Negredo, un cirujano cabreado
Pitado por la grada, el delantero se enfada tras marcar el gol de la victoria del Sevilla ante el Athletic
Puede ser normal que un delantero poderoso les gane la posici¨®n a los centrales poderosos, que les robe el aire y les enga?e con un aliento enfermizo. Puede ser que de tanto mirar al bal¨®n que sal¨ªa de las botas de Rakitic en una jugada ritual te embeleses con las volteretas de los dibujitos en el cuero. Puede ser que concibas que estad¨ªsticamente se consiguen muy pocos goles cuando a¨²n los equipos no han roto a sudar. Puede ser que a¨²n el Athletic estuviera d¨¢ndole vueltas a las ¨²ltimas indicaciones de Bielsa. Lo que no puede ser es que todo ocurra a la vez, en apenas un minuto, y que tres delanteros del Sevilla, a bal¨®n parado, elijan qui¨¦n remata a gol un centro de Rakitic, enroscado sin m¨¢s, con un solo defensor en el punto de penalti. Misterios de la t¨¦cnica.
Sevilla, 2; Athletic, 1
Sevilla: Beto; Coke (Cicinho, m. 81), Fazio (Perotti, m. 65), Navarro, Alberto; Del Moral (Bot¨ªa, m. 45), Medel, Kondogbia, Reyes; Rakitic y Negredo. No utilizados: Palop; Maduro, Herv¨¢s y Bab¨¢.
Athletic: Iraizoz; Iraola (Ramalho, m. 70), Gurpegui, Ekiza, Laporte; Herrera, San Jos¨¦ (Iturraspe, m. 45) De Marcos; Ibai, Llorente (Aduriz, m. 45) y Muniain. No utilizados: Ra¨²l; Toquero, Aurtenetxe e Ismael L¨®pez.
Goles: 1-0. M. 4 Negredo. 1-1. M. 55. Gurpegui. 2-1. M. 86. Negredo, a pase de Reyes.
?rbitro: Mateu Lahoz. Expuls¨® a Navarro (m. 73) y a Laporte (m. 80) por dos tarjetas amarillas. Amonest¨® a Coke, Gurpegui, Herrera, Aduriz, Fazio, De Marcos e Iturraspe.
Unos 25.000 espectadores en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
La historia naci¨® as¨ª, ya adulterada por una jugada inesperada. Seguramente los m¨¢s viejos del entorno rojiblanco recordaron la colecci¨®n de aquellos viejos centrales que nunca dejaban llover, y si llov¨ªa ten¨ªan el paraguas en el brazo. Ya no existen. Pasaron. O cambiaron, porque a los 10 minutos de reanudar el partido, tras el descanso, Gurpegui, imputado en el gol de Negredo, se sac¨® una peinada a centro de Ibai G¨®mez que igual¨® el partido con el Sevilla en fila en el ¨¢rea. Quiz¨¢s tambi¨¦n pasaron los centrales en Nervi¨®n y los actuales creyeron que con colocarse ten¨ªan bastante.
Y el Sevilla, voraz, con un aire volc¨¢nico, el que le da el jovenzuelo Kondogbia, impetuoso, y al que le pone la pauta Rakitic, jugaba al gusto del champ¨¢n: que sabe mejor cada vez que se abre una botella. La botella la abr¨ªa Kondogbia, la serv¨ªa Rakitic y la derramaba sobre la mesa, ¡ªgoles aparte¡ª Negredo, obtuso al principio en las decisiones, tembloroso en el manejo de la botella sobre el vaso, con tantas ganas de agradar como un maitre apresurado, pero finalmente convertido en el camarero perfecto del ¨¢rea.
El Athletic asist¨ªa a las evoluciones de su rival como quien asiste a una clase pr¨¢ctica. El Sevilla, vi¨¦ndose admirado, se gust¨® tanto que se ensimism¨® en su juego mientras el Athletic, asustado, perd¨ªa uno, dos tres, cuatro balones en cada jugada y le invitaba al equipo de Emery a invadir su sala de estar. Mir¨¢ndose al espejo, el Sevilla se vampiriz¨®, permitiendo que el Athletic resucitase de sus errores m¨¢s con el coraz¨®n que con la cabeza, a medida que Kondogbia y Medel se guarec¨ªan en la defensa y Rakitic parec¨ªa una estrella fugaz. Por ah¨ª creci¨® el Athletic, m¨¢s por el cent¨ªmetro ajeno que por el estiramiento de sus huesos. Gan¨® una batallita el Athletic, que parec¨ªa menor y no lo era, al convertir el juego en un pasacalles, en una cirug¨ªa visceral, sin anestesia ni preoperatorio. Eso le dio un pulso al partido que convirti¨® el diagn¨®stico en un servicio de urgencias permanente donde hay mucho que hacer y poco que pensar. Los partidos desesperados, intensos, en los que el miedo se reparte tienen siempre la grandeza del coraz¨®n.
Y en esto, en pleno quir¨®fano, cuando el centro del campo es como el m¨¦dico de cabecera, que acaba donde la cirug¨ªa empieza, Reyes huy¨® por la banda e hizo un corte horizontal con el bistur¨ª de su pierna izquierda para que Negredo empujara a la red con m¨¢s rabia que alegr¨ªa. Marc¨® el gol de la victoria y pareci¨®, sin embargo, que hab¨ªa cometido un delito. Pareci¨® que le hab¨ªa dolido el gol y a quien le doli¨® fue al Athletic, que daba por hecho que en el correcalles ten¨ªa las de empatar. Hab¨ªa mucho sitio en el campo tras las expulsiones de Navarro y Laporte. Con m¨¢s sitio se opera mejor. Y Reyes fue el cirujano jefe aunque el bistur¨ª estuviese en el pie del cabreado Negredo. Los quir¨®fanos es lo que tienen: son estancias en las que te juegas la vida. Y ambos equipos se la jugaron a coraz¨®n abierto. Uno mirando al norte (Europa) y el otro mirando al sur (la permanencia). Y prevaleci¨® el norte, aunque el Sevilla sea el sur.
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