A Caballero se le escurre el partido
Una pifia del portero del M¨¢laga en c¨®rner y un remate oportuno de Sergio Garc¨ªa propician el triunfo del Espanyol
Se le escap¨® el bal¨®n y el partido de las manos a Caballero, portero excelente que cometi¨® un desliz, el suficiente para impulsar a un Espanyol que sud¨® de lo lindo tras el bal¨®n, pero que se llev¨® el duelo porque alej¨® a Isco de la porter¨ªa y neg¨® los pases interiores, tambi¨¦n los pertinaces centros laterales. Desinfl¨® el Espanyol a un M¨¢laga que llegaba con la dicha europea de la Champions, logro que subraya su apuesta por el f¨²tbol, siempre con el esf¨¦rico por bandera y el pase como argumento, tambi¨¦n el gol como premio. Pero la pifi¨® Caballero y Sergio Garc¨ªa ali?¨® el resultado, el triunfo periquito.
M?LAGA 0 - ESPANYOL 2
M¨¢laga: Caballero; G¨¢mez, Lugano, Weligton, Antunes; Toulalan (Saviola, m. 69), Camacho; Seba (Joaqu¨ªn, m. 61), Isco, Piazon (Duda, m. 61); y Santa Cruz. No utilizados: Kameni; Morales, Sergio S¨¢nchez y Onyewu.
Espanyol: Casilla; Mattioni, Colotto, H¨¦ctor Moreno, Capdevila; Forl¨ªn (Baena, m. 76), V¨ªctor S¨¢nchez; Stuani, Verd¨² (Ra¨²l rodr¨ªguez, m. 76), Wakaso (V¨ªctor ?lvarez, m. 87); y Sergio Garc¨ªa. No utilizados: Cristian ?lvarez; Christian G¨®mez, Petrov y Longo.
Goles: 0-1. M. 49. Caballero sale mal en un saque de esquina
Colotto pone el pie para marcar. 0-2. M. 66. Sergio Garc¨ªa remata un centro de Wakaso.
?rbitro: Cerro Grande. Mostr¨® la cartulina amarilla a Wakaso, Forl¨ªn, Verd¨², Duda y Camacho.
La Rosaleda. 20.000 espectadores.
Al comp¨¢s del baile del bal¨®n protagonizado por Isco, el M¨¢laga enton¨® sus mejores notas, su juego m¨¢s gallardo. Le sobra al mediapunta f¨²tbol, ese que estructura el ataque de su equipo y que desgaja a las defensas contrarias. Con una facilidad pasmosa para descontar las l¨ªneas de presi¨®n adversarias ¨Cbien con el pase; bien con un movimiento de cintura-, Isco reparti¨® el esf¨¦rico con elegancia, como si a esto se jugara con esmoquin. Su defecto, porque as¨ª se lo exigi¨® la atosigante zaga del Espanyol y porque Camacho, extra?amente, apenas particip¨® del juego, fue que actu¨® de crupier a distancia, lejos del ¨¢rea rival. Pero cuando mezcl¨® con Piazon, el f¨²tbol cogi¨® color y forma. Habilidades, en cualquier caso, descompuestas en los guantes de Casilla.
Inflamado y sin titubeos, el Espanyol se present¨® en La Rosaleda como un adversario competitivo, sobre todo porque le quit¨® durante 10 minutos el bal¨®n y con eso le alcanz¨® para encontrar a Verd¨², santo y se?a del equipo, arquitecto de cualquier jugada blanquiazul. As¨ª se constat¨® en la jornada anterior, cuando Aguirre lo sent¨® en el banquillo porque le reclamaba m¨¢s trascendencia en los resultados, decreto que result¨® un aviso para el jugador y un castigo para el equipo porque el 10 es el paso fronterizo entre la media y la delantera, acaso entre la soser¨ªa y la imaginaci¨®n. Con Verd¨² sobre el c¨¦sped, el Espanyol se defini¨® de buenas a primeras. Una contra de manual, con tres pases verticales y uno horizontal, acab¨® en un remate de Verd¨² que solo Caballero acert¨® a expeler. Poco despu¨¦s, el 10 ley¨® el estupendo desmarque de Mattioni, que chut¨® a puerta y, de paso, al pecho de un Caballero que aguant¨® con ¨¦xito la embestida. Eso dur¨® el Espanyol, hasta que Caballero dict¨® lo contrario.
Rompi¨® y rasg¨® Toulalan en el eje para darle el cuero a Isco, que busc¨® a su compinche Piazon para ejecutar el f¨²tbol m¨¢s distinguido, ese que manda a la lona al rival y levanta al aficionado del asiento. El tri¨¢ngulo lo completaba Santa Cruz, que aguantaba la pelota y la devolv¨ªa a la llegada desde la segunda l¨ªnea, como en esos dos disparos torcidos de Piazon, o ese de Seba m¨¢s propio de rugby. Pero no se daban ocasiones claras. Sobre todo porque el Espanyol cerr¨® a las mil maravillas las l¨ªneas de pase interiores, por lo que el M¨¢laga se apoy¨® en los costados, en las perennes carreras de Antunes y G¨¢mez, laterales que act¨²an de carrileros. Aunque sus centros, ni siquiera por repetidos, desequilibraron a Casilla, manoplas firmes y excelentes por arriba, todo un Super Glue para los balones. Lo contrario le ocurri¨® a Caballero.
El M¨¢laga enton¨® sus mejores notas al comp¨¢s del baile del bal¨®n protagonizado por Isco, pero siempre fueron lejos del ¨¢rea rival
Portero que a cada duelo reclama su internacionalidad con Argentina, quiz¨¢ porque no hay otro que sobresalga en la actualidad, Caballero acumula ¨¦xitos y elogios. Amordaz¨® al Espanyol con dos acciones, pero luego le dio vida y algo m¨¢s en una pifia impropia de su calidad, m¨¢s que nada porque pretendi¨® atrapar un saque de esquina a una mano, como si tuviera un gancho, una aspiradora. Al m¨¢s puro estilo de Tommy N¡¯Kono, portero periquito en la d¨¦cada de los a?os 80. Pero a Caballero se le escurri¨® la pelota y el partido, y ah¨ª apareci¨® Colotto y su pie travieso, que envi¨® el cuero a gol.
Movi¨® Pellegrini ficha con la alteraci¨®n de sus extremos, con Joaqu¨ªn y Duda, cada uno a su banda natural. Pero sus centros tampoco desestabilizaron a Casilla y menos encontraron la finalizaci¨®n de Santa Cruz. Por lo que Wakaso, con espacios, ret¨® y venci¨® en una carrera a G¨¢mez y puso el esf¨¦rico raso y fuerte al punto de penalti. Territorio de Sergio Garc¨ªa, que meti¨® el exterior del pie y clav¨® el cuero en la escuadra, a la red. Punto final del M¨¢laga, algarab¨ªa de un Espanyol que se despega de la cola de la tabla.
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