Hegem¨®nica Serena
La n¨²mero uno refuerza su trono tras vencer en la final de Madrid a Sharapova (6-1 y 6-4) y revalida el t¨ªtulo conseguido el a?o pasado
Una magn¨ªfica obra de suspense, resuelta de forma extraordinaria. Hab¨ªa trazado un plan Serena, dosificado los tiempos, jugado al despiste. Mermada por sus dolores en la espalda y la exigencia del calendario, hab¨ªa dise?ado una estrategia en Madrid para conservar la corona mundial del tenis femenino y aterrizar lo m¨¢s fresca posible en su careo con Sharapova, la aspirante a arrebatarle el trono. Al tran tran sobre la arena, recibi¨® cr¨ªticas y alg¨²n que otro susto por caminar sobre el alambre, por ese constante ejercicio de funambulismo en que se tradujo su paseo por la Caja M¨¢gica. Hasta hoy. Hegem¨®nica, autoritaria. Rotunda. Un rodillo insalvable para Sharapova, que cedi¨® en la final (6-1 y 6-4) y agach¨® la cabeza ante la reina. ¡°Me encanta sentirme la n¨²mero uno¡±, advert¨ªa Serena. No acepta afrentas.
Me encanta sentirme la n¨²mero uno¡±, advert¨ªa Serena antes del partido
Lo deja claro desde que pone el pie sobre el tapiz rojo de la central. Un break para arrancar. Toda una declaraci¨®n de intenciones. Tres juegos m¨¢s consecutivos a una velocidad de v¨¦rtigo. Est¨¢ grogui Sharapova por la andanada. La grada, ansiosa por que se equipare el pulso y se prolongue el show, le arropa y pide guerra. No ayuda la rusa, que comete cinco dobles faltas en los cuatro primeros juegos. El runr¨²n se instala entre los asistentes. La batalla no solo est¨¢ sobre la arcilla, al otro lado de la red; tambi¨¦n en su interior, detr¨¢s de esa visera naranja que camufla su zozobra. Serena le juega en largo, busca las l¨ªneas y pone velocidad de crucero. Sus restos son mete¨®ricos. Sharapova contin¨²a la lucha consigo misma. Tira ahora de orgullo, de esa derecha plana y cruzada con la que ha castigado a quienes se cruzaban a su paso. Ara?a un juego; cuesti¨®n de orgullo. Serena corta en seco y saca el mazo. Se apunta el primer set en 32 minutos.
Los acordes de No Doubt envuelven el recinto. Efectivamente, no hay duda. Ella manda. Serena es la reina, una muralla insalvable por ahora. Antes de iniciar la segunda manga e iniciar el servicio, eleva la bola y se la muestra a su adversaria. Un gesto de cortes¨ªa. Tambi¨¦n un anticipo de la que se le viene encima a la rusa, mucho m¨¢s combativa ahora. Contestataria, comienza la manga con un break. Propone un juego intenso, frente a la pausa a la que invita ahora Serena, contemporizadora. Brindan los mejores peloteos del partido y aumentan los decibelios. Estalla entonces la estadounidense, que a cada derechazo de su contrincante responde con otro m¨¢s milim¨¦trico y m¨¢s poderoso. Le estrangula poco a poco a Sharapova, como una anaconda que pone el punto y final a su presa. As¨ª lo hace Serena, que aborta una opci¨®n de break de Shazza, resta en largo, la hace corretear de un lado a otro de la cancha y dicta sentencia con una derecha demoledora.
Un doble giro en el centro de la arena, como la gimnasta que clava un salto y borda su ejercicio, corrobora su mandato. No hay sucesi¨®n, al menos de momento. No ahora. Se funde en un abrazo con su gente, choca las manos y ense?a dos largas filas de dientes. Est¨¢ euf¨®rica la reina. Sharapova asiste fr¨ªa desde su banqueta. De poco valen sus 21 triunfos consecutivos sobre tierra batida. No ha sido capaz de ganarle a la norteamericana desde 2004. El registro habla ahora de 13 victorias en 15 enfrentamientos a favor de Serena, radiante en la ceremonia final de Madrid. El estatus se mantiene.
¡°Sigo teniendo hambre¡±
Todav¨ªa tiene el gusanillo, la necesidad de saborear cada pelotazo y lucir su corona Serena. ¡°Es completamente diferente a cuando empec¨¦. Al principio es muy emocionante: ¡®?Oh, Dios m¨ªo! He ganado un Grand Slam. Ahora es distinto, pero espero ganar. Deseo ganar¡±, dice despu¨¦s de batir a Sharapova y elevar su segundo t¨ªtulo en Madrid, el 50? de su carrera; ¡°siento la presi¨®n todos los d¨ªas, Creo que es bueno porque quiere decir que sigo teniendo hambre. No s¨¦ cuantos m¨¢s podr¨¦ lograr. ?Qui¨¦n sabe si volver¨¦ a ganar? Quiero vivir el momento y el sue?o mientras tengo la oportunidad de hacerlo¡±.
N¨²mero uno desde el pasado mes de febrero tras un a?o alejada del tenis por una embolia pulmonar, la estadounidense exprime cada instante que tiene una raqueta en la mano. ¡°A veces me pregunto: ?Serena, cuando te vas a cansar? No lo s¨¦. No s¨¦ si es por todo lo que he pasado, pero me siento muy afortunada de poder estar aqu¨ª, sana, y poder practicar este deporte y ser muy buena en ello¡±, reconoce.
Con 31 a?os, es la jugadora m¨¢s veterana en liderar el ranking mundial del tenis femenino. No acus¨® su veteran¨ªa en el duelo ante Sharapova, cinco a?os menor, superada desde la primera bola en juego. ¡°No s¨¦ si sali¨® nerviosa, pero s¨ª s¨¦ que he jugado contra una gran atleta. Maria es una gran jugadora de tenis. ¡°Es duro perder la final, pero creo que mi preparaci¨®n es buena. Gan¨¦ en Stuttgart y aqu¨ª he jugado varios partidos. Una vuelta de tuerca m¨¢s para Roland Garros¡±, explica por su parte la rusa, muy err¨¢tica en la primera manga; ¡°comenc¨¦ muy lenta. Contra una rival como ella no puedes hacer eso. No reaccionaba bien, no me mov¨ªa bien¡ y tampoco he tenido un gran primer saque¡±.
No dud¨® en calificar Sharapova a Serena como ¡°la m¨¢s fuerte¡± y coincidi¨® con la norteamericana en un aspecto: ¡°Hago muchas otras cosas en mi vida como los negocios o la moda, pero no hay nada que me produzca m¨¢s placer que jugar al tenis¡±.
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