Y volver¨¢ a sonre¨ªr en el podio

Y j¨®venes hermosas te cubrir¨¢n de flores, promet¨ªa el escritor Dino Buzzati a los ciclistas a los que segu¨ªa en el Giro para animarlos hacia la victoria. Y cuando ganaban, en efecto, y cuando ganan, en el podio les esperan ramos de flores y hermosos besos, y ellos sonr¨ªen o r¨ªen con la boca abierta y grandes dientes. Y los espectadores que los ven se alegran con ellos y se sienten felices tambi¨¦n. Es la fiesta. Por eso extra?aba a muchos que Chris Froome, tantos d¨ªas l¨ªder victorioso, nunca ni siquiera sonriera, ni mucho menos una risa grande, cuando le premiaban. Y ese detalle molestaba, imped¨ªa pintar un cuadro completo de la victoria. Hab¨ªa gente preocupada. ?Qu¨¦ esconder¨¢ Froome detr¨¢s de sus labios severos? ?Qu¨¦ miedos? ?Qu¨¦ secretos? ?Tendr¨¢n raz¨®n los que dudan de que sus prestaciones tan espectaculares sean tambi¨¦n sobrehumanas? Hasta que ayer, por fin, bajo el chaparr¨®n oscuro de la meta, Froome sonri¨® al volver a vestirse de amarillo. ¡°Es la alegr¨ªa por haber pasado sin problemas un d¨ªa tan dif¨ªcil, con puertos, con descensos, con lluvia, con peligro¡±, dijo. ¡°Estoy entero y de amarillo¡±.

?Fue la alegr¨ªa de sentirse vivo despu¨¦s de una etapa de pura supervivencia, de recuperaci¨®n despu¨¦s del Alpe d'Huez y antes de la ¨²ltima subida a Semnoz y a 48 horas de Par¨ªs. Y la alegr¨ªa de sentirse vivos y enteros la sintieron ¨¦l y todos los que resistieron d¨®nde estaban, Contador y Quintana en el podio; Kreuziger y Purito en la frontera; los Saxo a¨²n con su casco amarillo de mejor equipo¡­ Pues ese era su objetivo a trav¨¦s de los gigantes Glandon y la Madeleine, y en los peque?os y empinados puertos de la Alta Saboya. Y esa fue tambi¨¦n la satisfacci¨®n de Froome, pues desde el descenso de la Madeleine, fueron los cascos amarillos de Contador los que auxiliaron al maillot amarillo (coincidencia de intereses) y gobernaron la etapa con su ritmo.

Y la alegr¨ªa fue doble, o triple, o cu¨¢druple, para Rui Costa, el portugu¨¦s del Movistar, que volvi¨® a ganar y de la misma manera que el martes pasado en Gap, despu¨¦s de infiltrarse en la fuga multitudinaria del d¨ªa y despu¨¦s de, tras esperar pacientemente con la frialdad del asesino, atacar en solitario en la ¨²ltima subida. Por delante iba el franc¨¦s Pierre Rolland, m¨¢s amante del esfuerzo lejano y la estampa, al que alcanz¨® y dej¨® justo en Manigod, el pueblo en el que el chef de todos los chefs, Marc Veyrat, acaba de descubrir, con una granja-restaurante, que hasta ahora toda su vida la hab¨ªa pasado con la cabeza en el volante, acelerando todos los d¨ªas para ir a ninguna parte. Esa misma fortuna, Rui Costa, que comparte habitaci¨®n con Nairo Quintana, la pudo tener justamente el d¨ªa en el que pens¨® que lo hab¨ªa perdido todo, cuando acept¨® obediente y rabioso la orden de parar a ayudar a su l¨ªder Valverde, averiado en medio de un abanico entre los trigales del Cher.

Aquel d¨ªa, todo su equipo, el Movistar pens¨® tambi¨¦n durante un segundo que su Tour dejaba de tener sentido, cuando en realidad fue en aquella cat¨¢strofe donde encontr¨® sus sentido pleno, como ha demostrado en todos los d¨ªas que siguieron, en el Ventoux y en los Alpes, donde se ha mostrado como el equipo de referencia. Aquel d¨ªa, con el desastre de Valverde, que perdi¨® cualquier posibilidad de luchar por el podio, el equipo se reestructur¨® alrededor del debutante Quintana, cuya fuerza y car¨¢cter le han convertido en un l¨ªder ¨²nico y le han llevado al podio; desde aquel d¨ªa, Valverde descubri¨® que tiene un papel m¨¢s agradecido, casi m¨¢s aplaudido, como actor de car¨¢cter, secundario importante; desde aquel d¨ªa, Costa olvid¨® su sue?o de luchar por un buen puesto en la general y goz¨® de libertad para buscar etapas, y solo 10 d¨ªas despu¨¦s ya forma parte del gran triduo portugu¨¦s en la historia del Tour, por debajo a¨²n de Joaquim Agostinho pero a la altura de Acacio da Silva. Y ayer estaba cada uno tan a gusto en su papel que hubo un momento en el que solo hab¨ªa movistars en todas las pantallas. Y hasta Valverde aceler¨® coronando el ¨²ltimo puerto para convertirse en posible trampol¨ªn de un ataque de Quintana, pero la lluvia les calm¨® los ¨¢nimos tanto como a Contador las ganas. ¡°No quiero hacer sufrir a los que me quieren¡±, dijo el espa?ol, que sigue segundo.

En la monta?a que rodea al lago de Annecy se decidir¨¢ hoy el podio del Tour. Arrieta, el director-estratega del Movistar, pronostica que los tres primeros en la meta ser¨¢n justamente los tres que ocupen el d¨ªa siguiente los tres primeros puestos en Par¨ªs. ¡°Y uno de ellos ser¨¢ Nairo, seguro¡±, dice. Y Froome cree, y todo el mundo lo sabe desde el primer d¨ªa, que ¨¦l tambi¨¦n ser¨¢ uno de los tres, y de amarillo, y que volver¨¢ a sonre¨ªr en el podio.