Visconti y el claroscuro

En las salut¨ªferas quintas palladianas que flanquean las carreteras estrechas de las colinas b¨¦ricas buscaban los nobles venecianos en verano la salud de sus pulmones encharcados y envenenados por las miasmas de los canales. En esas mismas carreteras, casi caminos de cabras por su angostura y elevaci¨®n entre olivos y vi?edos, empinadas como las cuestas que retratan la Lieja-Bastogne-Lieja, por ejemplo, encontr¨® por segunda vez el siciliano Giovanni Visconti los claros de una vida ciclista vivida en claroscuros (perdonen la facilidad de la imagen, pero es que la etapa, la ¨²ltima llana antes de lanzarse el largo fin de semana en los montes p¨¢lidos, los Dolomitas congelados, part¨ªa de Caravaggio¡­) y su equipo, el Movistar espa?ol, una especie de para¨ªso para que tristes y apenados olviden sus miserias, parece, la luz plena de una cuarta victoria de etapa.

Lo importante es el hombre, sin embargo. Lo importante es la forma, la fuerza, la reacci¨®n de Visconti una vez cruzada la l¨ªnea de meta solo y con los brazos en alto, la energ¨ªa desmedida en su gesto de rabia y orgullo, tan deseado, tan imposible hace cuatro d¨ªas, cuando no ten¨ªa fuerzas ni para mantenerse en pie despu¨¦s de su traves¨ªa triunfal por los Alpes helados hasta el Galibier. En Vicenza no llov¨ªa, no hac¨ªa fr¨ªo, no hab¨ªa sufrimiento, solo placer y una muchedumbre entusiasta. ¡°Es incre¨ªble como la fuerza de la mente, la moral, transforma a las personas¡±, dijo el ciclista de Palermo que a una veintena de kil¨®metros, en el repecho con aires de muro, se adelant¨® al pelot¨®n, alcanz¨® a los fugados Di Luca y Rubiano y, sinti¨¦ndose Cancellara sin cadena los volvi¨® a dejar acelerando sentado en el sill¨ªn y tricotando los pedales. Luego se lanz¨® en el descenso en un visto y no visto hasta la victoria final. ¡°Es incre¨ªble, el Galibier me ha resucitado¡±, dijo Visconti, de Palermo, y remiti¨® a los oyentes a su discurso narrativo despu¨¦s de su victoria alpina, el discurso de una persona que sin saber c¨®mo sale de la depresi¨®n para descubrir que es hermoso y la vida le ama. Un a?o justo antes de su Galibier 13, en otra 15? etapa del Giro, en el 12, hab¨ªa conocido c¨®mo la no fuerza mental paralizaba a las personas, el oscuro de su claro, sin venir a cuento y sin enfermedad, mal, dolor o lesi¨®n que lo justificase, Visconti se baj¨® de la bici, se mont¨® en el coche del equipo y abandon¨® el Giro. ¡°Lo peor de mi enfermedad es que era de la cabeza, no una fractura o una tendinitis, y no sab¨ªa c¨®mo se podr¨ªa curar¡±, dijo Visconti, que estuvo un a?o corriendo bloqueado sin saber mover su energ¨ªa hacia los pedales, y que de nuevo, sin saber c¨®mo, ha descubierto la fuerza.

El Giro de las perturbaciones meteorol¨®gicas mortales para Wiggins puede alcanzar su t¨¦rmino prematuro en la cronoescalada del jueves entre Mori y Polsa (20 kil¨®metros non troppo duros) ya que el mi¨¦rcoles a los organizadores les parec¨ªa imposible que el pelot¨®n pudiera atravesar el viernes las crestas de m¨¢s de 2.500 metros del Gavia y el Stelvio, azotadas por el fr¨ªo y el hielo, y el s¨¢bado las de m¨¢s de 2.000 metros, el Giau y las Tres Cimas de Lavaredo.

• Etapa 1: 181 elevado a la 25=Wiggo en rosa
• Etapa 2: Wiggo viste de rosa a un amigo siciliano
• Etapa 3: Lo viejo, lo nuevo, lo rosa
• Etapa 4: Robinson en los Apeninos
• Etapa 5: Wiggo y la soledad del sir
• Etapa 6: La sal del Giro
• Etapa 7: El fin del mundo en San Silvestre
• Etapa 8: Nibali en rosa, comienza la carrera
• Etapa 9: Insidias en la dulce Toscana
• Etapa 10: Ur¨¢n gana y Nibali confirma que el peligro es Colombia
• Etapa 11: Intxausti y los peque?os detalles
• Etapa 12: Santa Mar¨ªa de la derrota
• Etapa 13: Sin Wiggo ya, el Giro llega a la nieve
• Etapa 14: El ¨²nico patr¨®n es Nibali
• Etapa 15: ?pica siciliana en la nieve
• Etapa: 16: ¡°Lo necesitaba tanto Be?at¡­¡±