Swansea, una ciudad y dos balones

A las puertas del Liberty Stadium, una estatua de bronce rinde tributo a Ivor Allchurch, la gran leyenda del Swansea, el ¨²nico equipo gal¨¦s que ha militado y milita en la Premier League desde que esta adquiri¨® tal denominaci¨®n en 1992. Allchurch form¨® parte de los Swan Babes, una generaci¨®n de jugadores de los a?os 50, todos nacidos en Swansea, donde el mundo del rugby, el deporte nacional, aunque en cada vez m¨¢s estrecha competencia con el f¨²tbol, asisti¨® c¨®mo a principios del siglo XX el balompi¨¦ empez¨® a desarrollarse a su sombra.

Liderados por Allchurch, ese equipo de los Swan Babes escribi¨® algunas de las grandes p¨¢ginas de la convulsa historia del club. Cada d¨ªa de partido, alrededor de la efigie Chico de Oro ¡ªdel que Santiago Bernab¨¦u dijo en su d¨ªa que era ¡°el mejor interior del mundo¡±¡ª, un senado de veteranos aficionados debate sobre la actualidad del Swansea. La frase de Bernab¨¦u est¨¢ recogida en El Orgullo de ser un Cisne de Paul H. Jenkins, un libro que conmemor¨® el centenario del club en 2012, y fue pronunciada por el presidente blanco despu¨¦s de que Allchurch marcara ante Hungr¨ªa un gol que para muchos est¨¢ considerado uno de los mejores del Mundial de 1958. Cuentan que, antes de entrar al campo, los contertulios suelen limpiar con reverencia las met¨¢licas botas de Allchurch.

Unos pasos m¨¢s all¨¢, los paneles superiores del Liberty Stadium anuncian por igual partidos de rugby de los Ospreys, un club puntero en Europa, que de los Cisnes, como se conoce a los jugadores del Swansea, que hoy (17.00) pretenden hacer historia en Wembley en la final de la Copa de la Liga que les enfrenta al Bradford, de la Second Division (como una cuarta divisi¨®n espa?ola). Michu, la emergente estrella del club, sue?a con pisar la Catedral: ¡°Tiene que ser una pasada jugar una final all¨ª... y ganarla, con lo que significar¨ªa para un club modesto como el Swansea¡±.

En las taquillas del moderno y coqueto estadio comunal, una empleada asegura que ¡°al f¨²tbol acuden m¨¢s de 18.000 personas, 20.000 cuando se llena el estadio, mientras que al rugby van entre 8.000 y 12.000¡±. El rugby es el deporte m¨¢s importante en Pa¨ªs de Gales, pero en la sure?a y acogedora Swansea, anclada en una bah¨ªa ba?ada por el Atl¨¢ntico, la atracci¨®n por la pelota redonda supera a la ovalada. Y no solo eso: se calcula que el f¨²tbol ha aportado 58 millones de libras a la econom¨ªa galesa. Hasta 33.000 seguidores del Swansea (los seguidores tienen el 20% de las acciones del club) se han desplazado a Londres para asistir a una cita que dibuja el pico m¨¢s alto de la monta?a rusa que caracteriza la historia del club, capitalizador, junto al Wrexham y al Cardiff, de la expansi¨®n del f¨²tbol all¨ª donde el rugby y sus nobles valores son una religi¨®n. ¡°Me gustan los dos deportes, pero al rugby se juega con el coraz¨®n¡±, asegura, muy sentido, un taxista, a la vez que se lleva la mano al pecho. ¡°En los ¨²ltimos a?os, bastantes aficionados eligieron el f¨²tbol por delante de rugby por los ¨¦xitos del Swansea y por lo que supone jugar en la Premier. A algunos aficionados al rugby no les gusta el f¨²tbol y viceversa, pero hay muchos que siguen ambos deportes¡±, afirma Gareth Vincent, periodista del South Wales Evening Post. ¡°La convivencia entre los Ospreys y nosotros es muy buena, de hecho, se venden abonos que dan la opci¨®n de asistir al f¨²tbol y al rugby¡±, corrobora Jonathan Wilsher, director de comunicaci¨®n del club.

Con Toshack sum¨® tres ascensos seguidos en los 80; con Roberto Mart¨ªnez hall¨® un estilo

Solo el Bradford separa al Swansea de su mayor gloria, un t¨ªtulo en el coraz¨®n de la cuna del f¨²tbol. Los acusados altibajos de su historia van desde aquel equipo que bajo la direcci¨®n de John Toshack enhebr¨® tres ascensos consecutivos a principios de los 80 hasta llegar a la m¨¢xima categor¨ªa, pasando por varios amagos serios de desaparici¨®n por quiebra, o hasta aquel partido en 2003 ante el Hull City que, de perderlo, hubiera significado la ca¨ªda en las divisiones no profesionales y la m¨¢s que probable desintegraci¨®n del club. Un pozo sin fondo al que estuvo a punto de caer antes de que Roberto Mart¨ªnez pusiera las primeras piedras del actual esplendor. Mart¨ªnez, que hab¨ªa sido antes jugador, impuso un estilo basado en la posesi¨®n del bal¨®n. Su legado lo han proyectado despu¨¦s Paulo Sousa, Brendan Rodgers y ahora Michael Laudrup.

Hoy, el Spanish Swansea de Michu, Rangel, Pablo y Chico (este baja por lesi¨®n), puede llevar a la ciudad de los dos balones un t¨ªtulo, como dijo Laudrup, salido ¡°de un cuento de hadas¡±.