El Valencia, en el desguace

En su encomiable intento por reinventar el Valencia, el presidente, Amadeo Salvo, se olvid¨® de lo fundamental: el primer equipo. M¨¢s pendiente de pintar un murci¨¦lago en la grada, preparar un himno nuevo y ungir a la cantera como el man¨¢ de todas las soluciones, Salvo desatendi¨® la continuidad del anterior entrenador, Ernesto Valverde, y tampoco respet¨® el fichaje acordado de Iago Aspas. La marcha de Soldado termin¨® por desguazar la plantilla. La ilusi¨®n y las palabras grandilocuentes de Djukic no han evitado el desastre. El Valencia es un equipo a la deriva, sin f¨²tbol ni referentes (?capit¨¢n esta vez Banega!), maltratado en Mestalla por un conjunto mediano de la Liga inglesa.

La jugada se ha convertido en un cl¨¢sico en el cuadro de Djukic: pierde Banega como ¨²ltimo hombre del centro del campo y gol del contrario. O algo peor, la expulsi¨®n de Rami, que hubo de agarrar a Bony cuando enfilaba a Guaita. Corr¨ªa el minuto 10 y para un equipo tan tocado psicol¨®gicamente supuso una tumba. El clavo lo puso Djukic al retirar poco despu¨¦s a Fede (la ¨²nica esperanza de desbordar con un cambio de ritmo) por el central Ricardo Costa en lugar del despedido Rami.

Tras la bandera blanca del t¨¦cnico serbio, el gol inmediato del Swansea, en una contra rematada por Bony a un centro de Michu. En una posici¨®n tan retrasada, Banega es un peligro para su defensa, confirmado ante el Milan en pretemporada, en Liga ante el Bar?a y esta vez frente al rival gal¨¦s. Muy recurrente. El resto de la primera parte fue un rondo del Swansea, poblado de espa?oles, seis en la alineaci¨®n, por cinco en el Valencia. El oficio de Ca?as, la habilidad de Pozuelo y, sobre todo, la presencia de Michu. Aunque esta vez no encontraron oposici¨®n. El p¨²blico despidi¨® con un broncazo en el descanso a sus jugadores.

Estos se marcharon cabizbajos, sin una pizca de aire ni de car¨¢cter. Irreconocibles todos, con un estado f¨ªsico deplorable. En una especie de d¨ªa de la marmota, es un episodio calcado al del pasado ejercicio, cuando los futbolistas decidieron que el t¨¦cnico, en aquel caso Pellegrino, no era de su gusto. La segunda parte precipit¨® lo inevitable. El derechazo de Michu (aplaudido en su posterior despedida) tras un pase interior de Pozuelo; y el golazo de falta de De Guzm¨¢n, un jugador rechazado por el Villarreal hace dos a?os. As¨ª est¨¢ el Valencia, a un paso del desguace.