Los caprichos del gol
El Athletic aprovecha una sola ocasi¨®n y el Valencia malgasta un recital de f¨²tbol y oportunidades
A la media hora, a Valverde le dio un vuelco el coraz¨®n cuando vio a V¨ªctor Ru¨ªz en el suelo, como el doliente doncel, tras una jugada muy confusa. En la banda calentaban apresuradamente el chico para todo, Albelda, y el chico reci¨¦n llegado, Quintanilla. Y Valverde prefiri¨® la experiencia a la fogosidad, y eligi¨® al medio centro para que acompa?ara a Mathieu, un lateral izquierdo con contrato de obra y servicio como central. Nada puede ser m¨¢s apetitoso para el Athletic en San Mam¨¦s, aunque sea a la hora del verm¨² y con el regusto del caf¨¦ a¨²n en el paladar, que una defensa improvisada, cosida con hilo grueso y que especialmente se hac¨ªa jirones por la banda que defend¨ªan Barrag¨¢n y Feghouli, que solo ve¨ªan el n¨²mero, nunca la cara de sus oponentes, especialmente Ibai G¨®mez que sali¨® al campo a velocidad de Vettel. Es cierto que el Athletic acusaba la ausencia de Herrera para dar dinamismo a un centro del campo demasiado rutinario con Iturraspe y San Jos¨¦, pero Ibai G¨®mez se bastaba para buscar la jugada perfecta: llegar a la l¨ªnea de fondo y centrar en busca de la cabeza salvadora de Aduriz ante una defensa descolorida y solo sostenida por el franc¨¦s Mathieu.
ATHLETIC, 1 - VALENCIA, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, Ekizxa, Laporte, Aurtenetxe (Muniain, m,. 58); Iturraspe, San Jos¨¦, De Marcos; Susaeta, Aduriz (Toquero, m. 88) e Ibai (Llorente, m. 75). No utilizados: Ra¨²l, Castillo, Igor Mart¨ªnez y Ramalho.
Valencia: Guaita; Barrag¨¢n, V¨ªctor Ruiz (Albelda, m. 30), Mathieu, Cissokho; Banega (Jonas, m. 79), Parejo; Feghouli, Tino Costa, Piatti; y Valdez (Soldado, m. 64). No utilizados: Diego Alves, Jonathan Viera, Canales y A. Quintanilla.
Goles: 1-0. M. 79. Muniain remata con la derecha a la escuadra tras una sucesi¨®n de fallos defensivos.
?rbitro: Teixeira Vitienes II. Amonest¨® a Valdez, Dani Parejo, Albelda, Iturraspe, Feghouli y Jon¨¢s
Unos 40.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Pero en la soleada ma?ana de San Mam¨¦s, los fuegos artificiales no se ve¨ªan bien. Lanzaba cohetes el Athletic que pocas veces encontraban destinatario y el Valencia quer¨ªa reencontrar el toque suave del bal¨®n, el avance l¨ªnea a l¨ªnea, la incorporaci¨®n de futbolistas mediante el contacto con la pelota. Curioso: los fuegos artificiales del Athletic parec¨ªan valencianos y los del Valencia sonaban m¨¢s a fuegos chinos, muy est¨¦ticos pero poco calientes.
La explosi¨®n lleg¨® en el minuto 34, cuando Teixeira Vitienes II, que tiene rimbombante nombre de rey pero se antoja m¨¢s un cortesano de la corte arbitral, se neg¨® a ver un derribo de Tino Costa a Aduriz dentro del ¨¢rea que fue visto incluso desde los urinarios de la Catedral. A cambio le concedi¨® al Athletic una falta que no era y que Ibai G¨®mez estrell¨® contra el travesa?o del sorprendido Guaita.
Algo hizo Valverde en el descanso o no hizo Bielsa, pero el Athletic sali¨® rezong¨®n y el Valencia con la guindilla en el cielo de la boca. Lo que hab¨ªa sido antes Ibai lo era entonces Feghouli que arras¨® la banda derecha y descubri¨® todas las carencias de Aurtenetxe y someti¨® a Iraizoz a un curso acelerado de reflejos ante disparos y centros con las dosis suficientes de veneno.
Feghouli le sac¨® tanto de quicio al Athletic que sus m¨²sculos, ya fl¨¢cidos, se convirtieron en matojos de nervios que afloraban por todas las partes del campo. Solo Iraizoz manten¨ªa el temple de un equipo que hu¨ªa del bal¨®n, que le quemaba y que se agotaba corriendo detr¨¢s de Banega, de Parejo. Bien es cierto que el Valencia abusaba del manejo del bal¨®n, del protectorado de una pelota que le parec¨ªa un tesoro. Jugaba a oleadas y con oleadas de futbolistas mientras el Athletic atend¨ªa el fog¨®n a chispazos. Y en uno de ellos encontr¨® el gol en un buen disparo de Muniain tras una sucesi¨®n de accidentes en el ¨¢rea.
El Valencia, luminoso, someti¨® al Athletic a un acoso brutal, un asedio que despert¨® a San Mam¨¦s a sabiendas de que la tormenta blanca parec¨ªa perfecta, si no fuera porque pocas veces el equipo ch¨¦ habr¨¢ fallado tantos goles como los que perdon¨® en San Mam¨¦s. El gol que Soldado a cincuenta cent¨ªmetros de la l¨ªnea merece pasar a la historia del f¨²tbol en el aparatado de lo imposible. El f¨²tbol fue injusto con el Valencia y generoso con el Athletic, pero las pautas del f¨²tbol no existen. A fin de cuentas tiene mucho de capricho y los goles son caprichosos por naturaleza.
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