Adam Scott ten¨ªa un destino

Hab¨ªa mucha historia escondida en ese ¨²ltimo putt de Adam Scott para ganar el Masters. La suya propia, la de una leyenda y la de todo un pa¨ªs. Scott se convirti¨®, a los 32 a?os, en el primer australiano que vence en Augusta, veng¨® los tres segundos puestos del hombre que le inspir¨®, Greg Norman, especialmente cruel el de 1996, y enterr¨® la pesadilla del Open Brit¨¢nico que perdi¨® en 2012. El aussie habl¨® del ¡°destino¡± para que se cumpliera todo eso, y ser¨ªa el destino el que no quiso que entrara la bola de ?ngel Cabrera en el desempate que decidi¨® la chaqueta verde.

Fue un final de Masters apote¨®sico. El argentino Cabrera tuvo el mundo en la mano cuando lideraba por dos golpes la tabla al inicio de la segunda vuelta. El tambi¨¦n australiano Jason Day irrumpi¨® en escena con tres birdies y entonces parec¨ªa que el triunfo era suyo. Pero entre ambos se col¨® Scott para reclamar que el destino le hab¨ªa elegido. Empatados a 279 golpes, nueve bajo par, Scott y Cabrera disputaron el desempate. Y ah¨ª qued¨® claro que la chaqueta ya ten¨ªa medidas. El argentino se qued¨® a un cent¨ªmetro del birdie en el hoyo 18 y luego en el 10. Scott ya no dej¨® pasar el tren y con un putt de cuatro metros cerr¨® muchas heridas.

La suya estaba abierta desde el Open Brit¨¢nico de 2012. Con cuatro golpes de ventaja sobre Ernie Els cuando faltaban cuatro hoyos por jugarse, la Jarra de Plata ten¨ªa due?o. Incre¨ªblemente, no fue as¨ª: cuatro bogeys en esos cuatro hoyos y el grande para Els por un golpe. Era otra vez la maldici¨®n australiana que hab¨ªa condenado a Greg Norman en el Masters de 1996. El Tibur¨®n Blanco comenz¨® la ¨²ltima ronda con seis golpes de ventaja sobre Nick Faldo y dilapid¨® su renta. Norman estaba maldito en Augusta, tres veces segundo, un puesto cuya amargura sabore¨® tambi¨¦n dos veces en el PGA y otras dos en el US Open ¡ªla miel la prob¨® con dos Open Brit¨¢nicos¡ª. As¨ª que en ese ¨²ltimo putt de Scott hab¨ªa demasiada cuenta pendiente como para no entrar. Cuando la bola rod¨® dentro, el australiano sutur¨® su recuerdo del Open de Royal Lytham, veng¨® a Norman y dio a Australia su primer domingo ganador en Augusta. Scott se fundi¨® con Steve Williams, excaddie de Tiger. Y Waltzing Matilda, la canci¨®n popular aussie, reson¨® en su honor y el de Day y Leishman, tercero y cuarto.

Sergio Garc¨ªa volvi¨® a sentir el v¨¦rtigo al verse el primer d¨ªa en lo m¨¢s alto

¡°Norman inspir¨® a todo un pa¨ªs de golfistas. Era el mejor jugador del mundo y un icono en Australia, un modelo de conducta. ?l pod¨ªa haber ganado la chaqueta verde, y parte de esto es para ¨¦l porque me ha servido de inspiraci¨®n¡±, coment¨® Scott vestido de verde. ¡°Los australianos somos un pueblo muy orgulloso deportivamente. Queremos pensar que somos los mejores en todo, as¨ª que es incre¨ªble que mi destino haya sido ser el primer australiano en ganar el Masters¡±. ¡°Esto significa todo para m¨ª¡±, coment¨® Norman desde su casa en Florida.

Scott, hijo de golfistas, con domicilio en Suiza, se meti¨® en el bolsillo de la chaqueta 1,4 millones de d¨®lares (1,07 millones de euros). Fue el triunfador de un Masters con mucha sustancia. Tiger fue cuarto en un grande que no olvidar¨¢. Lleg¨® se?alado como el favorito y se march¨® se?alado por no retirarse despu¨¦s de un dropaje ilegal en el hoyo 15 el viernes. Al final se qued¨® sin grande y sin dar ejemplo de lo que se supone que es el golf. Los aplausos se los llev¨® Tianlang Guan, el fen¨®meno chino de 14 a?os, mejor amateur, un fil¨®n medi¨¢tico al que ahora se rifan aunque ¨¦l deba volver al colegio. En cuanto a los espa?oles, Sergio Garc¨ªa volvi¨® a padecer el v¨¦rtigo al verse en las alturas el primer d¨ªa, Gonzalo Fern¨¢ndez-Casta?o hizo m¨¦ritos para obtener la tarjeta estadounidense y Chema Olaz¨¢bal disfrut¨® de una buena semana de golf.