Jos¨¦ Froil¨¢n Gonz¨¢lez, el piloto que inici¨® la gloria de Ferrari

El argentino Jos¨¦ Froil¨¢n Gonz¨¢lez, el automovilista que le hizo ganar a la escuder¨ªa Ferrari su primera carrera de f¨®rmula 1, falleci¨® este s¨¢bado a los 90 a?os en Buenos Aires. Pepe, El Cabez¨®n, o El Toro de las Pampas, como lo conoc¨ªan en Silverstone, el circuito brit¨¢nico donde venci¨® dos veces en el torneo mundial de la categor¨ªa, fue subcampe¨®n de f¨®rmula 1 en 1954, detr¨¢s de su amigo y compatriota Juan Manuel Fangio. En 2011, Ferrari festej¨® los 60 a?os de aquel primer triunfo, que fue en Silverstone, y Fernando Alonso dio all¨ª una vuelta con el 375 F1 de Gonz¨¢lez, que asisti¨® a la celebraci¨®n.

El corredor argentino hab¨ªa nacido en Arrecifes (176 kil¨®metros al noroeste de Buenos Aires), uno de esos pueblos de las pampas donde la pasi¨®n por los coches enloquece. Sus padres lo enviaron a vivir un colegio de curas, a quienes acab¨® haciendo de ch¨®fer. Su t¨ªo hab¨ªa muerto corriendo carreras y por eso su familia no quer¨ªa que Pepe siguiese sus pasos. Corri¨® entonces con seud¨®nimos, gan¨® dos pruebas, su padre lo descubri¨® y lo ech¨® de casa. Pero El Cabez¨®n no dej¨® el automovilismo, se hizo amigo de Fangio y juntos fueron becados por el entonces presidente argentino, Juan Domingo Per¨®n (1946-1955), para ir a competir a Europa. ¡°Ven¨ªamos del campo, de manejar (conducir) los arados, yo manejaba camiones¡±, record¨® Gonz¨¢lez en una entrevista el a?o pasado con la revista El Gr¨¢fico. ¡°Per¨®n nos dio el cargo de ¡®delegados obreros¡¯ y cobr¨¢bamos 800 d¨®lares. Cuando vino la revoluci¨®n de 1955 (el golpe de Estado que derroc¨® a Per¨®n), a la mierda con los delegados obreros. Para salir del pa¨ªs ped¨ªamos permiso¡±, contaba Pepe.

El Toro de las Pampas debut¨® en la f¨®rmula 1 en 1950 con Maserati

El Toro de las Pampas debut¨® en la f¨®rmula 1 en 1950 con Maserati. El 14 de julio de 1951, en su segunda carrera con Ferrari, hizo que la escuder¨ªa del Cavallino Rampante venciera por primera vez en una prueba. ¡°Corr¨ª de casualidad en Silverstone. Me ofrecieron el auto, un Ferrari de cuatro litros y medio, en Reims, Francia, porque uno de los pilotos de ellos se hab¨ªa roto una pierna. Ni dorm¨ª esa noche, y al d¨ªa siguiente lo prob¨¦ en las calles de Reims. No anduve mal, pero tuve que darle el auto a (Alberto) Ascari en plena carrera y terminamos segundos. ?Qui¨¦n iba a pensar que la carrera siguiente la iba a ganar? Termin¨® siendo el circuito en el que gan¨¦ m¨¢s carreras. Y no porque me gustara m¨¢s que otros. Simple casualidad¡±, cont¨® Gonz¨¢lez a El Gr¨¢fico. Aquel a?o acab¨® tercero en el Campeonato de F¨®rmula 1, mientras Fangio lograba el primero de sus cinco t¨ªtulos.

Al a?o siguiente, los dos argentinos dieron plant¨®n a Ferrari y se fueron a Maserati. En 1954, otra vez con Ferrari, Fangio fue campe¨®n y Gonz¨¢lez subcampe¨®n. Ese mismo a?o Pepe se convirti¨® en el ¨²nico argentino que ha ganado las 24 Horas de Le Mans, la carrera m¨¢s dif¨ªcil de su vida. ¡°Casi toda la carrera (fue) con lluvia y niebla. Y de las 24 Horas me pidieron que manejara la mayor¨ªa, as¨ª que anduve como 17 horas con ese auto. Le pusieron una bolsa de arena mojada para que tuviera m¨¢s agarre. Hubo muertos, lluvia hasta la madrugada, en la ¨²ltima parada el auto no arrancaba¡­¡±, record¨® el conductor que corri¨® nueve temporadas de F1, tambi¨¦n con otras escuder¨ªas como Talbot-Lago, Vanwall, Lancia-Ferrari y Ferrari-Dino.

A los 90 a?os, todav¨ªa segu¨ªa conduciendo

Casado y con dos hijos, con Fangio como padrino de bodas, Gonz¨¢lez segu¨ªa conduciendo a sus 90 a?os, pero hace dos meses que estaba ingresado por problemas respiratorios. ¡°A (Michael) Schumacher le toc¨® manejar la Ferrari 375 de mi victoria en Silverstone. Fue en una fiesta de la marca, mucha gente, y viene y me dice: ¡®Anduve en su auto y no s¨¦ c¨®mo hac¨ªan para correr esos coches. Yo no podr¨ªa¡¯. Le contest¨¦ enseguida: ¡®Yo tampoco podr¨ªa manejar el tuyo, porque de computaci¨®n no entiendo nada¡¯. Los autos de ahora, con tantas teclas... A m¨ª, dej¨¢me con la palanca¡±, recordaba Gonz¨¢lez.