El fin del mundo en San Silvestre

El Sky, los mejores, es un ej¨¦rcito regular, un elefante dolorosamente inefectivo por exagerado, conspicuo, en un terreno de guerrillas y emboscadas, donde, como cuenta Beppe Fenoglio po¨¦tico en El partisano Johnny, la historia de su maquis en las colinas de las Langhe, los atacantes tienen que ser pocos, dar r¨¢pido y desaparecer, moverse r¨¢pido y volver a golpear cuando menos se lo espera el enemigo tan pesado y torpe, tan dependiente del orden y la organizaci¨®n, tan perdido en el caos. Tan nervioso que insomne pasa las noches y acaba siendo vencido por el miedo a no saber qu¨¦ se esconde detr¨¢s de la siguiente esquina. Hablaba de la lucha contra el fascismo y los invasores alemanes en la Segunda Guerra Mundial, podr¨ªa haber hablado tambi¨¦n, claro, del partisano Nibali contra Wiggo en la colina de San Silvestre, donde el fin del mundo.

Los Abruzos, este viernes, su lluvia oscura, sus curvas traidoras, su asfalto chill¨®n, fueron, as¨ª, en comparaci¨®n exagerada, el Vietnam de Wiggins, que cay¨® al suelo, torpe, reum¨¢tico, cruzado de puro miedo, en una de las tantas curvas del descenso final hacia las playas de Pescara en la que como ¨¦l cayeron unos cuantos. Se cay¨® tambi¨¦n Nibali, el atacante, pero no por miedo como el paralizado Wiggo, tan grande, sino por exceso de valor, porque le guiaba en su ataque subiendo el ¨²ltimo repecho, y despu¨¦s baj¨¢ndolo como si las curvas fueran rectas la necesidad de sacar de quicio al caballero ingl¨¦s, de desbaratar su equipo, sus colombianos Ur¨¢n y Henao, que nunca saben ya donde colocarse; y como Nibali, el tibur¨®n, tambi¨¦n fueron partisanos, aun m¨¢s prudentes, Hesjedal y Di Luca, il Killer de la regi¨®n, y Scarponi, el ?guila, y hasta Evans, que aunque no tenga apodo de guerra siempre est¨¢ a gusto en estos terrenos. Todos ellos le hicieron al ganador del Tour el d¨ªa tan imposible, la v¨ªspera de su gran d¨ªa justamente, la contrarreloj de 55 kil¨®metros en la que pretend¨ªa extender su orden sobre todo el pelot¨®n, que aquel perdi¨® 1m 25s en apenas ocho kil¨®metros, ante el grupo de los mejores (2m 32s en meta ante el valeroso ganador de la etapa, el gigantesco australiano Adam Hansen, de la fuga matinal, que se benefici¨® de las guerrillas a su espalda) y ya est¨¢ en la general a 1m 27s de Nibali, 1m 24s de Hesjedal, 1m 16s de Evans y 1m 32s del l¨ªder nuevo l¨ªder, el espa?ol Be?at Intxausti, luminoso en la maglia rosa.

Se puede ser partisano arriesgando, se puede tambi¨¦n atacando o defendiendo, y tambi¨¦n se puede, como el vizca¨ªno del Movistar, siendo invisible: estando en todas partes, siempre en la rueda buena, siempre bien colocado por un equipo sabio. Intxausti termina la primera semana del Giro, lo que podr¨ªa ser considerada una Tirreno-Adri¨¢tico, un pr¨®logo al Giro verdadero, el de la larga contrarreloj y los Dolomitas infinitos, que comienza hoy junto al Adri¨¢tico, gracias a su magn¨ªfica regularidad y a la gran contrarreloj por equipos del Movistar en Ischia. Seguramente el ciclista, fino escalador, gr¨¢cil, de 27 a?os, ceder¨¢ el liderato en la contrarreloj, pues Hesjedal, el que derrot¨® el a?o pasado a Purito, y Evans, son superiores en la disciplina, incluso Nibali, que se ha afinado en el t¨²nel del viento, y hasta Wiggins, en su verdadero territorio, le adelantar¨¢. Su objetivo, el que no cumpli¨® el a?o pasado por enfermar en los Dolomitas, era de salida un puesto entre los 10 primeros. Ahora, el corredor con m¨¢s expectativas a sus espaldas que realidades en su palmar¨¦s hasta el momento puede pensar hasta en un puesto en el podio. Ser¨ªa quiz¨¢s suficiente para dar sentido a su carrera en el ciclismo, que qued¨® tan tocada como su alma y esp¨ªritu el d¨ªa, hace dos a?os, en que vio impotente, paralizado, c¨®mo una puerta de garaje mataba a su compa?ero Xavi Tondo, con el que se entrenaba en Sierra Nevada.