Bragado mira al futuro
A los 43 a?os, el atleta con m¨¢s Mundiales (11), acaba 12? en los 50 kil¨®metros marcha
Jos¨¦ Ignacio D¨ªaz sali¨® de la pista renqueante y con una gran bolsa de hielo en la mano, como todos los marchadores. Sus 50 kil¨®metros sin levantar los pies del suelo y sin doblar las rodillas hab¨ªan sido un suplicio, con dos paradas t¨¦cnicas por diarrea, en el kil¨®metro 16 y en el 20, vomitando sobre la marcha en el 22, deshidratado y con calambres tras cruzar la meta en el estadio Luzniki, lo que da una idea de la dureza de la prueba. D¨ªaz lleg¨® el 34? y Claudio Villanueva, el 18?. Andaba el primero intentando explicarse qu¨¦ hab¨ªa pasado cuando se acerc¨® por detr¨¢s Jes¨²s ?ngel Garc¨ªa Bragado, Chuso, plet¨®rico a sus 43 a?os y ya oficialmente el atleta con m¨¢s Mundiales de la historia.
D¨ªaz par¨® dos veces por diarrea, luego vomit¨® y lleg¨® con calambres y deshidratado
¡°Me he sentido otra vez un atleta despu¨¦s de varios a?os arrastr¨¢ndome¡±, dijo Garc¨ªa Bragado de su 12? puesto, de sus 3h 46m 38s, que no solo son su mejor marca de la temporada sino de los a?os que lleva de cuarent¨®n y que le han permitido borrar de golpe la decepci¨®n que supuso retirarse de la marcha ol¨ªmpica de Londres el verano pasado y de las malas sensaciones de los ¨²ltimos a?os. Sentirse atleta, reflexionaba el d¨ªa antes de la prueba sentado en la cafeter¨ªa del Cosmos, el hotel de estilo sovi¨¦tico en el que se aloja el equipo espa?ol, es precisamente lo que le empuja a seguir marchando a pesar de que, por edad, est¨¢ m¨¢s cerca de los entrenadores y directivos de la federaci¨®n que de sus compa?eros. Y sentirse atleta, aunque no se pueda explicar muy bien con palabras pero s¨ª con fogonazos, con im¨¢genes como la del marchador al atardecer practicando en los campos cercanos a El Prat, es tambi¨¦n lo que le ha permitido seguir entren¨¢ndose atendiendo solo a su instinto, a lo que le dice su cuerpo y, claro, cumpliendo con sus otras obligaciones. Porque Bragado, como la mayor¨ªa de los hombres de su edad, tiene dos hijas adolescentes y un trabajo, de concejal del PP en Sant Adri¨¢ del Bes¨®s (Barcelona).
Pero con las caderas como nuevas gracias a las h¨¢biles manos de un cirujano y la espalda tranquila desde que adem¨¢s de ser marchador tambi¨¦n le da a la nataci¨®n, Chuso Garc¨ªa Bragado ha logrado recuperar sensaciones y, aunque no su mejor marcha ¡ªla que le hizo campe¨®n mundial en su estreno, hace exactamente 20 a?os, y la que le ha dado tres medallas mundiales m¨¢s, la ¨²ltima aquel bronce casi prodigioso en Berl¨ªn 2009¡ª, le permite seguir entre los mejores del mundo.
¡°Me he sentido otra vez un atleta despu¨¦s de varios a?os arrastr¨¢ndome¡±, dijo Garc¨ªa Bragado de su 12? puesto
A pesar de todo ello, ni siquiera ¨¦l mismo se esperaba marchar tan bien, tan suelto ¡ªno recibi¨® ni un aviso de los jueces¡ª en una ma?ana m¨¢s fresca que las anteriores porque aunque brillaba el sol las calles moscovitas amanecieron mojadas por la lluvia. ¡°Con los entrenamientos que hab¨ªa hecho me hab¨ªa planteado hacer una marca de 3h48m y he bajado de 3h 47m. Por eso estoy muy contento¡±, afirm¨®.
Pero lo que m¨¢s sorprende en este hombre enjuto de ojos chispeantes y hablar extremadamente tranquilo, madrile?o de Canillejas asentado en Catalu?a, no es el cron¨®metro ni el puesto, ni siquiera que siga ah¨ª ¡ªle saca casi una d¨¦cada al siguiente participante m¨¢s veterano, un bielorruso de nombre Trotski, que termin¨® 14?¡ª sino sus ganas de futuro. ¡°Espero que cuenten conmigo al menos un a?ito m¨¢s¡±, subray¨®, sincero, con la vista ya puesta en los Europeos.
Los rivales ¡ªel campe¨®n ayer fue el irland¨¦s Hefferman que se entren¨® con Paquillo Fern¨¢ndez a las ¨®rdenes de Korzeniowski y que a¨²n prepara las grandes citas en Guadix¡ª y sus j¨®venes compa?eros ya no se extra?an de la longevidad de Bragado. Pero reconocen, asombrados, el m¨¦rito. Jos¨¦ Ignacio D¨ªaz, con 10 a?os menos, y contento a pesar de haber entrado el 34? porque no estuvo en Londres 2012 y fue eliminado en Daegu: ¡°Lo que ha hecho es para quitarse el sombrero, pero con ¨¦l ya no quedan sombreros¡±.
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