El Athletic borra al Villarreal
El equipo rojiblanco se da un ba?o de tranquilidad ante un rival directo
Los ¨¢rbitros est¨¢n para que se les critique, para darles con la regla en las u?as aunque no les duela, para silbar aunque no oigan, para protestar aunque no escuchen. Pero, tambi¨¦n est¨¢n para despertar los partidos, para agitar la contienda, para revolverlos. Poco se imaginaba Jos¨¦ Antonio Teixeira que un par de faltitas lejos de la zona de minas iban a ser tan determinantes en el despertar turbulento de un equipo dormido, en este caso el Athletic, anestesiado por el orden pretoriano del Villarreal. Era todo tan plano que lo cambio Vitienes en dos cuestiones intrascendentes: se?al¨® una falta de Aduriz, que no era, en una jugada balad¨ª y un minuto despu¨¦s otra, que tampoco era, de Balenciaga en un costado insulso del campo. Y el Athletic se encabrit¨®. El f¨²tbol que no ten¨ªa se convirti¨® en desahogo y al minuto siguiente de la segunda falta, el en¨¦simo centro de Iraola lo enganch¨® con la cabeza Mikel Rico, un futbolista inesperado en el ¨¢rea salvo en los casos de salvamento y socorrismo. Y dos minutos despu¨¦s, Musacchio, supuestamente un baluarte, arri¨® bandera en un despeje de cadetes (o lo que fuera lo que quisiera hacer, que eso solo lo sabe ¨¦l) y le dej¨® el bal¨®n a Aduriz, con Asenjo como ¨²nico contrincante de su paseo. San Mam¨¦s enmudeci¨® y esper¨® la carrera del guipuzcoano, que estaba m¨¢s seco que un arenque de vacaciones. Pero Aduriz la enchuf¨®, porque el regalo de Musacchio no merec¨ªa un desprecio.
ATHLETIC, 2; VILLARREAL, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegui, Laporte, Balenziaga; Iturraspe (San Jos¨¦, m. 73), Mikel Rico (Be?at, m. 79); Susaeta, De Marcos, Muniain; y Aduriz. (Toquero, m. 87) No utilizados: Herrer¨ªn, Herrera, Albisua y Guillermo.
Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Dorado, Jaume Costa; Bruno, Pina, Aquino (Trigueros, m. 45), Cani; Jonathan Pereira (Moi G¨®mez, m. 45) y Gionani (Uche, m. 63). No utilizados: Juan Carlos, Pantic, Pablo y Perbet.
Goles: 1-0. M. 32. Rico. 2-0. M. 34. Aduriz.
?rbitro: Teixeira Vitienes II. Expuls¨® a Bruno (m. 45 por doble amarilla) y monest¨® a a Iturraspe, Iraola,. Mikel Rico, Cani y Jonathan Pereira, Susaeta, Trigueros, San Jos¨¦.
Unos 35.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Y todo hab¨ªa ocurrido porque s¨ª, porque Teixeira hab¨ªa cambiado los an¨¢lisis de partido y el Athletic hab¨ªa demostrado que solo reacciona en el nuevo San Mam¨¦s cuando le dan en el morrillo (siempre empezaba perdiendo) y como el Villarreal era m¨¢s acad¨¦mico que una cumbre de embajadores, pues dos rejonazos insulsos encelaron al toro y durmieron al torero.
Porque el Villarreal era pura ortodoxia, sangre fr¨ªa, pero fr¨ªa, fr¨ªa hasta el punto de que Giovani parec¨ªa un meritorio asustado, perdido, olvidado. Un par de pases de Cani, lejos, muy lejos del ruedo, casi en el burladero y antes de salir el toro.
No era el Villarreal un equipo jug¨®n sino con m¨¢s aire de jugadillero frente a un Athletic que hab¨ªa dejado a sus jugones en el banquillo (Be?at, Herrera) por distintas razones. El factor sorpresa era Mikel Rico, el supuesto medio escoba, la aspiradora del medio campo, el mediocentro que ve m¨¢s a sus defensas que a sus delanteros. Pero era una trampa. Valverde le adelant¨® 10 metros sin que desatendiera los diez metros por detr¨¢s y descabalg¨® al Villarreal, que quiz¨¢s se esperaba otra cosa. Pero lo cierto es que un presunto secundario se comi¨® la pel¨ªcula ¨¦l solito. Ni Pina ni Aquino ni Bruno (mientras estuvo en el campo, antes de ser expulsado al borde del descanso) pudieron entender qu¨¦ hac¨ªa ese chico calvo y poderoso que se enfrentaba por igual a los medios, a los defensas y a los delanteros. Menos a¨²n le entendieron cuando hizo el primer gol, llegando de la estepa, tras auxiliar a sus compa?eros, primero, para recuperar el bal¨®n, y despu¨¦s para abrir el regalo de su compa?ero Iraola. Rico le explic¨® al Villarreal que no hay decreto alguno en el f¨²tbol que proh¨ªba al mediocentro pisar el ¨¢rea contraria, que los sue?os son libres.
Luego el regalo lo hizo Musacchio, equivocando el destinatario, lo que Aduriz agradeci¨® como solo un goleador agradece que le abran el grifo cuando le carraspea la garganta. En ese momento muri¨® el Villarreal. El ¨²ltimo estertor lo dio cuando Bruno fue expulsado al borde del descanso por acumulaci¨®n de tarjetas amarillas.
De no haber sido por la voracidad del Athletic, ansioso, enamorado de su primera superioridad en el marcador en el nuevo San Mam¨¦s y por la inferioridad num¨¦rica del rival, el partido se hubiera convertido en una lluvia de oto?o, fina y seca, m¨¢s llorosa que insolente.
Valverde sigue explorando los recursos ajeno a las cr¨ªticas a sus variantes
Quer¨ªa el Athletic engrandecerse, autoestimarse tras muchos sacrificios, darse un atrac¨®n antes del postre ante un rival que perdi¨® la fe en el descanso, aunque Marcelino le puso penicilina metiendo a Uche y a Trigueros, porque la ambici¨®n de ganar es siempre menos dolorosa, pase lo que pase, que asumir la derrota peque?a como un mal menor. Y con diez, y perdiendo 2-0, el Villarreal le exigi¨® el sueldo a Iraizoz por primera vez en el minuto 62 cuando tuvo que desviar un disparo con la pierna. Y ya pasado el minuto 80 prob¨® sus reflejos en un libre directo que le permiti¨® al guardameta reclamar su vela en la tarta.
Resulta que el castigo era el examen. Y el Athletic lo aprob¨® antes, con una nota elevada por la variedad de sus recursos, que Valverde sigue explorando ajeno a las cr¨ªticas a sus variantes. El submarino, en cambio, esta vez no flot¨®. Ni por encima ni por debajo.
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