¡°Por mi cabeza no pasaba ser un goleador¡±
Mario Kempes (Bell Ville, Argentina, 1954) empez¨® de 5, lo convirtieron en un 10 y acab¨® siendo un excelente goleador. El Matador le llamaron, algo que nunca hab¨ªa imaginado. Pese a no darse ni cuenta, caus¨® impacto en el Valencia y en la Liga espa?ola de los a?os setenta. Ten¨ªa potencia, habilidad y un enorme carisma.
Pregunta. ?De qu¨¦ pichichi est¨¢ m¨¢s orgulloso, del de la 76-77 o el 77-78?
Repuesta. Del primero. Fue especial porque estaba reci¨¦n llegado y tuve un gran contrincante, Rafa Mara?¨®n. Estuvimos muy juntos hasta el final, cuando marqu¨¦ dos goles en el campo del Atl¨¦tico.
P. ?Sab¨ªa lo que significaba Pichichi?
R. Cuando sal¨ª dos veces goleador, los muchachos me dijeron que tendr¨ªa que romper los marcos de la puerta de mi casa para entrar los trofeos. Cuando me los dieron, ese verano, me cab¨ªan en los bolsillos. Antes de m¨ª, en el Valencia lo hab¨ªa ganado Mundo, con quien trab¨¦ amistad, pero no me avisaron de nada.
El 5 tiene que quitar y tocar muy r¨¢pido"
P. ?Los mejores fueron Di St¨¦fano y Hugo S¨¢nchez?
R. Alfredo agarraba el bal¨®n en un arco y lo alojaba en la red del otro. Hugo esperaba en el ¨¢rea que le enviaran la pelota los de la Quinta del Buitre para marcar de chilena, de volea o de cualquier manera. Al goleador no deben pedirle que defienda, sino que defina y ya est¨¢.
P. ?C¨®mo era aquella Espa?a de los setenta en la que aterriz¨®?
R. Yo no conoc¨ªa nada de Espa?a, solo hab¨ªa estado en Francia, en el Mundial juvenil, y tuve la suerte de caer en una ciudad tan linda como Valencia. Era muy manejable, no como ahora: hay tantas autopistas que me pierdo.
P. ?El f¨²tbol era muy distinto?
R. En lo f¨ªsico prevalec¨ªa el f¨²tbol europeo, aunque yo ven¨ªa del Central. All¨ª tampoco ¨¦ramos muy exquisitos y trabaj¨¢bamos duro. Lo que me cost¨® fueron los horarios. De d¨ªa ten¨ªa mucho sue?o y me dorm¨ªa; por la noche, me desvelaba. Casi me vuelvo loco.
P. ?A qu¨¦ atribuir¨ªa la facilidad para el gol de muchos sudamericanos, a la picard¨ªa?
R. No, la picard¨ªa ac¨¢ se asocia m¨¢s a tirarse al suelo. Yo lo atribuyo al oportunismo, al estar bien ubicado y a eso que antes se llamaba olfato goleador. Y quiz¨¢s al hambre de gol. Pero lo que est¨¢ pasando ahora con Messi y Cristiano rompe todas las c¨¢balas: dos grandes jugadores en los mejores equipos con estilos muy diferenciados. Quiz¨¢ Cristiano tire m¨¢s del carro, pero Messi tiene el estilo de La Masia mamado.
P. ?En qu¨¦ goleadores se fijaba?
R. Yo vengo de una televisi¨®n en blanco y negro, se ve¨ªa poco y se escuchaba mucho. Yo arranqu¨¦ de 5; por mi cabeza nunca pas¨® lo de ser goleador. En mi pueblo, me pasaron a 10, arrancando desde el centro del campo desde la izquierda como ahora Cesc o Iniesta. O como en el Mundial 78 con Ardiles, Gallego y yo.
P. ?El enganche lleg¨® de Argentina?
R. El 10 siempre ha sido diferente en el 4-3-3: era un pasador como Bochini, Trobbiani [que pas¨® por el Elche y el Zaragoza], Alonso¡ yo era diferente, m¨¢s grandote, no dir¨ªa de choque, pero no tanto de habilidad. Despu¨¦s las figuritas se movieron de ese dibujo. Ahora si se juega un 4-4-1-1 no sirve de nada porque el enganche no tiene a qui¨¦n pasar.
P. As¨ª que empez¨® de 5¡
R. El 5 se quedaba atr¨¢s. Pipo Rossi, ahora Xavi, Busquets¡ Me vieron que no eran tan 5 porque me encantaba irme hacia delante.
P. ?El mejor 5 ha sido Redondo?
R. Pero Redondo cada vez que agarraba la valija, se iba. Una gran zurda, pero no ten¨ªa tanto quite como Makelele o Albelda. El 5 tiene que quitar y tocar muy r¨¢pido.
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