Aqu¨ª empieza todo
Llega el momento de preparar las maletas, de llenar la mochila con toda la ilusi¨®n acumulada en la larga temporada. Poco tardas en pensar qu¨¦ tienes que llevar: todo lo rojo de tu armario, ese color que te va acompa?ar en los pr¨®ximos d¨ªas. Lo imprescindible ¡ªlos clavos y la equipaci¨®n de competir¡ª va en la maleta de mano, por si esta vez eres t¨² al que le toca no ver su equipaje en la cinta transportadora.
El d¨ªa de viaje sabes que va a ser largo, aunque el destino sea cercano. Son las cosas de viajar en grupo. Tocan las esperas en el aeropuerto, las charlas con los compa?eros, empezar a respirar el campeonato antes de llegar a la ciudad anfitriona y acreditarse, ese proceso tan tedioso que alarga el deseado momento de entrar al hotel. En la espera del reparto de habitaciones la b¨²squeda del tesoro m¨¢s preciado en estos viajes, el WIFI. Suplida la necesidad de conectividad, si tienes suerte, sueles tener una pareja habitual de habitaci¨®n, tu pareja de hecho en campeonatos, esa con la que te sientes c¨®modo y puedes organizar horarios. Porque parecer¨¢ que no es tan importante, pero si el de la cama de al lado no realiza tu prueba, a veces hay que hacer un puzle con los horarios de descanso y comidas.
Cuando todo este proceso est¨¢ asentado, hay que seguir destapando incertidumbres: orientarte en el hotel, saber cu¨¢les son las habitaciones de los fisios y m¨¦dicos, conocer el tiempo que se tarda en el traslado hacia la pista (en Mosc¨² comentan que ser¨¢n unos 50 minutos), las instalaciones, el tiempo de c¨¢mara de llamadas (ese periodo en el que los atletas tenemos que presentarnos e identificarnos antes de cada competici¨®n y que puede oscilar entre 20 y 50 minutos), c¨®mo es la comida en el hotel¡
Empiezas a desenvolverte algo mejor en este nuevo entorno cuando el sentimiento de desamparo se va transformando en nervios precompetitivos que muchas veces hacen que el sue?o sea m¨¢s ligero. Tu d¨ªa a d¨ªa se convierte en una inactividad completamente preparada. La cama es tu lugar favorito durante la mayor parte de las horas, porque el cuerpo es listo, mucho, y se aletarga cuando prev¨¦ la que le viene encima. El reloj va m¨¢s lento, la jornada se hace m¨¢s larga y parece alejarse el momento. Ese momento para el cual has estado trabajado todo el a?o, el que te pueden quitar de un plumazo, el que entreno tras entreno has estado orientando tu trabajo.
De repente se acerca el momento, el nudo en el est¨®mago se cierra m¨¢s, oyes tu pulso, la temperatura corporal aumenta levemente y t¨² lo sientes. Te duele todo, aparecen dudas que empiezan a revolotear a tu alrededor¡ ?plof! Toda la nebulosa negativa se esfuma, empiezas el calentamiento y te sientes m¨¢s vivo que nunca. Las ganas, la ambici¨®n, el olor de la competici¨®n envuelve cada uno de tus poros. Ya no hay miedo alguno, porque sea el pa¨ªs que sea, en el estadio no est¨¢s perdido, es tu sitio, el sitio que has buscado todo el a?o.
Isabel Mac¨ªas es subcampeona europea de 1.500 en pista cubierta y estuvo en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres.
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