El Madrid respira aire fresco
Modric y Marcelo dan juego y consistencia y Di Mar¨ªa y Cristiano golpean al d¨¦bil Copenhague
Marcelo a media marcha y Modric en el carril que hasta ahora hab¨ªa ocupado Isco alumbraron la noche cuando comenzaba a cerrarse sobre el Madrid y su hinchada impaciente. Despu¨¦s de dos semanas de incertidumbre y desorden estos cambios fueron aire puro para el equipo. El Copenhague se deshizo sin respuestas ante su direcci¨®n y ante la pegada de Cristiano y un soberbio Di Mar¨ªa.
Ancelotti desconfi¨® de Isco desde la pretemporada. Nunca le vio cualidades de interior y le reserv¨® consideraci¨®n de segunda punta. Le mantuvo en el costado porque el malague?o es una debilidad del presidente, Florentino P¨¦rez, porque es popular entre la hinchada, y porque demostr¨® coraje e instinto goleador en varias ocasiones. Con el aumento del roce competitivo la falta de oficio de Isco en el centro del campo se hizo evidente. La derrota en el derbi le sirvi¨® al t¨¦cnico de pretexto para hacer lo que hab¨ªa ponderado hac¨ªa tiempo: poner a Modric en la izquierda. El efecto fue inmediato en un equipo que ven¨ªa sufriendo una alarmante escasez de conductores con criterio. Modric se ofreci¨® entre l¨ªneas para canalizar el juego, y cuando tuvo que defender fue atento al quite en auxilio de Marcelo y Varane. Su despliegue meti¨® en harina a los delanteros y permiti¨® las aventuras de Marcelo por afuera.
R. Madrid, 4; Copenhague, 0.
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo; Khedira (Morata, m. 74), Illarramendi, Modric (Isco, m. 66); Di Mar¨ªa, Benzema (Jes¨¦, m. 81) y Cristiano. No utilizados: Diego L¨®pez; Coentr?o, Sergio Ramos, y Arbeloa.
Copenhague: Wiland; Jacobsen, Mellberg, Sigurdsson, Bengtsson; Claudemir, Delaney; Gislason, Toutouh (Bola?os, m. 63); Braaten (Adi, m. 66) y Jorgensen (Kristensen, m. 72). No utilizados: Jensen; Remmer, Margreitter y Vetokele.
Goles: 1-0. M. 21. Cristiano. 2-0. M. 65. Cristiano. 3-0. M. 70. Di Mar¨ªa. 4-0. M. 91. Di Mar¨ªa.
?rbitro: Matej Jug (Eslovenia). Amonest¨® a Modric y Delaney.
Unos 70.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
El cambio de posici¨®n de Modric y la reaparici¨®n de Marcelo? supusieron uns revoluci¨®n respecto a las ¨²ltimas jornadas. El brasile?o es un futbolista descomunal que en el Madrid es doblemente valioso porque nadie desborda como ¨¦l. Cuando la maniobra se empantana, Marcelo es el rompedor. Burla por potencia y por habilidad. Su pie izquierdo, ¨²nico en la plantilla, es la mano de un malabarista. Los del Copenhague no debieron percatarse porque Gislason apenas baj¨® acompa?¨¢ndole. No le apret¨® y Marcelo comenz¨® a cruzar centros. El primero lo intercept¨® Benzema de cabeza y lo envi¨® fuera. Marcelo continu¨® colgando centros. El cuarto fue gol. Lo atac¨® Cristiano al segundo palo, le gan¨® la posici¨®n al central, Gislason, sobrevol¨® al portero, Wiland, y cabece¨® a la red. Fue la t¨ªpica irrupci¨®n de Cristiano. Una obra registrada.
El Copenhague exhibi¨® carencias de todo tipo. Ni se caracteriz¨® por defender con agresividad, ni se orden¨® especialmente bien, ni dispuso de suficientes futbolistas con sensibilidad para mover la pelota. Parec¨ªa un rival propiciatorio, salut¨ªfero en tiempos de indefinici¨®n. Pero el Madrid no lo aprovech¨® con la facilidad de otras ¨¦pocas. No tuvo continuidad en su juego y dio la impresi¨®n de que el paso del tiempo penalizaba su resistencia f¨ªsica. Marcelo comenz¨® a dar se?ales de fatiga tras un mes de baja, Modric perdi¨® aliento, Illarramendi se vio demasiado solo para proteger a los centrales y respondi¨® con titubeos, y Khedira desapareci¨® de todas las jugadas, escap¨¢ndose hacia una llegada improbable, como un imitador del Piojo L¨®pez, pero sin gol.
El cambio de posici¨®n del volante y la vuelta del lateral supusieron una revoluci¨®n
Durante m¨¢s de 40 minutos el partido se encamin¨® hacia el armisticio. El Copenhague alcanz¨® el descanso aferrado al 0-1, se parapet¨® en su campo, concedi¨® pocos espacios para las carreras de Cristiano, y lo libr¨® todo al azar del bal¨®n parado. Por ah¨ª se advirti¨® la falta de costumbre competitiva de Casillas. Poco habituado a circular en el tr¨¢fico del ¨¢rea no consigui¨® descolgar un c¨®rner y Jorgensen le gan¨® de mano en el cabezazo. La pelota se estrell¨® en el larguero y rebot¨® en Modric cuando parec¨ªa que se colaba. Fue la mejor ocasi¨®n del equipo dan¨¦s en toda la noche.
Una combinaci¨®n de lujo entre Di Mar¨ªa y Benzema destroz¨® la ¨²ltima resistencia de Sigurdsson y Mellberg. El argentino busc¨® al franc¨¦s en el borde del ¨¢rea y se obr¨® una peque?a maravilla. Taconazo de Benzema para devolver la pared y centro de rabona de Di Mar¨ªa, como medido para el salto de Cristiano. Salto, suspensi¨®n, cabezazo y 2-0.
El argentino recibi¨® de taconazo de Benzema y centr¨® de rabona para CR
Ancelotti aprovech¨® la fiesta para retirar al fatigado Modric y dar entrada al joven Isco en medio de dos chispeantes ovaciones. Reventado el partido, los jugadores visitantes se atrevieron a dar un paso al frente y sufrieron las consecuencias. Di Mar¨ªa los castig¨® con una de sus arrebatadoras incursiones por el carril del ocho, arm¨® la zurda y ajust¨® el tiro al segundo palo. El 3-0 anim¨® al entrenador a echar le?a al fuego del populismo: quit¨® a Khedira y a Benzema y meti¨® a Morata y Jes¨¦. Todo sigui¨® igual. Di Mar¨ªa pill¨® un rebote, dio otro latigazo, y el marcador ilumin¨® el 4-0.
Los ¨²ltimos instantes del partido propiciaron emociones fraternales. La culpa la tuvo Casillas, que desactiv¨® a Bola?os en un mano a mano y sac¨® dos remates a bocajarro de Adi a la salida de dos c¨®rners. El Bernab¨¦u tembl¨® hasta los cimientos con un grito de calor: ¡°?Iiiiiiikeeeeeeer!¡±.
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