion, sin la magia del 10. Ya le ha pasado en m¨¢s de un partido, sobre todo cuando enfrenta a los mejores, como el Madrid en la Supercopa y la Copa. Ante el Milan le falt¨® atrevimiento y le sobr¨® temor, v¨ªctima de un fr¨ªo del carajo, de un pasto muy irregular, de una camiseta tropical en un d¨ªa invernal.
El Bar?a ha renunciado al factor sorpresa en las citas m¨¢s solemnes como esta de Mil¨¢n. Forman los 11 de siempre, Iniesta y Cesc por supuesto, y por tanto el entrenador sacrifica a un delantero en favor de un cuarto centrocampista, de manera que el frente de ataque queda a merced de Messi y del trabajo de Pedro. La posici¨®n del 10 marca el punto de la ofensiva del Bar?a. A menudo hace "la goma", como dicen en el argot ciclista, va y viene, descansa o acelera, a veces excesivamente alejado del ¨¢rea, para suerte de los contrarios. Esta vez se qued¨® descolgado Messi.
El Barcelona juega de una manera u otra con o sin Messi. Y el Milan consigui¨® que no pasara nada porque no apareci¨® el 10. Excesivamente contemplativos, superados en los balones divididos, reiterativos en el pase al pie, los azulgrana no dieron con Abbiati. Estuvo el Bar?a siempre demasiado quieto, circunstancia que agradeci¨® el Milan, muy armado en defensa y al tiempo expectante por robar la bola y tirar un contraataque o aprovechar una jugada de estrategia.
A los rossoneri les alcanz¨® con tres llegadas para que le hinchada se convenciera de que se pod¨ªa ganar el partido si se defend¨ªa fuerte porque el Bar?a era vulnerable: a El Shaarawy se le anticip¨® Puyol despu¨¦s de un mal control cuando encaraba a Vald¨¦s, tampoco lleg¨® el delantero por un dedo a un centro desde la derecha de Montolivo y Boateng remat¨® en una situaci¨®n franca un c¨®rner muy mal defendido por la zaga del Bar?a.
Ni defend¨ªan ni atacaban bien los azulgrana, v¨ªctimas de una saturaci¨®n de centrocampistas y de una posesi¨®n in¨²til de la pelota, demasiado especulativos, hu¨¦rfanos de Messi. Ni un tiro en condiciones ni una jugada que valiera la pena. Al Bar?a le faltaban delanteros y que los medios mejoraran la velocidad de circulaci¨®n del bal¨®n. No hab¨ªa llegada por fuera con los laterales ni pases interiores, muy bien controlados los barcelonistas por el Milan y, por otra parte, negados por la cancha, irregular y pastosa. La maleza de San Siro imped¨ªa que corriera el cuero en San Siro.
La hierba nunca entorpece en cambio las jugadas epis¨®dicas con las que los equipos italianos aspiran a resolver los partidos. Una falta amortiguada por el brazo de Zapata propici¨® el gol de Boateng. El ¨¢rbitro no solo se hizo el longuis sino que le sac¨® una tarjeta por protestar a Piqu¨¦. Los azulgrana se quedaron paralizados, mitad espantados y mitad sorprendidos, y ni con los cambios pudieron sobreponerse, de nuevo expuestos y sometidos por una transici¨®n del Milan, culminado por Muntari. Nunca se hab¨ªan enfrentado a un escenario como el de San Siro.
Los barcelonistas no supieron arriesgar y tampoco se adivinaron correcciones t¨¢cticas, ni planes B ante la ausencia de Villa, v¨ªctimas de la inercia y del piloto autom¨¢tico, como si las victorias y las derrotas fueran irremediables. Negado por el Milan, vuelve el Bar?a a los viejos tiempos, cuando se precisaban remontadas y heroicidades para levantar resultados previsibles por entonces, ahora insospechados, dif¨ªciles de digerir. El cero fue monumental en San Siro.
¡°No hay excusa, ni el ¨¢rbitro, ni el campo¡±
Tuvo tan claro el Barcelona que no hab¨ªa perdido ni por los errores arbitrales ni por el estado del c¨¦sped, como Allegri que la soluci¨®n para ganar a los azulgrana no pasaba por un marcaje al hombre, esto es Messi, como hab¨ªa sugerido Silvio Berlusconi un d¨ªa antes. Claro que, asumir los propios errores y las dificultades en las que le puso el rival no eximi¨® a los jugadores del Bar?a de opinar que el ¨¢rbitro se equivoc¨® y que el campo era ¡°un patatal, un terreno de juego impropio de un partido de estas caracter¨ªsticas¡±, en palabras del t¨¦cnico, causas las dos de la desesperaci¨®n de los jugadores.
¡°El equipo se ha quedado un poco grogui despu¨¦s del primer gol, las manos son muy claras y eso influye en la moral. Pero tenemos que asumir los errores e intentar ganar en el Camp Nou. Es un campo muy complicado, iban de v¨ªctimas, pero sab¨ªamos de su historia. No hay excusa, ni el ¨¢rbitro, ni el campo¡±, concedi¨® Piqu¨¦ nada m¨¢s terminar el encuentro. El central acept¨® que los ¨¢rbitros se pueden equivocar y lanz¨® un reto: ¡°Somos el Barcelona, tenemos que hacerlo¡±.
Y algo parecido hicieron todos y cada uno de sus compa?eros, que optaron por no callar, aunque matizaron, siempre, que la derrota no se explicaba ni por las manos que Thomson no vio y que precedieron al primer tanto del Milan, ni por un verde poco propicio para los rondos. ¡°?La mano? Todo el mundo no la ha visto porque si no el ¨¢rbitro la habr¨ªa pitado, pero no es el momento de hablar del ¨¢rbitro¡±, dijo Puyol. ¡°Supongo que habr¨¢ sido mano, pero ahora ya no se puede hacer nada¡±, a?adi¨® Busquets.
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