Un escarabajo del siglo XXI
Viaje a la vida e ideas de Nairo Quintana, el colombiano de 23 a?os que anuncia el futuro
¡°Ya ver¨¢s a Nairo, ya. Ya ver¨¢s. Aprende rapid¨ªsimo, a la primera, no hace falta repetirle las cosas. Y, sobre todo, tiene una cosa muy clara: sabe distinguir entre lo importante y lo muy importante¡±, advierte Eusebio Unzue, y uno est¨¢ deseando creer al director del Movistar, c¨®mo encomia a su ¨²ltimo descubrimiento. Pero despu¨¦s de pasar una tarde con ¨¦l, con Nairo Quintana, descubriendo su vida y sus ideas en un adosado de Gorraiz, pegado a Pamplona, compartido con otros como ¨¦l, ciclistas j¨®venes llegados de Colombia, Ur¨¢n, Henao, Ospina, su hermano D¨¢yer, hay que concluir sin embargo que Unzue est¨¢ equivocado. No es que Quintana, el ciclista colombiano que acaba de ganar la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, aprenda muy r¨¢pido sus lecciones, sino que es ¨¦l, Unzue, quien las recibe d¨ªa tras d¨ªa, y demuestra que a¨²n tiene capacidad para asimilarlas. Es Unzue, precisamente, uno que dirigi¨® a Perico e Indurain, quien con Quintana ha podido volver a diferenciar lo importante de lo muy importante.
Los colombianos tenemos mucho coraje y eso nos destaca, somos luchadores"
Entre otras cosas le ense?a Quintana, nacido en la provincia de Tunja, regi¨®n de Boyac¨¢, a 2.800 metros de altitud, la esencia del ciclismo del siglo XXI; le cuenta no de qu¨¦ va la vaina, sino de qu¨¦ tiene que ir.
¡°Mi padre¡±, recuerda Quintana, nacido en tierra dura, en las alturas de Tunja, regi¨®n de Boyac¨¢, ¡°ten¨ªa un coche muy viejo sin tac¨®metro, y med¨ªa la gasolina metiendo un palo en el dep¨®sito y viendo hasta d¨®nde manchaba. Y mirando al palo ya sab¨ªa para cu¨¢ntos kil¨®metros ten¨ªa, hasta d¨®nde pod¨ªa llegar. Ahora los ciclistas van todos pendientes del SRM, de cu¨¢ntos vatios mueven en cada momento, y les dicen tira a 400, y ellos se ponen a eso, pero no saben si van a poder resistirlo ni cu¨¢nto tiempo. Yo me conozco. Puedo correr sin SRM y, como mi padre sin tac¨®metro, calcular cu¨¢nta gasolina tengo, hasta d¨®nde puedo llegar¡±.
Dicho de otra forma. Quintana es un Wiggins, el rey del SRM, met¨®dico, calculador, anal¨ªtico, disciplinado, con alma de colombiano puro y esp¨ªritu propio, ideas. Quiere ser una mezcla perfecta, un poquito de Lucho Herrera, su capacidad ¨²nica de escalador, otra pizca de Fabio Parra, su capacidad de sufrimiento, y otra de Botero, el gran rodador, sin olvidar al sprinter Leonardo Duque, que ya parece belga por lo bien que se mueve en el pelot¨®n.
Quintana tiene 23 a?os reci¨¦n cumplidos y habla con pausa y calma, con sabidur¨ªa, como corre, una persona que no es hija de sus condiciones sino de sus decisiones. Es un l¨ªder con capacidad de transformar su realidad. Y, eso no lo dice Quintana, quiz¨¢s por timidez, su propia cabeza, su curiosidad insaciable, su instinto depurado y su ambici¨®n. Y unas cualidades f¨ªsicas de gran campe¨®n, de ganador de Tour en potencia: un consumo de ox¨ªgeno a niveles de Indurain (casi 90 mililitros por kilo y por minuto) y una potencia en los l¨ªmites de lo conocido, m¨¢s all¨¢ de la frontera entre los buenos y los muy buenos, los extraordinarios. ¡°En algunas pruebas en carretera¡±, dice, ¡°he llegado a mover siete vatios por kilo¡±. Todo ello, compacto, en un cuerpo de 1,67 de altura y 56,5 kilos.
Me da miedo decirlo, pero s¨ª, me veo ganador del Tour en el futuro¡±
Naci¨® en familia pobre. Cinco hermanos que desde peque?os ayudaban a su padre a vender fruta en los mercados de los pueblos. Trabajo duro y poca escuela, aunque aprendi¨® a andar en bicicleta a los 15 a?os justamente para poder ir a la escuela, que estaba a 16 kil¨®metros de su casa y un puerto: de bajada para ir al colegio, de subida para regresar a casa por las tardes. Son los or¨ªgenes de cualquier ciclista que se precie: hambre, privaciones, sufrimiento, determinaci¨®n; de ah¨ª han salido la mayor¨ªa de los campeones y casi todos los escarabajos, los escaladores llegados de Colombia a la vera de Lucho Herrera en los a?os 80. Llegaban a Europa como la octava maravilla, se dejaban guiar y volv¨ªan a Colombia, enfermos de desarraigo y tristeza. Al estereotipo Quintana, y con ¨¦l otros j¨®venes como sus compa?eros de piso o Betancur, le dan la vuelta: ha llegado de Colombia, ha aprendido de Europa y ya est¨¢ dispuesto para dirigir el futuro, para ense?ar. Son los escarabajos del siglo XXI. ¡°Somos diferentes porque desde muy j¨®venes, desde juveniles hemos corrido en Europa, en el llano, en los abanicos...¡±, dice. ¡°Y tambi¨¦n destacamos ahora m¨¢s porque el ciclismo est¨¢ limpio y eso favorece nuestras condiciones naturales, de los que nacimos a 2.800 metros¡±.
¡°Pienso que soy resistente al dolor, al sufrimiento, pienso que he superado bastante el dolor. Los colombianos tenemos, como decimos, mucho coraje y, pienso, eso nos destaca, nos hace saber sufrir, somos luchadores. Somos gente de campo que aprendimos a trabajar, a luchar¡±, dice Quintana. ¡°Me siento l¨ªder de este equipo, s¨ª, en diferentes carreras. Ya s¨¦ cu¨¢l es mi lugar. No me asusta imponer mi voz. Cuando vamos en carrera les digo a los compa?eros lo que pienso: ¡®ponte, no te pongas, m¨¢s atr¨¢s, m¨¢s adelante¡¯, y voy mirando la carrera para manejarlos. He aprendido a correr sin pinganillo. S¨¦ moverme. Veo la carrera por donde viene. Y voy siempre delante en el pelot¨®n, que es donde hay que ir. Y para ganarme el respeto, claro. Me abro hueco aunque los grandes me liman bastante y me quieren echar¡ A veces hay que guerrear y limar, y muy de vez en cuando les voceo. As¨ª se gana uno el respeto, el sitio¡±.
Y su seguridad, as¨ª es Quintana, no se quiebra ni cuando se le hace la pregunta que mejor puede definir su car¨¢cter ciclista.
¡ª?Se ve usted ganador del Tour?
¡ªMe da miedo decirlo, pero s¨ª. Me veo ganador del Tour en el futuro, pero no me quiero ni ilusionar ni equivocar por ahora.
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