Espa?a se entrena con p¨²blico

Zion, un ni?o mon¨ªsimo, de tez bruna y pelo rizado, cumpl¨ªa ayer seis a?os y sus padres tuvieron a bien organizarle una fiesta en el Sun Life Stadium coincidiendo con el Espa?a-Hait¨ª. Al chaval y a sus amigos, el partido dej¨® de importarles a los diez minutos, as¨ª que se montaron uno paralelo en la zona habilitada para ellos en los antepalcos de la tribuna, ajenos a lo que ocurr¨ªa en el campo. No era para menos, porque la emoci¨®n dur¨® lo que tard¨® Cazorla en parar la pelota a cinco metros de la frontal del ¨¢rea haitiana, levantar la cabeza, pensar d¨®nde la quer¨ªa colocar y ponerla cruzada y tocada a la base izquierda de la porter¨ªa de Montrevil. Diez minutos despu¨¦s, Mata ley¨® el desmarque de F¨¤bregas, que en carrera remat¨® de cabeza sobre la salida del portero. Lo de ayer fue un partido con pinta de entrenamiento, que a Del Bosque le sirvi¨® para probar a su equipo sin Alonso, operado en M¨²nich, ni Busquets, en el banquillo, y con Azpilicueta y Monreal de laterales, por destacar algo.

A Espa?a le bast¨® con marcar la l¨ªnea de presi¨®n muy arriba y con intensidad durante veinte minutos para zamparse a los haitianos, puro coraz¨®n, puras ganas y poco m¨¢s. El marcador hubiera ido a mayores de no ser porque ayer Torres ten¨ªa el gatillo flojo y fall¨® todo lo que le dio Navas, imparable; o porque Mart¨ªnez, que se bast¨® solito para cubrir la posici¨®n de mediocentro, no acert¨® solo ante Montrevil. La campeona del mundo se dej¨® ir, administrando fuerzas y talento con el devenir de los minutos hasta convertir en una siesta el envite.

Le funcion¨® a Del Bosque el experimento en la alineaci¨®n, de entrada porque junt¨® gente nueva, poco habitual, que hablan un mismo idioma. Cosa extra?a, en el once solo apareci¨® un futbolista del Bar?a, lo que da muestra de lo ins¨®lito de la apuesta, pero el equipo no se resinti¨®. Comandados por Cazorla y F¨¤bregas, Espa?a cerc¨® a su rival. A los haitianos se les hizo el campo enorme, y no atinaron a cerrar espacios, por mucho que corrieran. El calor apretaba y Espa?a levant¨® el pie, aplatanada por el calor y la humedad, que la amodorraron. Lleg¨® el descanso y con ¨¦l, el carrusel de cambios. Para entonces, Zion y sus amigos, hac¨ªa rato que ya estaban a otra cosa.

Casillas, que no jugaba de titular desde enero y apenas toc¨® el bal¨®n dos veces, nunca baj¨® la exigencia hasta dejar su puesto a Reina. Ramos cedi¨® el suyo a Piqu¨¦; tambi¨¦n entr¨® Silva por Navas e Iniesta y Soldado por F¨¤bregas y Torres. Espa?a recuper¨® el pulso porque el dulce Andr¨¦s no sabe de amistosos y reparte caramelos por donde pasa. Si no lleg¨® el gol fue porque Soldado primero la cruz¨® a la izquierda y luego remat¨® al palo derecho y m¨¢s tarde, al izquierdo.

Espa?a mantuvo automatismos de un equipo reconocible, aunque jug¨® con el freno de mano puesto, y eso suele terminar pag¨¢ndose. As¨ª fue. De la nada, de una falta lateral, Maurice sac¨® petr¨®leo, se filtr¨® entre la defensa, sent¨® a Reina y marc¨® a puerta vac¨ªa un gol que la hinchada asistente al estadio, partidaria del conjunto haitiano ¡ªdespu¨¦s de los cubanos y los nicarag¨¹enses, son la poblaci¨®n emigrante mayoritaria en Miami¡ª festej¨® a lo grande. No pasar¨¢ el partido a la historia, y fue m¨¢s un entrenamiento con p¨²blico que otra cosa, pero seguro que a Del Bosque le sirvi¨® y sac¨® conclusiones. De eso, Zion y sus amigos ni se enteraron. Eso s¨ª, jugando por los pasillos, lo pasaron en grande.