El ¡°Schuster de Zubieta¡±
El centrocampista, el secreto mejor guardado de la Real Sociedad, es el cuarto fichaje del conjunto blanco y se reunir¨¢ en el Bernab¨¦u con otros cuatro campeones de Europa sub-21
El Real Madrid fich¨® este viernes a Asier Illarramendi, jugador de la Real Sociedad, por el que pagar¨¢ al club donostiarra su cl¨¢usula de rescisi¨®n, 38,9 milones de euros, seg¨²n detall¨® ayer su presidente, Jokin Aperribay, en rueda de prensa, despu¨¦s de que el conjunto vasco se negara a rebajar el importe del traspaso. Es el cuarto fichaje del Madrid este verano, despu¨¦s de los de Isco, Carvajal y el medio brasile?o Casemiro. Ser¨¢ presentado hoy a las 13.00 en el Santiago Bernab¨¦u y firmar¨¢ por seis temporadas.
¡°Yo siento estos colores y los seguir¨¦ sintiendo. Siempre he sido realista y siempre lo ser¨¦¡±, sentenci¨® el jugador en su adi¨®s tras 12 a?os en Zubieta: ¡°No ha sido nada sencillo tomar la decisi¨®n. Lo que soy es gracias a la Real¡±. El futbolista de 23 a?os es consciente de que en su nueva etapa ¡°todo va a ser distinto¡±. ¡°Ser¨¢ m¨¢s medi¨¢tico. Lo dar¨¦ todo en los entrenamientos y si me toca jugar, tambi¨¦n¡±, declar¨® Illarra que asegura que se va ¡°siendo un hombre¡±. Emocionado hasta las l¨¢grimas a la hora de hacer memoria y de valorar a la afici¨®n, abandona Donosti con solo 56 partidos (0 goles) con el primer equipo, con el que logr¨® la cuarta plaza la pasada Liga y la clasificaci¨®n para la Champions.
Juanma Lillo lo defini¨® como ¡°el Schuster
¡°Las comparaciones no ayudan¡±, dec¨ªa a EL PA?S en septiembre cuando a¨²n no se adivinaba ni la impronta de su juego ni el fulgor que acab¨® teniendo la Real Sociedad. Juanma Lillo lo defini¨® como ¡°el Schuster de Zubieta¡± tratando de ser ejemplar en la definici¨®n de su juego y de su aspecto (por su melena rubia cortada) y m¨¢s adelante, su f¨²tbol empez¨® a ser comparado con el de Xabi Alonso, su ¨ªdolo por su manejo del bal¨®n y de los tiempos del juego. ¡°Ponerme a su lado solo puede perjudicarme¡±, insist¨ªa en esa entrevista ¡°porque ¨¦l es uno de los mejores en su puesto¡±. Para un chico t¨ªmido, ¡°de pueblo¡± le gusta autodefinirse porque nunca ha abandonado su Mutriku natal (un pueblo de la costa guipuzcoana lim¨ªtrofe con Bizkaia), todas las comparaciones son odiosas, pero inevitables. El f¨²tbol tiende a definirse por similitudes m¨¢s que por personalidades como el modo m¨¢s r¨¢pido de resumir el juego de un futbolista. Quiz¨¢s como todo est¨¢ inventado, hay que ver a qu¨¦ se parece cada invento.
Y ciertamente, Illarramendi se parec¨ªa a Schuster desde que lleg¨® a la Real procedente de Mutriku, donde le hab¨ªa entrenado en cadete Luciano Iturrino (otra gloria local de los ochenta y los noventa, junto a Dionisio Urresti, en los a?os 60). Iturrino era amigo de la familia lo que sin duda le exig¨ªa un plus de competitividad.
Montanier crey¨® ciegamente en sus posibilidades y le otorg¨® la condici¨®n de entrenador sobre el c¨¦sped
Hasta la pasada temporada, Illarramendi era un secreto para el gran p¨²blico. Mart¨ªn Lasarte le dio la primera oportunidad con 67 minutos en Elche en 2011. Al a?o siguiente debut¨® en Primera frente al Villarreal, pero a¨²n de forma circunstancial. Una lesi¨®n de menisco ante el Espanyol le fren¨® en seco y le apart¨® de los Juegos de Londres a los que si acudi¨® su amigo I?igo Mart¨ªnez, central de la Real y natural de Ondarroa, el pueblo vecino, con el que iba en taxi a los entrenamientos. Desde que comenz¨® a darle al bal¨®n en el campo de su pueblo y despu¨¦s en el torneo de Brunete atesora un Europeo sub-17, una final del Mundial de la categor¨ªa perdida a penaltis frente a Nigeria (¨¦l fall¨® uno) y un Europeo sub-21 ganado. Aunque el centrocampista tiene 23 a?os lo jug¨® por tener 21 cuando comenz¨® la fase de clasificaci¨®n del torneo.
A¨²n as¨ª segu¨ªa siendo un secreto. Hasta que la pasada campa?a se convirti¨® en el tim¨®n de la Real, de la mano de Montanier, que crey¨® ciegamente en ¨¦l y le otorg¨® la condici¨®n de entrenador sobre el c¨¦sped, un lujo para un muchacho de 23 a?os y una responsabilidad que solo un chico responsable puede asumir. La Real lo not¨® cuando estuvo y, sobre todo cuando no estuvo, nuevamente por una lesi¨®n leve. A la Real, lanzada, no se le apag¨® la luz, pero baj¨® su intensidad. Anoeta brillaba menos y el equipo tend¨ªa al atasco solo superado por la inercia de la circulaci¨®n.
El secreto de Illarramendi conviv¨ªa entre luces m¨¢s brillantes. Hab¨ªa brillado Elustondo, malgastado por las lesiones, y Rub¨¦n Pardo. Todos centrocampistas dispuestos a suplir la orfandad que Xabi Alonso hab¨ªa dejado tras su marcha al Liverpool. Todos distintos al internacional madridista, despu¨¦s, pero a los que Anoeta escudri?aba buscando semejanzas y paralelismos que llenaran el vac¨ªo dejado por el tolosarra.
Y se desvel¨® el secreto. Era Illarramendi, un chico con las ideas muy claras: ¡°A m¨ª me toca mover al equipo, dar la pausa, no correr arriba y abajo porque te fundes¡±. Declaraciones de principios que corroboran otra opini¨®n de Lillo: ¡°Lo que m¨¢s me gusta de ¨¦l es que juega con la inocencia del primer d¨ªa. Ese es su mayor m¨¦rito que no debe perder nunca¡±. Lo que s¨ª perder¨¢ en Madrid es un trozo de su vida y una parte de su dieta. ¡°La Real es el club de mi vida¡±, repiti¨® cuando comenzaron los primeros cantos de sirena. La segunda cuesti¨®n quiz¨¢s tenga alg¨²n arreglo: ¡°Lo que m¨¢s me gusta son las croquetas de m¨ª amo?a (abuela, en euskera)¡±. Ahora ya no luce la melena rubia de Schuster sino un pelo corto como signo de distinci¨®n. La discreci¨®n en su comportamiento y la altura de su f¨²tbol hacen honor a su apellido: Illarra (guisante en euskera) y mendi (monte). Lo grande y lo peque?o al mismo tiempo.
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