A la pata coja
Los locales descomponen a los visitantes catapultados por M¨¹ller
Especulaci¨®n, f¨²tbol y bal¨®n parado. De todo un poco y en ese orden, c¨®ctel de lo m¨¢s indigesto para un Barcelona que no hall¨® remedio ni receta, castigado por su falta de inventiva y l¨ªneas de pase, tambi¨¦n por un Bayern superlativo.
Especulaci¨®n. La del Bar?a lleg¨® con la alineaci¨®n; la del Bayern, sobre el c¨¦sped. Decidi¨® Vilanova poner antes a Alexis que a Villa para ganar en la presi¨®n avanzada, en el trabajo defensivo. Pero la taca?er¨ªa se expres¨® en Tello, en la grada porque el Bar?a, por si las moscas Messi no segu¨ªa en ¨®rbita y se lesionaba de nuevo, opt¨® por tener a dos jugadores interiores (Cesc y Thiago) para cobrar consistencia y posesi¨®n. Pero sin Tello, el equipo azulgrana simplific¨® su plan y redujo su fantas¨ªa, premio de consolaci¨®n para Villa ¡ªsuplente de Alexis¡ª y todo un castigo para el extremo canterano, sin galones y sin premio por m¨¢s que siempre respondiera ante el reclamo del equipo.
No se le cont¨® disparo alguno al equipo azulgrana, hecho que tambi¨¦n explica el anonimato de Messi en el encuentro
La racaner¨ªa del Bayern, que figur¨® con los esperados ¡ªacaso la novedad de Boateng por Van Buyten¡ª, se dio en el campo; al contrario que frente al Arsenal y el Juventus, cuando ejerci¨® una presi¨®n adelantada y atosigadora, decidi¨® ante el Bar?a retrasar la l¨ªnea unos metros. Estrategia que le dio el bal¨®n al Bar?a, pero que no incomod¨® al equipo alem¨¢n, abrigado en la fase defensiva y con un despliegue de las alas brutal en la transici¨®n.
F¨²tbol. Para el Bar?a solo hubo una rampa de acceso a la porter¨ªa del Bayern. La estratagema, dado que el ¨²nico punto flaco del Bayern era el hueco a las espaldas de los laterales, era que Pedro bajara a recibir y arrastrara a su pareja de baile para que Alves se aventurara en la carrera. Un recurso v¨¢lido para pisar ¨¢rea y est¨¦ril porque sus centros se perdieron en la indefinici¨®n. Tanto, que no se le cont¨® disparo alguno a puerta. Hecho, en cualquier caso, que tambi¨¦n explic¨® el anonimato de Messi en el duelo, atado en corto y empecinado en recibir en campo ajeno ¡ªpara hacer de quarterback¡ª en vez de buscar las cosquillas al espacio. Quiz¨¢ porque sus m¨²sculos no estaban para carreras explosivas; quiz¨¢ porque el 10 requiere siempre del bal¨®n para expresarse.
Roto el Bar?a en las zonas determinantes, se relami¨® el Bayern, a la contra y con carreras de galgo de los extremos. Bien cortadas por las correcciones de la defensa, pero mal resueltas en la prolongaci¨®n, en las jugadas a bal¨®n parado.
Los saques de esquina del Bayern, estupendos, fueron jerogl¨ªficos para un Bar?a escaso de cent¨ªmetros
Saques de esquina. Fuerte, medio metro por encima de la cabeza y con la rosca de dentro hacia fuera para atacar al cuero en el remate de frente. C¨®rners lanzados con maestr¨ªa (de Rib¨¦ry desde la izquierda y Robben al lado opuesto) y jerogl¨ªficos para el Barcelona, escaso de cent¨ªmetros. Primero fue Dante el que extendi¨® la jugada con un testarazo al palo largo y luego le imit¨® M¨¹ller; dos esf¨¦ricos prolongados, dos remates (M¨¹ller y Mario G¨®mez) a la red.
Y no se acab¨® lo que se daba porque el Bar?a no interpret¨® el f¨²tbol y se olvid¨® de la competitividad, tambi¨¦n de los cambios. As¨ª, el Bayern ¡ªaunque regresara a la especulaci¨®n al quitar a un delantero por un mediocentro¡ª acert¨® en un pick&roll baloncest¨ªstico del mismo M¨¹ller a Jordi Alba, bien completado por Robben. Y Vilanova, que no movi¨® ficha hasta el minuto 83, cerr¨® los ojos al final, cuando el Bayern resolvi¨® definitivamente la eliminatoria con una ¨²ltima diana. Fue de M¨¹ller, que iba renqueante, con la pierna maltrecha. Pidi¨® el cambio. Pero fue un s¨ªmil del duelo: el Bayern gan¨® a la pata coja.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.