?Qui¨¦n me lleva a la monta?a?
La reciente muerte en Gredos de una excursionista vizca¨ªna durante una salida conducida por el monitor de un club de monta?a recupera el debate sobre la profesi¨®n de gu¨ªa en Espa?a y la formaci¨®n necesaria para las expediciones
Las estad¨ªsticas oficiosas de los servicios de rescate en monta?a de la Guardia Civil revelan que la gran mayor¨ªa de accidentes fatales suceden en lugares de escaso compromiso o dificultad t¨¦cnica. As¨ª, la muerte por hipotermia y fatiga extrema de la monta?era vizca¨ªna Iratxe Urrutia (39 a?os), el pasado 29 de marzo, en la ruta del Puerto del P¨¦on (Sierra de Gredos, ?vila) deber¨ªa haberse sumado sin demasiado ruido a los siniestros habituales.
Sin embargo, al final de una jornada de monta?a organizada por el club Alpino de Bilbao, los servicios de rescate impidieron un drama mayor: Iratxe falleci¨® poco despu¨¦s de ser rescatada, mientras que uno de sus compa?eros entr¨® en coma (se recupera) y un tercero fue evacuado con heridas leves. La novedad tiene relaci¨®n con la figura del monitor del club de monta?a vizca¨ªno, responsable de la actividad y ahora acusado por ¡°denegaci¨®n de auxilio y homicidio imprudente¡±.
Una de las razones de ser de los clubes de monta?a es fomentar la pr¨¢ctica del monta?ismo. Muchos ofrecen un calendario de salidas y gestionan la log¨ªstica de transportes y alojamientos. Uno o varios monitores del club dirigen la excursi¨®n. En muchos casos, carecen de formaci¨®n t¨¦cnica, o, como mucho, poseen una titulaci¨®n de car¨¢cter federativo que les habilita para desempe?ar funciones de un gu¨ªa de monta?a.
Muchos clubes ofrecen salidas dirigidas por personas sin la preparaci¨®n necesaria
Los excursionistas delegan la toma de decisiones en el monitor o creen ver en la fuerza del grupo un salvoconducto de seguridad. No fue el caso en la ruta del Puerto del Pe¨®n. Seg¨²n el relato de los integrantes de la excursi¨®n, el mal tiempo fue constante, a 2.000 metros y sobre nieve. El grupo desisti¨® al afrontar un terreno nevado demasiado inclinado. A partir de ese momento, el grupo se disgreg¨® durante el descenso, quedando rezagados la fallecida, acompa?ada por una chica, y a¨²n por detr¨¢s, el excursionista que despu¨¦s entrar¨ªa en coma, a su vez acompa?ado por un integrante de la salida. Fue un grupo de monta?eros sevillanos el que alert¨® a los servicios de emergencia tras cruzarse con ellos.
La excursi¨®n del Club Alpino Bilbao contaba 18 integrantes, puesto que otros 13 hab¨ªan decidido descansar. El monitor imputado asegura que el accidente no fue fruto de una ¡°negligencia sino de la fatalidad¡±. El Gu¨ªa de Alta Monta?a Jonatan Larra?aga considera: ¡°Sin querer juzgar a nadie, creo que el grupo cometi¨® varios errores graves dentro de los c¨®digos de seguridad: meteorolog¨ªa, exigencia de la ruta, valoraci¨®n del nivel del grupo y ratios: en una traves¨ªa as¨ª funcionamos con un ratio 1-6 (por cada seis monta?eros va un gu¨ªa), tras hacer una selecci¨®n de niveles. Adem¨¢s, portamos medios de auxilio: botiqu¨ªn completo, mantas t¨¦rmicas, y tenemos experiencia en primeros auxilios¡±. Un gu¨ªa de alta monta?a es una persona que gestiona el riesgo: ¡°La muerte por agotamiento y fr¨ªo extremo a 2.000 metros demuestra que los responsables del grupo no ten¨ªan ni idea de todo lo nombrado con anterioridad. Hay imprudencias graves al respecto¡±.
La profesi¨®n de gu¨ªa es centenaria en Francia, Austria, Italia y Suiza. Y merece un enorme prestigio social: en Francia un gu¨ªa observa el reconocimiento que aqu¨ª atribuimos a un cirujano. ¡°En nuestro pa¨ªs tenemos que andar dando explicaciones. Es un problema de base, cultural. Mientras al otro lado de la frontera nuestros colegas se ganan la vida con una profesi¨®n arraigada, nosotros tenemos que mendigar para vivir dignamente de la monta?a todo el a?o. Este accidente evidencia que hay cosas que se est¨¢n haciendo mal por parte de la administraci¨®n. Lo que no puede ser es que clubes de monta?a y federaciones auton¨®micas est¨¦n ofertando actividades en las que gu¨ªen personas no cualificadas; esto en otros pa¨ªses es un delito¡±, puntualiza Larra?aga.
Se da una enorme paradoja en la concesi¨®n de t¨ªtulos de monitor. La Federaci¨®n Espa?ola de Deportes de Monta?a y Escalada (FEDME) aboga por erradicar la figura del monitor, dejando en manos de gu¨ªas titulados la labor de conducci¨®n. Sin embargo, las federaciones auton¨®micas tienen potestad para formar a sus monitores. Lluis Giner, director t¨¦cnico de la FEDME, es tajante: ¡°La FEDME defiende que la ¨²nica formaci¨®n de gu¨ªas v¨¢lida es la que existe y est¨¢ integrada en el sistema educativo. La formaci¨®n ha de ser m¨¢xima¡±.
Hoy, un gu¨ªa de alta monta?a estudia un m¨ªnimo de tres a?os antes de obtener la acreditaci¨®n que le permita guiar, am¨¦n de superar unas pruebas de acceso y demostrar un curr¨ªculo deportivo concreto. Existen federaciones auton¨®micas que trabajan con monitores que ni siquiera reciben un fin de semana de formaci¨®n, monitores que ofrecen cursos de formaci¨®n cobrando un precio inferior a la tarifa de un gu¨ªa. La diferencia es demasiado grande y as¨ª lo ven ciertos clubes, que trasladan la gesti¨®n de sus salidas a gu¨ªas titulados; otros siguen tirando de la figura del monitor. ¡°En el fondo¡±, considera Giner, ¡°existe una gran confusi¨®n¡±.
Muchos aficionados consideran tab¨² llevar un gu¨ªa; otros opinan que es caro. En el grupo Alpino de Bilbao, tres gu¨ªas hubiesen bastado para 18 monta?eros, a 50 euros por cabeza.
?scar Gogorza es periodista y gu¨ªa de alta monta?a.
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