Inquietante ¡®deja vu¡¯
En un ejercicio competitivo entre dos contendientes, casi todo se puede explicar desde dos prismas, la virtud o el defecto. El buen o mal hacer queda casi siempre condicionado al valor que le des a lo propio y a lo ajeno. Un canast¨®n puede ser minimizado criticando la defensa o una mala actuaci¨®n justificada por el buen hacer del contrario. Delimitar lo que corresponde a una cosa o a otra es muy personal y admite opiniones. El desplome de la selecci¨®n en el ¨²ltimo cuarto, donde dilapid¨® una ventaja de 15 puntos para terminar en la lona en una pr¨®rroga que nunca debi¨® existir, podr¨ªa explicarse a trav¨¦s del elogio de los italianos, que porfiaron contra la l¨®gica que dictaba que este partido ya estaba sentenciado cuando a falta de ocho minutos la diferencia en el marcador era enorme. Pero esta pel¨ªcula, con diferentes matices, ya la hemos visto tres veces en este torneo, por lo que se puede llegar, sin grandes riesgos, a la teor¨ªa fundada de que el equipo espa?ol tiene un grave problema cuya responsabilidad es exclusivamente suya.
La victoria de Croacia y su significado fue como un sedante para la selecci¨®n, que sali¨® medio dormida
Espa?a no termina de cerrar los partidos cuando estos llegan vivos al terreno de la definici¨®n, incluso cuando lo alcanzan con el rival malherido y a falta de un ¨²ltimo empuj¨®n. De repente, su defensa deja de ser efectiva (a los 26 puntos encajados ante Eslovenia y los 27 frente a Grecia, ahora se suman los 25 de Italia en el ¨²ltimo cuarto) y el ataque se va complicando minuto a minuto. Donde antes hab¨ªa v¨ªas de resoluci¨®n, ahora aparecen problemas de circulaci¨®n o precisi¨®n. Desaparecen las ideas claras, cosas que se han hecho bien durante mucho minutos, como sacar m¨¢ximo provecho a Marc Gasol, se quedan por el camino y el equipo va entrando en barrena. Cambian los jugadores pero la din¨¢mica, una vez iniciada, parece un tren sin frenos. Confirmando que el ¨¢nimo es como la energ¨ªa, ni se crea ni se destruye, solo cambia de lado, a la misma velocidad que Espa?a se va enredando, los contrarios se rearman en intensidad y confianza, lo que incide directamente en su punter¨ªa y como le ocurri¨® a Italia despu¨¦s de una nefasta racha en el tiro exterior, el aro se convierte en una piscina donde les entra casi todo, lo que no es casualidad. El asunto es feo, pues llegan los momentos decisivos y la repetici¨®n de din¨¢micas pueden terminar instal¨¢ndose en las mentes de los jugadores, que lo menos que necesitan cuando se alcanzan la fase del KO, son dudas.
De todas formas, y dejando la conclusi¨®n definitiva para cuando toque, el partido fue m¨¢s bien raro. La victoria de Croacia y su significado fue como un sedante para la selecci¨®n, que sali¨® medio dormida y como consecuencia fue pasada por encima por una Italia que me dio la impresi¨®n que nunca se tom¨® el encuentro como un vida o muerte. Tuvo que hacer Sergio Rodr¨ªguez de despertador en el segundo cuarto y una vez igualado el debate, Marc Gasol hizo acto de presencia.
Donde antes hab¨ªa v¨ªas de resoluci¨®n, ahora aparecen problemas de circulaci¨®n o precisi¨®n
Seguramente picado por el comienzo intimidador de Cusin, su marcador principal, se propuso darle una lecci¨®n de qui¨¦n es qui¨¦n, y se hizo el amo del partido demostrando todo el enorme talento que atesora. Y en esas est¨¢bamos, saboreando la superioridad de Marc, la extraordinaria y singular clase de Sergio Rodr¨ªguez, o pensando en Lituania como rival cuando sobrevino el nuevo apag¨®n. No es descabellado pensar y podr¨ªa hasta ser entendible, que Espa?a diese el partido por ganado, pues casi lo estaba. Pero lo preocupante fue que una vez que se vio que quedaba faena, el equipo fue incapaz de cambiar la tendencia negativa en la que se hab¨ªa metido.
La derrota deja a nuestra selecci¨®n por la (te¨®rica) parte dif¨ªcil del cuadro, con Serbia, Francia y Eslovenia como compa?eros de viaje, aunque esto, comparado con la sensaci¨®n de inquietante deja vu que dej¨® el partido, se queda casi en pura an¨¦cdota.
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