Un balance esperanzador
Catapultada por el mejor partido de Llull, al que no hab¨ªamos visto todav¨ªa en su mejor versi¨®n, Espa?a destroz¨® a una Croacia que present¨® como ¨²nico aval la punter¨ªa de Bodganovic en los dos primeros cuartos, poca cosa para optar a subirse al podio. Seguimos sumando medallas y aunque el bot¨ªn no es el deseado, ser¨ªa injusto despojarle del valor que tiene. En un a?o complejo, donde por diversas razones dejamos en casa una ingente dosis de talento y liderazgo, no se ha conseguido el sobresaliente, pero deja suficientes buenas noticias como para considerarlo esperanzador. La primera es que la selecci¨®n sigue siendo un grupo competitivo. Est¨¢ claro que somos m¨¢s vulnerables, como bien se ha demostrado en este torneo, pero con todos los peros que se le quiera poner, basados muchos de ellos m¨¢s en el espl¨¦ndido pasado que en la realidad presente, hay que recordar que nos hemos quedado a un tiro de jugar la en¨¦sima final.
Faltan cosas, el equipo no es tan redondo como nos hemos acostumbrado a tener, se ha echado en falta alg¨²n jugador que evite la excesiva Marcdependencia o apuntalar, qui¨¦n sabe si con gente como Claver, Aguilar o una posible futura presencia de Mirotic, esa posici¨®n de cuatro bajo o tres alto tan necesaria en el baloncesto actual. Pero el equipo sigue siendo reconocible en algunos aspectos capitales. Con mayor o menor fortuna su credo es inamovible, basado en una gran conciencia colectiva, una buena capacidad de recuperaci¨®n an¨ªmica que volvi¨® a demostrar ante Croacia, el conocimiento de las mec¨¢nicas de los campeonatos y una forma de entender el juego compartida por todos.
Si analizamos el desarrollo del europeo, muchos de los problemas capitales que nos lastraron pueden explicarse desde lo f¨ªsico. En esos ¨²ltimos cuartos que nos han condenado hasta en cuatro ocasiones, a Espa?a le falt¨® cuerpo y aliento ante equipos m¨¢s corpulentos y defensas extremadamente duras. El estilo, tan agresivo en la defensa propia y veloz en la transici¨®n hacia la contraria que ha intentado siempre poner en pr¨¢ctica, unido a una no muy profunda y significativa rotaci¨®n en los hombres clave y el esfuerzo extra que hay que hacer cuando est¨¢s en desventaja de cent¨ªmetros y m¨²sculo tampoco ayud¨® para la necesaria oxigenaci¨®n que permitiese un buena claridad de ideas en los ¨²ltimos minutos. El partido ante Francia fue un buen ejemplo de una problem¨¢tica repetida a la que nunca pudimos poner remedio y que habr¨¢ que intentar solucionar en el futuro.
El futuro se mira sin mayor inquietud que la que puede provocar el que despu¨¦s de tantos a?os de inmortalidad, ahora seamos humanos
Otro de los puntos de inter¨¦s era el observar los obligados movimientos en la jerarqu¨ªa del grupo que provocaban las ausencias sobre todo de Pau y Navarro. La orfandad dejada se ha notado, sobre todo en esos finales, y no pod¨ªa ser de otra forma, pero hay motivos para pensar que el tiempo y la maduraci¨®n terminen por apuntalar un colectivo que tiene solidez suficiente como para que no cunda el p¨¢nico Marc ha cumplido sobradamente en la pista y en la ascendencia, convirti¨¦ndose en el eje de casi todo. Rudy o Calde tambi¨¦n ha le¨ªdo bien las nuevas necesidades, Ricky ha estado mucho m¨¢s incisivo, Sergio Rodr¨ªguez ha confirmado la importancia como revolucionario que tiene en el Madrid, hemos visto por fin a Claver aprovechando su oportunidad y tambi¨¦n ha habido buenos apuntes de Aguilar.
En definitiva, que el a?o cr¨ªtico se solvent¨® sin cohetes que tirar pero con un resultado y comportamiento general que a la espera de confirmar la definitiva despedida de la generaci¨®n m¨¢gica, hace mirar hacia el futuro sin mayor inquietud que la que puede provocar el que despu¨¦s de tantos a?os de inmortalidad, ahora seamos humanos. Jugadores, afici¨®n y medios de comunicaci¨®n tendremos que acostumbrarnos.
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