Carla se cuela en el baile

En el matiz est¨¢ la diferencia, dicen. Un cent¨ªmetro m¨¢s aqu¨ª o m¨¢s all¨¢ desnuda la diferencia entre el vicio y la virtud, el exceso y el defecto. Entre el triunfo y la derrota. Es el caso de Carla Su¨¢rez, que aparece entre bambalinas risue?a, con un bronceado que refleja duras horas de entrenamiento bajo el sol, tras batir sobre la arena de Madrid (7-6 y 6-2) a la australiana Samantha Stosur, la n¨²mero nueve mundial. ¡°Ha madurado, ahora es m¨¢s tenista. Ha dado un paso adelante¡±, desliza su t¨¦cnico, Xavi Bud¨®, que oblig¨® a la canaria a jugar sobre la l¨ªnea con unas placas que limitan sus movimientos durante su preparaci¨®n. El secreto de Carla reside ah¨ª, en ese metro, en ese pasito que le permite atacar mejor la pelota. ¡°Al ser una de las m¨¢s bajitas [1,62m], necesitaba tener m¨¢s agresividad para compensar la falta de envergadura. Lo ha conseguido¡±, matiza Bud¨®.

Se trata de la tercera victoria de la temporada de Su¨¢rez, 23 del mundo, aspirante a colarse entre las mejores, contra una top-10. Antes cayeron Errani, n¨²mero siete, y Wozniacki, la n¨²mero 10. Precisamente, un d¨ªa antes la danesa cedi¨® en Madrid ante la kazaja Shvedova (la 36?) y la china Na Li, quinta favorita, ante una jugadora de la fase previa. Otras dos derrotas reveladoras. Es el baile del tenis femenino, inmerso en una linealidad y unos vaivenes que despistan al p¨²blico y generan cemento en las gradas. ?La clave? ¡°Las chicas juegan ahora a una velocidad de v¨¦rtigo. Lo domina todo, la potencia, la intensidad, el f¨ªsico. Hoy d¨ªa la 30 o la 40 del mundo pueden ganar perfectamente a una top-10¡±, establece Bud¨®. ¡°Falta continuidad, que las buenas mantengan semana tras semana los resultados. Ahora le pegan muy fuerte a la bola, utilizan menos recursos¡±, agrega la seleccionadora Conchita Mart¨ªnez.

La preponderancia del factor f¨ªsico ha convertido el tenis femenino en un ejercicio burs¨¢til. Las fluctuaciones son constantes. Desde 2004, hasta 12 jugadoras han ascendido al n¨²mero uno, por solo tres en el circuito masculino, dominado con vara de hierro por Nadal, Federer y Djokovic. La danesa Wozniacki lo hizo sin lograr un solo t¨ªtulo del Grand Slam. As¨ª se explica tambi¨¦n el gobierno de Serena Williams, a la que una enfermedad pulmonar apart¨® de las pistas un a?o entero y ahora vuelve a reinar. O las idas y venidas de la belga Clijsters, incontestable sobre la cancha tras una pausa para pasar por el altar y ser madre. Y, ahora, la hegemon¨ªa creciente de colosas como Sharapova o Azarenka. ¡°Subsisten las m¨¢s fuertes, el f¨ªsico prima por encima de todo. Todo son ca?onazos. No hay la creatividad de otras ¨¦pocas. El p¨²blico requiere variedad, talento. Demanda artistas como Graf, Navratilova o Hingis¡±, argumenta Bud¨®; ¡°y, en ese sentido, Carla tiene un abanico de recursos t¨¦cnicos m¨¢s amplio que otras¡±. Gracias, sobre todo, a ese pasito al frente. A un peque?o matiz de un metro.